Continuación de las aventuras del león amante del baile y sus amigos el cebra, el jirafa y la hipopótama. Relaciones amistosas por vecindad de jaula de zoológico: otros abrazos le daría el león a sus amigos si la productora de la cinta fuera National Geographic. Pero la fabulación permite esas licencias. Las fábulas, relatos protagonizados habitualmente por animales personificados (o prosopopeyados, si se me admite el palabro) de los que suelen acabar con moraleja, aunque este no sea el caso. La única enseñanza moral posible en esta película reside en la pura subversión: un león desprovisto de fiereza que arregla sus problemas poniéndose a bailar; el jirafa y la hipopótama que inician una relación contra natura. ¡Pardiez! ¡Esto parece una clase de educación para la ciudadanía! ¡Nunca hay cerca una manifestación en defensa de la familia cuando de verdad hace falta! Esas tiernas mentes vírgenes de los infantes, tan indefensas las pobres.
La verdad es que esta segunda parte ha perdido la gracia de la primera entrega y se nota por la ausencia de carcajadas en una platea llena de niños. Igual es que todos la han visto ya una docena de veces gracias al eMule y se saben los chistes de memoria, de modo que el único propósito que les lleva a esta tarde de cine y palomitas sea el de desollar hasta el hueso los bolsillos de sus padres de la manera más estúpida: las largas tardes de las vacaciones navideñas, ay. Una cosa se salva y me parece una absoluta genialidad y es ese fantástico grupo de pingüinos (como tu ningüino) estajanovistas de las misiones imposibles y que provocan los momentos más ocurrentes de la cinta.
De cualquier forma será una película inolvidable: es la primera vez que Francisco va al cine.
A mi me encantó, al igual que la primera, y al menos me parece que posee, como dices, esa ausencia de moralismo. Gracias por leer mis listas, que hace falta su ratito, pero es hermoso que cada uno tengamos dispares gusto en cuanto a lo mejor del año, a mi me parece muy sano.
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