Una fábula de rock n' roll.
Leía "Chamamé", la espléndida novela del argentino Leonardo Oyola, una road novel salvaje y vertiginosa sobre dos delincuentes brutales y su suicida carrera sin redención. En un pasaje uno de ellos decide tatuarse una frase en el antebrazo: A ningún lado, ya, traducción certera de Nowhere Fast, el título de la canción que aparece al comienzo de "Calles de fuego". Encontrarme el homenaje a la película de Walter Hill me dejó sin aliento. Pensaba que yo era el único flipado de este mundo que situaba esa película en la propia lista de culto y no, resulta que Manuel "Perro" Ovejero, un delincuente homicida, terror del asfalto y amante del rock n' roll, tiene los mismos gustos que yo. Hay que ver. Supongo que la película también le gusta al escritor de la novela, ya que la menciona. Es fácil establecer paralelismos entre la novela y el film: el mencionado "Perro" encaja en el papel de Tom Cody y su amistad peligrosa, Noé "El Pastor" (ese sorete, como le llama continuamente: en Argentina se usa para calificar a una persona de baja moral, despreciable; bueno,también significa mierda), sería sin duda el psicopata Raven Shaddock. Y si para ver la película en idioma original pongo subtítulos, también me habrían hecho falta para leer la novela y entender con soltura su banda escrita (sí, el argentino es un idioma distinto del castellano; la novela da prueba de ello).
En "Calles de fuego" Raven Shaddock (Willem Dafoe) secuestra a la cantante Ellen Aim (impresionante Diane Lane de 19 años). Un mero capricho: dos semanas de amor loco y después a secuestrar a otra. El suceso provoca el retorno de Tom Cody (interpretado por Michael Paré, un notable actor que pasó a la historia, no así sus dos compañeros de reparto que han mantenido un gran nivel en su carrera), antiguo novio de la cantante, perfecto tipo duro: el héroe con mirada de cowboy que se enfrentará al enloquecido motero rocker. Estética cincuentera que domina al completo la puesta en escena: rockabilly, tupés, teddy girls, motos custom, hells angels, grupos motown. Mucha música, incluidos los acordes de la guitarra de Ry Cooder prolongando en un vacío de vértigo la vibración de la cuerda: el momento del reencuentro. Y por encima de todo un romance. A true romance.
Mítica.
Otro gran Nowhere Fast:
Yo no la he vuelto a ver desde hace (glups), ¿15 ó 20 años? Al principio me pareció un poco kitsch, pero una vez que entras en su mundo resulta absolutamente adictiva. Recuerdo que la tenía grabada y la vi varias veces. Ahora tengo muchas ganas de volver a verla porque es una peli que goza de cierto culto.
ResponderEliminarEl colega Roski también le decicó un post hace tiempo.
Un saludo!
Desde principios de los noventa que no la veía. Ahora ha sido la primera vez que la he visto en VOS. Pensé que hubiera envejecido mal (la película y yo), pero no ha sido así (la película: a mi no hay Tom Cody que me salve ya). Me ha gustado tanto como entonces. No es la mejor película, but I like it.
ResponderEliminarSaludos.
La vi hace años pero me apetece de nuevo, porque es nostálgico ver ese comiendo de rebeldes con o sin causa. Y por todo lo que conlleva de nuestros propios recuerdos juveniles. Vaya, osea que los mismos gustos que un quinqui argentino! jejej
ResponderEliminarMerece la pena revisar "Calles de fuego": siempre quise ser Tom Cody. Y sí, los mismos gustos que el "Perro", no sólo en cine si no en música también. Recomiendo la lectura de "Chamamé". Absolutamente tarantiniana.
ResponderEliminarSaludos.