martes, octubre 23, 2007

The 30th Anniversary of Punk

In 1977 I hope I go to heaven
Cos I been too long on the dole
And I can't work at all

Danger Stranger
You better paint your face
No Elvis, Beatles or The Rolling Stones
In 1977

In 1977 knives in west eleven
It ain't so lucky to be rich
Sten guns in Knigthsbridge

In 1977 you're on the never never
You think it can't go on for ever
But the papers say it's better
I don't care
Cos I'm not there
No Elvis, Beatles or The Rolling Stones
In 1977

"1977" - The Clash

The 30th Anniversary of Punk

lunes, octubre 22, 2007

"Una verdad incómoda", de Davis Guggenheim

En el año 1999, también se produjo una alarma a escala planetaria. Se trataba del conocido como Efecto 2000. La informática tiene su fundamento en las bases de datos y un dato sin fecha no suele servir de mucho, al menos a efectos contables. Se corría el riesgo de que los programas fallaran si se habían tratado las fechas con dos cifras para registrar el año en vez de con cuatro. O sea, 80 en vez de 1980. Al llegar el año 2000, los programas mal realizados tendrían en cuenta sólo el valor 00 y al intentar restar la fecha de un año anterior, 99, se produciría un error fatal. Sin ir más lejos, cualquier recibo que se pagase anualmente corría el riesgo de no ser cobrado. El apocalipsis tenía por tanto fecha y hora y las empresas se lo tomaron muy, muy en serio. No quedó línea de código sin revisar y se establecieron turnos de guardia especiales para que en la nochevieja de 1999 se hiciera frente a cualquier contingencia. Llegó el 01-01-2000 00:00:00, y no pasó nada. ¿Se magníficó un problema que no tenía por qué producirse o, como sucedió realmente, se hizo todo lo posible para evitarlo?
El documental "Una verdad incómoda" es esencial para comprender de una manera simple el problema que supone el aumento de las emisiones de CO2. Abrumadora cantidad de datos, de gráficas, de evidencias, que no pueden ser ignoradas. Se aportan algunas soluciones que pueden ser controvertidas, como la del uso de los biocarburantes, pero que no deben impedir que prevalezca el sentido último del reportaje: alertar de un problema real, mundial, catastrófico.
Y, sin embargo, he visto el documental esta noche en un canal de pago (al final dice una voz en off: 'Anime a sus conocidos a ver esta película': quiere decir a que paguen por verla) cuando debería haberse emitido ayer justo antes de la salida de la Formula 1 o antes del próximo Barcelona-Real Madrid (o durante, en vez de, después de). O repartirse el dvd de forma gratuita junto a un diario nacional en vez de que te regalen un reloj de plástico.
Otra verdad ruborizante es el protagonismo vergonzante que se le da al narrador del documental durante el mismo, eximio Nobel de la Paz: se le pinta como un adalid de la causa: debería haber hecho más cuando estuvo en el gobierno de su país: él sí podía. En realidad da igual mientras todo abunde en darle más publicidad al asunto, que probablemente es el mayor mérito que se le puede dar al ínclito conferenciante: los estadounidenses son los genios mundiales del marketing (incluso le dieron un Oscar por su actuación).
En el año 2000 el caos tenía día y hora. Ahora no se va a tener esa ventaja. Más vale empezar ya a pagar la factura de la reparación, si es que todavía tiene arreglo, claro.

domingo, octubre 21, 2007

"Bienvenido Mr. Chance", de Hal Ashby

Nadie sabe de dónde viene, de dónde ha salido (¿y quién es él?), pero a todos les parece un tipo genial. Un par de golpes del destino le colocaron en compañía de los poderosos. Estos, que tienen destrozados sus nervios, su salud, por la exigencia de sus cargos, por el afán de atar todos los cabos, siempre buscando el doble sentido de las frases, encuentran en Chance el jardinero una fuente inagotable de sentido común: la coherencia del absurdo: el orden que emana del caos. Así que las sentencias más intrascendentes pueden parecer citas de Confucio, más aún si las pronuncian una boca sin asomo de malicia, unos ojos cándidos e inocentes: un tío bien vestido. Chance, el rey del zapping, anticipa la sabiduría del hombre moderno: la televisión como fuente única de cultura. Es el mesías que va a simplificarlo todo reduciendo a escombros las teorías insondables de la macroeconomía global, portador implacable de la navaja de Ockham, caminante impoluto sobre las aguas fecales de las cloacas del poder.
La película es una crítica sutil de los mecanismos del poder y de los personajes que lo detentan. Peter Sellers se había visto obligado durante los años setenta a realizar varias secuelas de "La Pantera Rosa", lo que le había llevado a detestar al personaje de Clouseau (me gustó mucho "Llámame Peter", de Stephen Hopkins, un biopic de hace pocos años que se adentra en la turbulenta vida personal de Peter Sellers, interpretado por Geoffrey Rush). El actor consigue el reconocimiento postrero (moriría al año siguiente) con el papel de Mr. Chance , demostrando unas dotes para la actuación contenida lejanas de los ticks del histriónico inspector francés.
"Forrest Gump" era la consecución del sueño americano a través de la honradez y el esfuerzo, no importaba ser el más tonto de la clase. En "Bienvenido Mr. Chance", puede que sólo importe ser el más tonto de la clase. Y, como recuerda Louise la criada, ser de raza blanca. Y llevar traje cruzado y corbata, claro. Gran película.

domingo, octubre 14, 2007

"Diamante de sangre", de Edward Zwick

Estoy leyendo el libro "Armas, gérmenes y acero" del biogeógrafo (vaya titulación, ¿dónde se estudiará) Jared Diamond. El objetivo del mismo es intentar comprender por qué el reparto de poder y riqueza del mundo actual está establecido tal y como lo conocemos. Por qué unas zonas de la Tierra han evolucionado económicamente y culturalmente de un modo y no de otro. Aunque visto el tono inicial del libro, la pregunta se formula mejor como por qué los europeos sometieron y exterminaron a los indígenas americanos, africanos o australianos y no al revés. Por qué hubo un Congo belga y no una Bélgica congoleña. Desde la posición de salida, el colonialismo iniciado a finales del siglo XV, las diferencias tecnológicas y organizativas ya eran lo suficientemente grandes como para que los ganadores contaran con una ventaja imbatible. Pizarro, que sólo contaba con 200 soldados, capturó y sometió en Cajamarca al inca Atahualpa a pesar de que este contaba con un ejercito de 80000 hombres. Lo que no logró Leonidas en las Termópilas, lo consiguió el audaz extremeño en los Andes. ¿Por qué no fue al revés? ¿Por qué no cruzó Atahualpa el Atlántico y secuestró a Carlos I?
Los distintos países africanos se libraron del yugo colonial durante el siglo XX, pero la independencia política soñada no trajo consigo la independencia económica. El hombre blanco no se marchará nunca mientras quede un dolar por ganar. Guerras enquistadas durante décadas: a río revuelto... ya se sabe. El cine de los últimos años ha vuelto frecuentemente su mirada a ese cúmulo de penalidades: "Hotel Rwanda", "El jardinero fiel", "El último rey de Escocia", incluso "Black Hawk derribado", gran cine bélico, y sobre todo "La pesadilla de Darwin", el documental que supera cualquier ficción: no hay guión que dramatice mejor lo que sucede en África.
"Diamante de sangre" es la peor de todas ellas. No hay peor pecado en una película que el que no te la creas y esta lo comete sin posibilidad de indulgencia. Un guión sin continuidad lleno de diálogos pueriles, tópicos y Leonardo Di Caprio metido a mercenario sudafricano con escenas a lo Rambo. No me la creo. Ya me pasó con otra de este director llamada "En honor a la verdad", donde Meg Ryan hacía de piloto heroico de un helicóptero de combate: singular, cuando menos (de Edward Zwick, sin embargo, me gustó "Tiempos de gloria", aquella de un batallón integrado exclusivamente por antiguos esclavos durante la guerra de Secesión de Estados Unidos, con Matthew Broderick, Denzel Washington y Morgan Freeman).
Han retirado de las estanterías británicas "Tintín en el Congo" por su contenido racista. Desde luego que es así: políticamente incorrecto desde nuestra óptica actual. Pero es que se publicó en los años 30 del siglo XX, contexto histórico dónde debe situarse ese cómic. Yo lo leí de pequeño, asi que debo ser un racista de mierda. ¡Fuera el tebeo de la estantería y fuera el inmigrante de nuestra sacrosanta nación! Esquizofrenia y modernidad.

domingo, octubre 07, 2007

"Zodiac", de David Fincher

Zodiac, el asesino del zodiaco. A finales de los 60 y principios de los 70, un loco homicida aterroriza el estado de California. La figura del asesino en serie se suele caracterizar porque elige sus víctimas de forma bastante azarosa. Pasabas por allí y recibiste un tiro en la cabeza: el terror de los inocentes: nadie está a salvo. También es característico que el asesino, ávido de notoriedad, deje su firma en el lugar del crimen, como el naipe que dejaba el asesino de la baraja que actuó en España en el año 2003 (el del zodiaco, el de la baraja, el del tarot, el del ajedrez: la muerte como un juego más cuando la víctima no es el fruto de una venganza o de un odio personal, sino un daño colateral en la partida que se juega contra un ego superlativo y desquiciado). Y por supuesto los mensajes anónimos. Los de Zodiac fueron muy famosos porque a ellos se añadían unas notas codificadas con caracteres extraños que se pensaba que podían dar la pista clave de la identidad del asesino. Los periódicos de la época las publicaron como si fueran los dameros de las páginas de pasatiempos. Las cartas del asesino también sirvieron para inspirar el personaje de Scorpio, el malvado francotirador que aparece en "Harry el sucio", de Don Siegel, y que se estrenó en medio de la investigación de los crímenes de Zodiac (gran escena de los protagonistas acudiendo al cine para ver la película que logra lo que ellos no consiguen: Harry no sigue los procedimientos habituales, claro).
Mientras que Scorpio termina alegrándole el día a Harry Callahan, Zodiac arruinará la vida privada de los investigadores y periodistas que pretenden darle caza. Un caso que en la actualidad se ventilaría con un par de análisis de ADN y un spray de luminol, se enquista durante años. Caso abierto. Las pruebas son insuficientes, circunstanciales. La caligrafía, los antecedentes, la cronología, los testigos, los sospechosos. "-Pero soy poli. No puedo demostrarlo -Que no lo puedas demostrar no quiere decir que no sea verdad -Tranquilo Harry el sucio", le dice el inspector Toschi al dibujante Graysmith.
El director parece alejarse de su estética característica ("Seven", "El club de la lucha", "La habitación del pánico"), para realizar un thriller tranquilo que recuerda a "Todos los hombres del presidente", de Alan J. Pakula, no sólo por la ambientación, muy lograda, que pone a ambos filmes en la misma época, sino también por el modo en que se desarrolla la actuación de los protagonistas, siguiendo cada pista meticulosamente y empleando los análisis caligráficos en vez de la Magnum 44. Pero ya que también se hace referencia en la película a "Bullitt", de Peter Yates, además de a la ya mencionada "Harry el sucio", se puede pensar que existe un pequeño homenaje a ese cine de la época de los crimenes de Zodiac en el que se mezclaba acción e investigación criminal, protagonizado por superpolicias solitarios e indómitos, que hacían puré los bajos de los coches mientras descendían a toda velocidad las cuestas de San Francisco y para los que todos los casos acababan cerrados.