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domingo, agosto 22, 2010

"Las vidas posibles de Mr. Nobody", de Jaco Van Dormael

Si existen películas río, esta sería una película marisma: cauces de trama que se entrelazan, se conectan, se bifurcan y vuelven a separarse en dos, tres, cuatro corrientes distintas que en algún punto volverán a unirse. O no. Porque el director de esta cinta no permitirá que el espectador se deje llevar por un camino determinado, que crea que es el más cierto, el más seguro, el más bello o el más horrendo, sino que llegado el caso hará aparecer un precipicio o un callejón sin salida, devolverá al jugador a la primera casilla o invertirá el sentido de la marcha. Película laberinto y Nemo Nobody navegando por ella.
Encrucijadas vitales. ¿Qué hubiera sucedido si aquel día hubiera pronunciado palabras distintas, más oportunas, aquellas que puse en mi mente (iluminación tardía) cuando regresaba cabizbajo hacia casa, cuando la cosa ya no tenía remedio? Trenes que pasan una vez y que aún hacen sonar su silbato, nostalgia irreconciliable, desde alguna estación del pasado. Las oportunidades perdidas. Las vidas posibles que nunca se realizarán porque el tiempo sólo avanza en una dirección. O no. Película con momentos de divulgación científica y Jared Leto haciendo de Carl Sagan en "Cosmos". Big Bang, Big Crunch. El tiempo es lo que hace que las cosas sucedan una detrás de otra.
La cinta tiene una factura impecable (muy cara, al parecer; la factura, digo), llena de lenguaje cinematográfico. Fantasía visual de tono sci-fi que se combina con dramas cotidianos pero dotada de amable sentido del humor. La caracterización de Jared Leto como su álter ego anciano, último mortal disponible, es sencillamente formidable: un maquillaje sensacional acompañado de una gran actuación. Sarah Polley y Diane Kruger están excelentes en sus roles de novia loca una y perfecta media naranja la otra. Por poner algún pero hay pasajes donde el ritmo decae y otros en los que salta la alarma de haber alcanzado el máximo de la escala de ida de pinza: la película dura demasiado y quizás debería haberse metido un poco la tijera en la sala de montaje. También está algo rayado el disco de la canción "Mr. Sandman" a la hora de evocar la infancia del protagonista, más si se tiene en cuenta que esa parte de la acción transcurre en Europa a mediados de los años 70 y no en Chicago en 1957, por poner un ejemplo usamericano cualquiera.
Una agradable sorpresa: revisar la cartelera, mueca de fastidio al ver los estrenos del 20 de Agosto y una oportunidad a un título que lleva un tiempo en cartel y del que se han escrito opiniones opuestas. El azar, que es de lo que trata la historia. Bonita película.