Se dice que todos tenemos un gemelo en alguna parte. En quién sabe qué rincón del mundo, se está paseando un fulano con nuestro mismo aspecto, puede que en Pernambuco, o tal vez sea en Tombuctú. Un doppelgänger, una proyección astral, una casualidad genética o quizás un hermano separado en la cuna. Muchos santos, como San Francisco de Asís, tenían la facultad de la bilocación, es decir, estar en misa y repicando, una habilidad que a tantos nos gustaría poseer, pero que cuando pretendemos ejercerla solemos toparnos con aquello de nadar y guardar la ropa. Nunca estamos satisfechos, ay, esa cualidad de supervivencia de la especie convertida en terrible muestra de codicia a poco que uno se descuide.
Anthony (Jake Gyllenhaal) es un triste profesor universitario de Historia. No triste porque sea una triste profesión la de transmisor de conocimientos, sólo faltaba, sino porque se le ve más triste que Marco el día de la madre. El afán cotidiano de dar clase, de no predicar en el desierto, los mismos discursos año tras año, como una piedra de Sísifo que termina aplastándote sin remedio. Ser otro: nowhere, fast. Apurar hasta la última gota la poción de Jekyll, encontrar al príncipe y darle el cambiazo por el mendigo. A Anthony se le propone un viaje a través del espejo, caer por el hueco del árbol, y la llave de Alicia resulta que está dentro de una película. Cómo no. Ver cine es la oportunidad más sensata y factible de vivir otras vidas, de experimentar emociones que ni por asomo tendremos en nuestra mediocre existencia social. El Macguffin no puede ser más acertado.
Avanza el metraje, doblándose en las esquinas y obligando al espectador a que se doble a su vez, a que visite zonas de su cerebro que, en mi caso, un tal David Lynch ha logrado abrir en varias ocasiones. Sería Lynch si la estética de "Enemy" hubiera decidido calentarse unos grados más, pero bien podría ser un Lynch más oscuro y menos neón. Y pensando en Lynch (y en "Mulholland drive" y en cuánto se echa de menos un largometraje suyo, van para diez años desde el último) surge Isabella Rossellini en los fotogramas, como una bofetada de azar.
Junto a Lynch tanta arquitectura, Toronto entero, arroja a la retina a otro gran esteta del celuloide, Michelangelo Antonioni, sobre todo el de "El grito" o "El desierto rojo": edificios que acumulan formas geométricas extrañas, laberinto hostil de hormigón y cristal en el que es tan sencillo perderse como encontrarse, encontrar al otro. Al otro Gyllenhaal. Cuento las películas que he visto de este actor como quien enumera alegrías. Desde "Donnie Darko" de Richard Kelly, film de culto, hasta la última que había visto de él, "Prisioneros", también a las órdenes del canadiense Denis Villeneuve. Jake Gyllenhaal se sitúa dentro de los personajes que interpreta a la perfección, caracteres que por lo general se colman de desesperanza, se sitúan unas millas más allá de estar de vuelta de todo, y conducen la trama a pozos oscuros, donde se mezclan sueño y realidad.
Referencias, referencias, una película que hace saltar todas las conexiones cerebrales (como suele suceder con las grandes películas: fábricas de preguntas, no de certezas) con lo visto, con lo leído, con tránsitos desabridos hacia el otro lado: Gregorio Samsa quiere ser un insecto, Peter Pank un licántropo, Renfield un vampiro, Don Quijote un caballero andante... "La posesión" de Andrzej Zulawski sobre todo, ese final de impacto para terminar de demoler las certidumbres del espectador, pero también "Inseparables" de David Cronenberg, la bipolaridad tomando cuerpo. Al final de la película, al iniciar los créditos, aparece la referencia real: "El hombre duplicado" de José Saramago. No figura esa obra entre la media docena de novelas que he devorado del genial escritor portugués. Habrá que arreglarlo.
La vi y la olvidé.
ResponderEliminarEso me recuerda a algo que dijo Sergio Ramos. Vaya, también se me ha olvidado...
Eliminarsuena interesante... y me gustó eso de que las películas buenas te dan mas dudas que certezas... y te hacen pensar.... y re pensar... salu2...
ResponderEliminarForzar al espectador a pensar, sacarlo de su frontera de seguridad. Un valor añadido, al menos yo lo pienso así.
EliminarMe encantó esta genialidad de Villeneuve, tan atractiva y enigmática... Me gusta mucho como el director juega a hacer del escenario una verdadera telaraña... Y de repente se me viene a la mente "De vierde man", con eso de la araña y otras similitudes. En fin, como que me dan ganas de verla(s) de nuevo.
ResponderEliminarSaludos.
Buena la referencia a Verhoeven, un director que en su vertiente menos comercial, en su etapa holandesa, logró un buen puñado de cintas que introducían un mundo particular, extraño, enfermizo. Esa característica siguió percibiéndose después, pero se diluía entre tanta pirotecnia visual.
EliminarAmigo Licantropunk, bastante en desacuerdo estamos en esta ocasión. La película tiene buenos mimbre, que para mi queda hundida en su afan arty y contracorriente. Y en cuanto a Saramago, nunca ha sido santo de mi devoción, y viendo películas como esta aún menos. Y no me compares a Villenuece con Cronenberg o Lynch, que le queda mucho, muchísimo que demostrar.
ResponderEliminarHace unas semanas hable de ella, por si te interesa...
Saludos
No sé qué es arty y en cuanto a lo de contracorriente, eso me parece una virtud, claro, cuando se pretende mostrar algo de un modo poco complaciente con la norma se suelen aportar puntos de vista inéditos. No lo comparo con nadie, no, más bien obtengo sus posibles inspiraciones y seguro que no voy nada desencaminado. Pero como ya escribo en la entrada, y es algo que yo no sabía cuando me puse a ver el DVD de la película, la inspiración real es una novela de Saramago, escritor que sin lugar a dudas no tengo que hacer ni el menor esfuerzo en defender, ha quedado en su justo sitio, apuntado en una lista que perdurará décadas después de que usted y yo nos pongamos el pijama de madera. En cuanto tenga un rato me paso por tu sitio y te comento.
EliminarLa peli me aburrió soberanamente y me pareció pretenciosa e ininteligible (cortita que debe ser una para estas cosas de duplicidades)
ResponderEliminarY el final... uffff.
Y es que tampoco Samarago, va a ser eso pensé al leer los créditos.
Saludos!
Cuando leo el adjetivo "pretencioso" me suele entrar urticaria, ja, ja. El director tiene cuatro largometrajes, no más, pero al parecer no es ningún advenedizo en esto de ponerse detrás de la cámara. Y el guionista que ha adaptado la novela de Saramago, Javier Gullón, pues tampoco. Y, sinceramente Marga, si el director hubiera querido ponerse "estupendo" de verdad con esta película, lo podría haber hecho. Puestos a dar vueltas y revueltas...
EliminarVamos a ver...
ResponderEliminarY a ver si te gusta
EliminarMr. Licantropunk, a Javier Barden le ofrecieron el papel principal, pero el actor sentia que no iba con el personaje, y a Christian Bale tambien le ofrecieron interpretar el mismo papel pero porque tenia otros proyectos no pudo aceptar. Cordiales saludos.
ResponderEliminarPues yo me alegro de que haya sido Gyllenhaal el encargado, actor fetiche de este director, por otro lado. Y Bardem y Bale son dos actores que admiro, ojo, pero el protagonista de "Enemy" tiene mucha capacidad para expresar sin abrir la boca. Actor sutil.
EliminarMenudo salto di en el asiento con la escena final...madre mía, qué mal cuerpo...y sí, estuve pensando en Linch durante todo el tiempo. Una película que te sacude sin que te des cuenta. Besos.
ResponderEliminarTe mantiene expectante, cómo acabara esto. Y hay que ver cómo acaba.
EliminarQuiero ir a verla por el tema del doble -el Doppelgänger- que siempre me ha fascinado. E.T.A. Hoffmann tenía un gran relato sobre él: "Los elixires del diablo".
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
En esta película el recurso se emplea a fondo, y la interpretación del protagonista le da brillo
EliminarInteresante, y con una escena final (recuerdo) que me erizó el cabello de la nuca... por no decir de otro sitio.
ResponderEliminarLamentablemente no acabé de entrar en una peli que se queda a medio camino de Lynch, pero me entretuvo.
Abrazotes.
No entró, pero por lo que leo le metieron de golpe. Lástima que fuera al final
EliminarMe llamó mucho la atención ENEMY. Me gusta mucho Denis Villeneuve y también el actor Jake Gyllenhaal. Así que ENEMY me atrapó por esos dos gustos pero me ofreció bastante más. Película extraña pero hipnótica. Yo noté una conexión con el universo de Cronenberg. Alguna vez escribí que como Cronenberg, construye un relato cinematográfico a través del caos. Es una película que permite interesantes interpretaciones y miradas. Una película-juego para debates interminables y siempre interesantes. ¿Estamos ante dobles o un caso de desdoblamiento? Me encantó la influencia hitchcockiana de las dos rubias de la función.
ResponderEliminarY por supuesto he disfrutado de tu mirada una barbaridad..., planteas asuntos y claves que descubren más aspectos de una película que no deja indiferente.
De Saramago, pese a que uno de mis grandes amigos era un ferviente admirador de la obra del escritor portugués y yo siempre le pedía que me explicará los porqués, nunca he logrado introducirme en su universo. He dejado sin terminar varias de sus novelas. Me atrapó en ENSAYO SOBRE LA CEGUERA y en un libro que tiene que reúne varios de sus relatos.
Besos
Hildy
¡Gran noticia leerte de nuevo, Hildy! Sí, Cronenberg también está ahí, paisano de Villeneuve, además, supongo que será una de sus filmografías de cabecera. ¡Pero, qué le pasa a la gente con Saramago! No le veo el menor inconveniente a sus novelas, me parecen excelentes: gran escritor español nacido en Portugal (y que me perdonen mis hermanos lusos...)
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