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Adrenalina.
El título original de la cinta, "The hurt locker", se usa para designar un lugar, una situación, un espacio en el que es muy probable que te vaya a pasar algo malo (el crimen del doblaje en el cine suele comenzar por las traducciones de los títulos: "En tierra hostil" es un título insustancial que sirve para cualquier película de guerra de la historia), el centro de la diana del que más vale alejarse a toda prisa. El protagonista de la película (Jeremy Renner; después pensé dónde había visto esa cara: en un capítulo de "House" haciendo de drogadicto: vaya casualidad, este tío debe ser el que más rostro de
colgado pone en los casting) es un adicto enfermizo a las emociones fuertes, un
yonki de la guerra (como decía Eric Banna en "Black Hawk derribado" de Ridley Scott) que con la excusa del deber cumplido disfruta atravesando a diario la delgada línea entre la vida y la muerte y regresa para contarlo. La vida civil de comprar en el supermercado, fregar los cacharros o acostar a los niños, es un mundo anodino y aburrido para el que ha cortado los cables de más de ochocientas bombas (Richard Harris en "El enigma se llama Juggernaut" de Richard Lester, por ejemplo, el personaje del artificiero a punto de cortar el cable del color correcto, un arquetipo del cine de acción que siempre ha funcionado de maravilla). Nihilismo vital: el truco está en convencerte a ti mismo de que ya estás muerto, aseguran los sicarios de los
narcos, y de ese modo el miedo a la muerte desaparece y el único castigo posible es esta perra vida mediocre. Pero en esta película la sensación de peligro no proviene sólo del explosivo a punto de activarse: el paisaje urbano de Iraq, demolido y machacado por la guerra, es propicio para que en cualquier momento un francotirador se aposte en una ventana y empiece a realizar su trabajo: el chute de adrenalina se contagia al espectador, en estado de alerta constante por la tensión que emana del celuloide. Gran película.
Kathryn Bigelow ya había realizado otras excelentes películas de adictos inusuales: Ralph Fiennes (tiene una aparición breve en "En tierra hostil": impronta de gran actor) haciendo de camello de recuerdos ajenos en aquella obra maestra de la ciencia ficción que era "Días extraños" o Patrick Swayze en "Le llaman Bodhi" encarnando a otro adicto al riesgo, una de sus mejores actuaciones, que quiere llevar por el mal camino al bueno de Keanu Reeves.
El morbo cinematográfico del año:
"Avatar" vs. "En tierra hostil". La directora estuvo casada durante un tiempo con James Cameron, hace un montón de años ya, entre 1989 y 1991. Cuando se divorciaron, Cameron debió decirle aquello de '
devuélveme las llaves de la moto y quédate con todo lo demás' porque, comparando la última película que ha realizado cada uno, parece que ella se quedó con el talento para el cine de acción y él con la moto, esa moto que lleva vendiéndonos un par de meses (fetén vendida, por cierto) y que en la noche de los Oscar se llevará el premio gordo. Me temo.