Haneke y la maldad. En las películas de este director la maldad suele ser leit motif propiciatorio de las tramas. Maldad por celos de "La pianista", por envidia clasista o maldad gratuita de "Funny Games", por venganza de "Caché". La maldad caníbal de un mundo en extinción para "El tiempo del lobo". Y se llega al germen de la maldad en "La cinta blanca": de padres perturbados, niños perturbadores: un grupo de pequeños guiados por una joven niña con aspecto de líder de secta que viven en un pueblo germano de principios del siglo XX donde empiezan a suceder hechos violentos. La película se ha querido interpretar como un retrato de la sociedad europea que provocó la Primera Guerra Mundial y el nacimiento del nazismo. No lo veo. Lo primero fue una guerra provocada por los conflictos de intereses entre los colosos del poder económico en el escenario continental, donde Alemania era la potencia emergente que reclamaba un nuevo reparto colonial frente al dominio de ingleses y franceses, y las luchas nacionalistas balcánicas derivadas del desmoronamiento del imperio turco, principalmente. Lo segundo, el auge del nazismo y el ascenso de Hitler al poder, fue consecuencia del fin de lo primero con la derrota alemana. De considerar la conexión de algún suceso histórico de la época con el espíritu de la película, me quedaría con la revolución rusa y su derrumbe del poder religioso, noble y burgués, autoritarismos muy presentes a lo largo de toda la trama.
Cualquier tiempo pasado fue mejor, dicen. Sistemas feudales de propiedad, labradores dueños de parcelas irrisorias (en el comienzo del cómic "El arte de volar" de Altarriba y Kim, se presenta sin ambages a un campesinado español misero y miserable que se puede comparar al contemporáneo de "La cinta blanca": ejemplos cercanos) que sobreviven gracias a los jornales conseguidos trabajando las tierras del noble o del rico hacendado de turno y que no saben si en la estación siguiente su familia va a pasar hambre: esas sí son las condiciones para una guerra: civil o revolucionaria frente a una burguesía que quiere conservar el status quo a toda costa. Para colmo de males, un orden social basado en la asfixia de los impulsos naturales y en rígidas convenciones morales y espirituales: dura crítica al luteranismo hipócrita.
Muy buenos actores y una gran ambientación de la época retratada, llena de cuartos en penumbra (excelente fotografía en blanco y negro) y personajes lívidos plenos de tristeza lánguida (el maestro de escuela, esperanzado e inteligente, será el contrasentido necesario, la luz entre tanta necedad). Y como es norma del autor, Haneke no resuelve: da pistas, propone, hace pensar al espectador que debe poner bastante de su parte si quiere solucionar la trama. Aunque tampoco hace ninguna falta.
De acuerdo en general en la valoración de la película: crítica brutal del luteranismo, de la nobleza -más que de la burguesía-, y sobre todo de la mala educación (Heneke podría haber hecho suyo el título de Almodóvar). Muy agudo lo de la pequeña secta que forman los niños (esa pequeña líder da miedo). El maestro y su novia son casi los únicos que se salvan de tantan maldad, aunque el actor que encarna al primero no consiguió que me quitara de en medio la imagen de Charles Laugthon...
ResponderEliminarSaludos.
Tampoco yo vi lo del nazismo y eso que lo dicen en todas las sinopsis. Más bien el caldo de cultivo de una sociedad que desarrolla todos los vicios para que un gobierno totalitario pueda tener éxito.
ResponderEliminarY también estoy de acuerdo contigo en lo de la tierra, la relación entre los terratenientes y los campesinos es el fondo sin el que no se pueden entenderlos otros elementos. Fíjate que me acordé mucho de Novecento, sin tener nada que ver como película, por supuesto.
(¡qué buena asociación la del cómic de Altarriba!)
Y menos mal que hay una cosilla en la que no coincido toatalmente, joé, que tanta coincidencia me mata, con lo que me gusta discutir jajajajajajaja.
El maestro es la bondad, es cierto, la generosidad, el que busca con la luz de la razón, pero al final se da media vuelta, como tantas minorias silenciosas que creen que no hacen daño a nadie si no hacen nada.
Todos tenemos nuestro lado oscuro y supongo que también es lícito en el ser humano.
Besitos, besitos.
Sociedad que es caldo de cultivo para que triunfen posteriormente regímenes totalitarios o retrato de la sociedad previa al fascismo, francamente no veo la diferencia a decir una u otra cosa. No te quito razón en el esbozo que apuntas al porqué, aunque puede que le falte precisamente esta parte: la educación protestante y la concepción de la sociedad que conlleva. Sin ese sustento ideológico (o como quieras llamrle), no hay nazismo.
ResponderEliminarHaneke nunca es evidente, ni para los finales ni para relacionar la trama con lo social, pero siempre lo hace. La trilogía de la violencia que cierra 71 fragmentos: doble lectura, sino a qué las imágenes de la tv?. La cinta blanca: la guerra que viene, la quema del granero, la búsqueda del culpable a los males de su microcosmos...
Sobre la indudable calidad de la película coincido completamente. Parece que al final la estrenaron, por fortuna!
Saludos ;)
Yo no me he aclarado aún con la trama. Si son los niños los que cometen los delitos porqué luego desaparece la familia entera del médico?
ResponderEliminarAngelus: ¿Charles Laugthon en qué película? Me has dejado en la duda.
ResponderEliminarLula Fortune: qué buena la mención a Novecento!! Y esta noche han echado "Los santos inocentes" en La2 y no me ha quedado más remedio que ponerla en relación con "La cinta blanca": el campesino oprimido es un estereotipo universal. En cuanto al maestro, creo que hace lo posible: busca la autoridad del pastor para que solucione el problema pero Haneke nos ha dejado claro por qué el cura no va a hacer nada.
Babel: está película es de las que a la semana de verla le sigues dando vuelta. Pienso que Haneke introduce el comienzo de la Primera Guerra Mundial para situarla temporalmente. Podía haber sacado la revolución francesa, la guerra de los 100 años o las cruzadas e igualmente la trama hubiera encajado en la época: una sociedad anclada en la Edad Media. El nazismo en la película ¿por qué? ¿por antisemita? ¿por antibolchevique? ¿sublimación de la raza aria? ¿ateísmo? Se puede relacionar por el país donde se desarrolla la película pero yo la veo más "mundial", de valores (defectos) universales: en vez de en Alemania la haces en Medina del Campo y sigue funcionando. Pienso, claro.
Luisto: ¡Puro Haneke! Escoja usted mismo, amigo.
Saludos a todos.
Me refiero al físico y a la expresión facial del actor, que me recordaba en cada plano a Charles Laugthon interpretando cualquier película. Con el paso de los días, el recuerdo de la película se va enriqueciendo, sobre todo, visualmente. Saludos.
ResponderEliminarTiene una crítica impresionante y gana todos los festivales. La veré en dvd, pues ésta no me toca, pero no por ello me la perderé. Gracias por tus comentarios en la revista, son muy bien venidos. Te ves lo mejor, Rohmer..vaya vaya
ResponderEliminarPerdona que te comente esto aquí, pero no sé tu correo. ¿Te puedes creer que es la primera noticia que tengo de la publicación del libro? Gracias por tus palabras. Y sí, soy consciente que voy al infierno de cabeza por mi comentario de "Hiroshima mon amour"...
ResponderEliminarSe me olvidaba. Si quieres que le dedique el cuento y haga en él un dibujillo, me lo dices y encantado lo hago. En el blog está mi email.
ResponderEliminarBuenas, un autor y una pelicula para tener en cuenta, desde ya que tengo a ambos en cuenta, un saludo y como siempre un gusto leer sus reseñas.
ResponderEliminarNo creo que ande detrás de las causas de la Primera Guerra Mundial (ya conocidas), pero sí parece una excusa de la predisposición de las personas que luego tuvieron que decidir o participar activamente en el nazismo.
ResponderEliminarDe todas formas una película de una calidad muy alta. Para no perdersela.