¿Quién liga más, Humphrey Bogart o Woody Allen? ¿Qué modelo masculino tiene más posibilidades de salir emparejado de una discoteca, el distante o el gracioso? ¿El canalla castigador o el buenazo vulnerable? Porque ninguno de los dos es un adonis, para qué nos vamos a engañar: Bogart más fotogénico, eso sí, o, al menos, dotado de mejor percha para llevar sombreros y gabardinas además de una oportuna ausencia de dioptrías: gansters contra gafapastas, eterno combate. O no. Rick se despide de Ilsa para siempre, pierde lo que más desea empujándola a tomar un avión, pero ningún espectador duda de su victoria mientras él se aleja en compañía del capitán Louis Renault, a punto de celebrar su recién iniciada amistad. Allan (o Allen) desvanecerá finalmente las diferencias con su contrario, con su anhelo y su inspiración, al darse cuenta de que la estética del perdedor es la que realmente cultivó Bogart en su mítico Café Américain.
Play it again, Sam, tócala otra vez, la frase más famosa de "Casablanca" de Michael Curtiz: la más famosa y la que nunca se pronuncia: play it, Sam, le pide Ingrid Bergman al pianista interpretado por Dooley Wilson, que cantaba estupendamente "As Times Goes By" pero que no sabía tocar el piano: cántala pero no la toques de nuevo, amigo, eso será imposible. Sin embargo la frase play it again, Sam se volvió un ruego de uso popular, hizo fortuna, porque Woody Allen tituló así la obra de teatro en la que se basa la película. Vamos a ver "Casablanca" otra vez, Sam, vamos a verla una y mil veces, again and again, atrapados en la atmósfera de ese celuloide magnético y cautivador: por encima de todo "Sueños de un seductor" es un nítido homenaje cinéfilo. Y hacía mucho que no la veía pero he comprobado que me sigo riendo con ella. Gran Woody.
Diane Keaton inicia en "Sueños de un seductor" su trayectoria cinematográfica junto a Woody Allen, formando una de las parejas más perfectas que se hayan plasmado en fotogramas: química completa. De hecho la actriz ya había realizado el papel de Linda en la obra de teatro, había triunfado en Broadway, y el mismo año en que rodó "Sueños de un seductor" interpretó a Kay, la novia de Michael Corleone, para Francis Ford Coppola en "El Padrino": directa hacia las estrellas. La década de los 70 fue de intenso trabajo junto a Woody Allen, tarea que culminó con el Oscar por "Annie Hall". La última en la que Keaton actuó a las ordenes del director neoyorquino fue "Misterioso asesinato en Manhattan", hace veinte años. Sí, ya llovió desde aquello, pero ambos, cada uno por su lado, siguen rodando y rodando. ¿Qué tal juntarse a hacer otra película y comprobar que los rescoldos aún dan calor? Desde luego que convencer a Mia Farrow iba a ser mucho más complicado.