martes, enero 27, 2015

"A propósito de Llewyn Davis", de Ethan Coen y Joel Coen

Un paseo por Nueva York en los años 60, en concreto por el lado de Greenwich Village, conocido epicentro cultural de la Gran Manzana. Esa parte de Manhattan es símbolo de vida bohemia, urbanita, y en sus bares de música en directo se dieron a conocer artistas que después tendrían fama mundial como The Mamas & the Papas, Simon & Garfunkel, Joan Baez, Peter, Paul and Mary, Bob Dylan, Pete Seeger, Kris Kristofferson, etc. El folk se mezcla con el rock y resulta ser un medio estupendo para enviar mensajes revolucionarios, contraculturales, capaz de aunar en un solo himno la voz dispersa del inconformismo. The Times They are a-Changin.
Llewyn Davis (el actor Oscar Isaac: le recuerdo en "Ágora" de Alejandro Amenábar) será arquetipo de esa época. Pero los Coen no le van a colocar en la senda del éxito, sino en la legión de aspirantes que se quedó en el camino y que, sin lugar a dudas, representa la mayoría de las historias que se pueden contar de aquellos viejos tiempos. La estética del perdedor. En los escasos días a lo largo de los que trascurre la trama, a Llewyn Davis le van a caer golpes de todas las categorías y calibres, una odisea (no en vano lleva bajo el brazo a un gato llamado Ulises, un pequeño polizonte que sirve de McGuffin de buena parte del guión) vital que parece empeñada en hacerle colgar la guitarra y obligarle a sentar cabeza: búscate un trabajo serio, chico. Hasta el clima, invernal y grisáceo, parece en su contra, como si el mismo Poseidón se sumase al complot. "A propósito de Llewyn Davis" es el despertador, inmisericorde, del sueño americano (si se quiere disfrutar de un biopic para la otra cara de la moneda, se puede ver "I'm not there" de Todd Haynes: en busca de Robert Allen Zimmerman: no, no está allí).
Y poco más hay que ver en esta película de los hermanos Coen. Lo negro habitual en su cine (el negro en el humor y en el crimen) queda diluido en un discreto gris que, sin embargo, encierra un poderoso mensaje de melancolía. En un coche que avanza, a través de una sucia marea de aguanieve, por la ruta hacia Chicago, se reúnen un viejo jazzman drogadicto, un poeta beat ensimismado y el extraviado Llewyn Davis con su gato Ulises: un auténtico viaje hacia ninguna parte.

18 comentarios:

  1. Grandioso John Goodman...el resto, como dices, gris y melancolía. Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. John Goodman, secundario primario: las películas de los Coen siempre lucen espléndidos papeles para el reparto

      Eliminar
  2. Yo la disfruté mucho aunque del grupo que fuimos no todos opinaron igual. Abundaban sobre todo los puristas musicales que echaron pestes pero oye, hasta de su banda sonora disfruté.

    Me gustan los gatos y los que no van a ninguna parte, yo misma y cualquiera de los seres humanos que conozco, será por eso.

    Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Ay puretas! El propio actor protagonista, Oscar Isaac, interpreta los temas, y esas escenas, rodadas sin alardes, son de lo mejor de la película.

      Eliminar
  3. Yo igual disfruté mucho la peli, sobre todo esa atmósfera fría y tono melancólico con el que congenié mucho. Y qué decir la banda sonora, y los personajes... tengo que verla otra vez.
    Y bueno, hay que esperar lo nuevo de los Coen, que estos hermanos me caen muy bien.

    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A los Coen hay que seguirles siempre la pista bien de cerca y no subestimar nada de lo que hacen. Cuando oigo el termino "película menor" me pongo malo.

      Eliminar
  4. Me gustó bastante la película de los Coen, y además como a Marga me fascinan los gatos (yo tengo a mi gata Sally Bowles)... así que película con gato..., ja, ja,ja, pero dejando al gato Ulises en otro lado; me enganchó la riqueza simbólica de la película. Tras la historia del eterno perdedor en ese cantante de folk, nos encontramos en el trasfondo un argumento universal, Sísifo, una y otra vez castigado y condenado a ser un perdedor... Y claro Ulises y su odisea.

    Pero como otros compañeros del ciberespacio comentan me atrapó también por la melancolía y la frialdad de la nieve.

    Por cierto, a mí sí que me gustaron las canciones. Mucho. Sobre todo la que canta el protagonista al productor en ese local vacío.

    Genial la sesión doble que propones con "I'm not there".

    Beso
    Hildy

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es una película implacable con la suerte, la mala suerte, de Llewyn Davis. Pero todo está contado, sin embargo, sin aspavientos: un tono calmo, discreto, que creo que también contribuye a la película, a no dejarla desbocarse.

      Eliminar
  5. La verdad es que no me gusto nada. En ningún momento conseguí entrar en la película, me pareció fría y distante. La historia de un tipo sin nada que contar y eso si se hace bien puede resultar agradable, pero aquí en mi modesta opinión no se hace.

    No entiendo sus motivaciones. No es ni malo ni bueno, simplemente se deja llevar y actúa como si rodara, sin ninguna meta sin ningún fin. Ni tan siquiera la autodestruccion.

    Simplemente me pareció la vida de alguien sin nada que contar. En cuanto a la música, como desconocía su influencia y particularmente no me gusta demasiado, pues tampoco consiguió que entrara en ella. Vamos que la película me aburrió resumiendo la parrafada anterior. Cuidate

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No creo que el tipo no tuviera nada que contar. Parece que tiene un pasado, en el telón de fondo el suicidio de su compañero de grupo, que fue el inicio de una larga mala racha. Y para disfrutarla también hay que ser consciente de la época, claro, sentir cierta nostalgia ajena.

      Eliminar
    2. Totalmente de acuerdo con Plared. La película puede ser muy buena, sin embargo, no me gusto nada.

      Eliminar
    3. Así es: la apreciación subjetiva. La que cuenta, seguramente.

      Eliminar
  6. Mr. Licantropunk, estos tipos son geniales, aqui muestran muy bien la dura vida del artista que no va a ninguna parte, y que lo da todo por su arte y, como siempre, Goodman esta genial. Cordiales saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Goodman como actor fetiche de los Coen, de sus primeros éxitos, recuperado en ésta para secundario de mucho carácter.

      Eliminar
  7. como me cuestan estos hermanos... no les agarro el punto.... salu2...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Comprendo que en "Inside Llewyn Davis" sea algo más complicado cogerles ese punto, pero en muchas otras no creo que lo sea, en absoluto. Su filmografía está llena de películas esplendidas.

      Eliminar
  8. Sí, una buena película, pero creo que los Coen han perdido su chispa. Reconozco que llegué a aburrirme lo que nunca me había pasado con ellos. Me gustó la parte final en que parece que la trama da un giro a lo cinta de Moebius, pero siento nostalgia de los Coen de "Muerte entre las flores" y "Fargo".
    Saludos! Borgo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sus últimas películas sí me han gustado, sobre todo "Un tipo serio", que es de lo más brillante que han realizado: compleja, mucho más de lo que pudiera parecer. Esa forma que tienen en "Inside Llewyn Davis" de cerrar el círculo es sorprendente, sí, dispara la mente.

      Eliminar