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Me puedo considerar un fan de la serie. Cuando fue emitida en España, a mediados de la noventa, la vi de vez en cuando, sin ninguna continuidad, ya que aquellos fueron mis años
gambiteros y sentarme a ver la televisión no era algo frecuente. Tampoco ayudaban mucho los cambios de día de emisión, tratamiento normal que le hacen los canales españoles a las series norteamericanas (que se lo digan a los sufridos seguidores de "Urgencias" o de "A dos metros bajo tierra"). Sin embargo disfruté mucho de los capítulos que tuve ocasión de ver. Hace algún tiempo un amigo me dejó la serie completa (esas ventajas que ofrece el mundo tecnológico moderno) y ya voy a empezar a ver la quinta temporada. De hecho esta tarde, antes de ir al cine, he visto el último episodio de la cuarta: Mulder ha muerto. No se cómo lo harán pero supongo que resucitará en el comienzo de la quinta.
"Expediente X" era una serie precursora. "C.S.I.", sin ir más lejos, tiene exactamente la misma estructura. Era atrevida, además, en los temas que abordaba. Cualquier suceso paranormal imaginable ha pasado por sus guionistas, con preferencia por el fenómeno OVNI. Vampirismo, satanismo, apariciones fantasmales, mutaciones genéticas de todo tipo, poderes mentales, etc. Y siempre flotando por encima de todo, ese tono conspiratorio. Y lúgubre, claro.
La película. Han pasado los años (la serie finalizó en 2002) y ni Mulder ni Scully pertenecen ya al F.B.I. (desde que terminó la serie hasta ahora, me he tropezado con Gillian Anderson en el reparto de "Tristram Shandy" de Michael Winterbottom y con David Duchovny cepillándose a todo lo que se ponía a tiro en la bizarra serie "Californication": tantos años de tensión sexual con Dana Scully, que al final la obsesión desemboca en compulsión). Ella trabaja de médico en un hospital católico y él es una especie de fugitivo de la justicia que vive en la clandestinidad, con su póster
I want to believe colgado en la pared. ¿Serán pareja? ¿Habrá beso o habrá cama? (Esas preguntas, así formuladas, parecen retóricas: es como cuando un amigo para no contarme que Di Caprio moría al final de "Titanic", me preguntó:
¿Tu qué crees? ¿Qué se muere o qué se suicida?). Una agente del F.B.I ha sido secuestrada y un vidente (un excura pedófilo, nada menos) está tras la pista: ¿un médium? Vaya, eso parece un Expediente-X. Los agentes encargados del caso recurren a la experta pareja. Ella no quiere volver al puesto de caza fantasmas, harta de perseguir a tanto bicho raro (no se le puede reprochar: durante la serie es abducida, herida, infectada, muerta y resucitada, fallecen su padre y su hermana y encima Mulder no se lanza: para acabar harta y con razón: adiós a todo eso) pero él está loco por volver a la acción: es su esencia. La búsqueda de su hermana Samantha seguirá siendo el leitmotiv de sus investigaciones.
Chris Carter, creador de la serie, realiza un
bonus track, el consabido capítulo largo bien hecho, que hará las delicias de los incondicionales de las aventuras de Mulder y Scully. He echado de menos algunos
cameos: no sale el fumador, ni los geniales
Pistoleros Solitarios, aunque sí hace una breve aparición Skinner, el sufrido subdirector de los ínclitos agentes.
Bueno, voy a ver si están todos dormidos ya y veo tranquilamente el primer episodio de la quinta.
La verdad está ahí fuera.