Imagínense que todas las ficciones que contemplan cada día, las series, las películas, fueran protagonizadas por el mismo actor, convenientemente caracterizado para dar cuerpo al personaje que toque interpretar: Rick Blaine en "Casablanca", Isaac Davis en "Manhattan", Malamadre en "Celda 211" o Don Draper en "Mad Men". Y si echan por la tele una de Jackie Chan, más vale que el tipo esté en buena forma. La capacidad camaleónica de ese actor para afrontar esa carga de trabajo diaria, multitud de papeles distintos, que además cambian sin previo aviso de un día para otro, no estaría al alcance de cualquiera. De ninguno, seguramente. Ni Actors Studio, ni Stanislavski, ni nada. Este estajanovista de la actuación sólo puede surgir de una idea descabellada, como era aquella simplificación inocente de que había enanitos dentro de la caja tonta del salón realizando la programación de cualquier canal, zapping incluido.
Resulta que el enanito de Léos Carax viaja en Limusina.
Apuntaba Robert Bresson en sus "Notas sobre el cinematógrafo" que 'El actor se proyecta más allá de sí mismo bajo la forma del personaje que quiere aparentar; le presta su cuerpo, su figura, su voz; lo hace sentarse, levantarse, caminar; lo penetra de sentimientos y de pasiones que no tiene. Ese "yo" que no es su "yo" es incompatible con el cinematógrafo'. La obsesión bressoniana con negar el arte dramático, con suprimir al actor hasta convertirlo en una marioneta sin vida, un recortable inerte que proyecta su sombra mortecina en el celuloide, arrancaba al espectador de la trama, extrañado ante las reacciones robotizadas de los personajes: algunas películas de Bresson eran duras de pelar. "Holy Motors" también, pero por otros motivos: el actor obligado ahora a imponer todas sus habilidades de suplantación, aunque repartidas en tantos fragmentos que el hilo de la trama no se hará visible hasta que haya transcurrido gran parte de ella.
Léos Carax (anagrama de Alex Oscar: Alex es su verdadero nombre y lo segundo debe ser un anhelo, sin embargo parece un director más apropiado para figurar en una lista de Cannes que para recibir una estatuilla en Los Angeles) rueda un viaje de veinticuatro horas a través del espejo, un trayecto irreal que traza un nítido homenaje a las distintas formas del relato cinematográfico, a sus géneros y, sobre todo, a la profesión de actor, si bien esta última se manifiesta como una condena, piedra de Sísifo cotidiana, en vez de como una actividad enriquecedora y plausible surgida de la vocación y el talento. La incursión de "Holy Motors" será por tanto arriesgada: no es un sendero fácil y despejado y el caminante poco dispuesto es posible que se canse al rato de haber empezado a andar. El exceso y la osadía visual también brotarán en la ruta, pero la propuesta del atrevimiento artístico, que invita a la búsqueda de lo sorprendente, ya es suficiente coartada para querer ver esta película. La búsqueda, que en ocasiones tiene premio y la mayoría de las veces no: salirse del carril aunque sea para pegársela.
Pásame otra pastilla roja, Morfeo.
Creo que es la primera vez que salgo del cine sin saber realmente si me gustó o no me gustó una película. Rara, rara... aunque ahora que la recuerdo al leer tu post, sólo por lo sorprendente del reto, ya vale la pena. Besos.
ResponderEliminarHay que atreverse, sí. Muchas veces las películas más extrañas son las que mueven una parte de la mente que no suele estar en uso. Los caminos transitados no son un gran estimulo.
EliminarMr. Licantropunk, " Holy Motors", holy film, magnifica pelicula, un fiesta para los sentidos. Lavant haciendo aquello que mas disfrutan los actores, interpretanbdo a mas de un personaje y ese final. Un film imperdible. Saludos.
ResponderEliminarPues sí que le ha gustado. La pena para mí es no haberla visto en la gran pantalla.
EliminarMe pareció interesante, pero irregular. Yo la vi más que como una reflexión sobre el oficio de actor, como una representación de los distintos papeles que necesitamos que otros representen en nuestra vida, como deja claro el episodio del padre de la adolescente.
ResponderEliminarSi te apetece leerlo, en enero publiqué algo sobre ella.
Saludos
El cine reflejo de la vida, por supuesto. Pero de la docena (o así) de fragmentos representados en la película, el del padre es el más cercano a lo corriente, el más al uso a una experiencia vital que podemos tener cualquiera. El resto... más complicado. La veo como un experimento de metacine y así se presenta al comienzo: el huésped de un hotel cercano a un aeropuerto que parece que no puede dormir y que abre una puerta en la pared (el dedo llave: ¿el mando a distancia?) para introducirse en el mundo del cine, en una sala donde está a punto de comenzar la película. Cuanto más pienso en "Holy Motors" más me gusta.
EliminarTus crónicas de films son un excelente bonus track, o esos lados "b" de nuestra banda preferida que quedan como el secreto mejor guardado. Es impactante leerte sabiendo que quizá, muchas de las películas no llegaré a verlas, por omisión, por aislamiento, quizá, por el propio vértigo de la industria. Pero es un goce leerte.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, Dario. A veces se me quejan de que no cuento detalles de la película o de que no doy abiertamente mi opinión sobre ella y de hecho creo que lo que escribo es bastante opaco para el que no haya visto la cinta. Pero si alguien se anima a verla por lo que ha leído ya me parece fantástico.
EliminarQuerido Licantropunk, recuerdo que vi Holy Motors en una sesión muy especial en una sala de cine que ya no existe. Fue todo un acontecimiento. El evento se llamaba OCULTO, íbamos un montón de espectadores sin saber qué es lo que nos íbamos a encontrar o qué íbamos a ver. Una sala de cine enorme y toda decorada con motivos de la película: limusine, perro enorme incluido, pelucas rubias, luces flourescentes, sesión de fotos de modelo, contorsionista... Y de pronto se apagaron las luces... y todos vimos Holy Motors. Fue una experencia y la película de Carax me parece una propuesta interesante. No sé si será por mi querencia por los musicales pero la escena que más me llegó fue la protagonizada por Kylie Minogue. Una escena triste y dolorosa donde dos personajes tratan de en 20 minutos recuperar 20 años...
ResponderEliminarBesos
Hildy
Qué experiencia y qué envidia. Tiene que ser un placer ver de ese modo esta película. Esa escena es muy triste, sí, y el escenario donde estaba rodado era fantástico, ese edificio abandonado con las letras enormes en la fachada: un escenario muy cinéfilo también.
EliminarNoviembre del trece, dos mil trece,
ResponderEliminar~Perenne~
Un siseo de hojas secas
murmura por las calles
mientras las ramas
se -dislocan de los arboles;
pequeña, enmudecida,
nada me queda,
perdida en este frio
que =impasible Tu observas...
Sabes que -te pertenezco
y a pesar de "la distancia
languidezco -a oscuras-
desconociendo que debo hacer...
Tus palabras no tienen "voz
y -las mias- van a "sordos,
necesito risas al por mayor,
no que el mundo
se hunda a mi alrededor...
Aunque sea un susurro
pero no te quedes "parado
absorbido e inquieto
como es El Invierno...
Ysa,
P.s.: Linktro... I promise la proxima tomo -tiempo en leerte...
Feliz Mes!!
Muy bueno, te felicito por el poema, sobre todo la primera parte me ha gustado mucho. Noviembre es mi mes favorito. ¿Que por qué? Si me pongo a analizarlo igual deja de serlo...
EliminarUfff si es que estoy yo de perezosa para experimentos... y tiene buena pinta, no digo que no, pero mejor no de momento
ResponderEliminarSaludos!
El experimento es lo mejor para sacudirse la pereza, ¿no?
EliminarParece de esas de no más de cinco minutos...
ResponderEliminarNi lo intentes, amigo pirulo
Eliminar