En "De óxido y hueso" de Jacques Audiard aparecía un gigantón que llevaba a sus espaldas a Marion Cotillard, un tremendo bicharraco tan sobrado de musculatura como falto de luces, interpretado por el actor belga Matthias Schoenaerts (bueno, no sé si belga, si flamenco, si valón, y no sé si de Antwerp, o de Antwerpen, o de Amberes: como prefieran, el cacao territorial no es exclusivo de la Península Ibérica, por supuesto). De entonces quedó apuntado que el tal Schoenaerts ya había epatado en una producción anterior a "De óxido y hueso" (por la película de Audiard recibió un premio César), el drama "Bullhead", cinta que representó a Bélgica en los premios Óscar de 2012, logrando alcanzar las nominaciones finales, pero derrotada a la postre por "Nader y Simín, una separación" de Asghar Farhadi.
Matthias Schoenaerts es protagonista absoluto de "Bullhead", suya es la cabeza de toro, y también hace aquí el papel de un gran pedazo de carne con ojos. Y de carne va la cosa: thriller cárnico: mafias que trafican con hormonas, con surtidos ingentes de compuestos químicos destinados a engrosar los beneficios de cualquier establo europeo. La hormona del crecimiento puede tanto convertir en prodigio a un prometedor futbolista, como acelerar el plazo que emplea un ternero en convertirse en un animal adulto listo para pasar por el matadero. Y esta intriga policial, lumpen charcutero, ya sería suficientemente atractiva para despertar el interés de un público que, frecuentemente, escucha en los informativos noticias de impacto acerca de la mierda (con perdón) que nos alimenta: monstruosos filetes inyectados sin mesura para la deglución incansable de una sociedad europea sobrealimentada y ahíta hasta la náusea.
Sin embargo, la porción clembuterolesca del guión pierde peso para cedérselo al drama personal de Jacky Vanmarsenille, el personaje que interpreta Schoenaert, joven ganadero angustiado por un trauma infantil (tan psicológico como físico: sólo de recordarlo me dan mareos) de aquellos de los que no hay ni escapatoria posible ni terapeuta que lo arregle (será la actuación del desgraciado meat loaf, desesperación y rabia apenas contenidas en un cíclope trágico siempre a punto de estallar, el valor a destacar en este film). Las dos líneas argumentales se cruzan y descruzan a lo largo de la cinta hasta que llegan a embarullarse en demasía, nudo gordiano que, como bien sabía Alejandro, sólo se puede deshacer cortándolo de un diestro tajo. Y a otra cosa.
Esta, apuntada queda.. sí, sí
ResponderEliminarA ver si te gusta
EliminarTe extrañaría si te dijera que todo lo que cuentas me seduce y provoca rechazo a la vez? ufff, me la apunto pero para un momento que esté fuertota yo, me da. De esas que ni te asomes con síndrome premenstrual, nena.
ResponderEliminarMe gustó mucho su papel en De óxido y hueso, eso también a su favor.
Saludos!
Tiene puntos a favor, no hay duda, pero el resultado puede no ser el esperado
EliminarMr. Licantropunk, vi el trailer y tras leer, me la apunto. Cordiales saludos.
ResponderEliminarPara conocer otras filmografías
EliminarPinta muy bien y eso que no había oído jamás sobre ella... NO he leído mucho para mantener sorpresa, pero me la apunto.
ResponderEliminarSaludos
Cuanto menos se sepa mejor
EliminarNo sé porqué me ha recordado algo de la atmosfera de la película canadiense "Leolo". No sé hasta que punto son parecidas.
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
Uff, pues ni se me había pasado por la memoria. Creo que "Leolo" habita otros territorios, más oníricos.
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