miércoles, diciembre 30, 2009

"Avatar", de James Cameron

En 1986, James Cameron dirigió "Aliens, el regreso", secuela de "Alien, el octavo pasajero" de Ridley Scott. Un grupo de marines espaciales parte hacia una colonia minera extraterrestre con la que se ha perdido toda comunicación. Un planeta oscuro azotado por las tormentas, un grupo de aguerridos soldados, salvaje hasta la parodia (el gracioso Bill Paxton, el serio Michael Biehn, un sargento con puro y una tal Vasquez, la más fiera de todos) y la teniente Ripley (Sigourney Weaver consiguió una nominación al Oscar en aquella ocasión) que vuelve a enfrentarse a su peor pesadilla: la criatura más violenta y despiadada que haya aparecido en una pantalla de cine. En aquella película no había ordenadores generando efectos. Había barro y aceite de motor, sangre corrosiva y oscuridad amenazadora, metal y sudor, fuego y armamento pesado vomitando balas: una atmósfera sobrecogedora, heredada de la del primer "Alien" pero haciéndola más espectacular, trepidante: las dotes del director para la acción están sobradamente demostradas ("Terminator", "Abyss", "Terminator 2", "Mentiras arriesgadas": Cameron ha sabido como nadie amortizar las millonadas que los estudios ponían a su disposición convirtiéndolas en adrenalina para el espectador). En "Avatar" el hilo conductor de la trama es bastante parecido (marines-mineros-alienígenas). Incluso salen unos trastos robóticos de forma humanoide como aquel robot de carga en el que se montó Ripley para luchar cuerpo a cuerpo con el alien. Hasta sale Ripley, ya algo viejuna (60 tacos, bien llevados, eso sí). Es parecido y es todo lo contrario. Lamentablemente.

El efecto del 3D es espectacular: te pones las gafas y empieza la fiesta. Pero el cerebro, ese desconocido, se adapta al artificio y empieza a no fijarse tanto en las imágenes (¡hala!, ¡qué bonito!, ¡uy!, ¡casi me da!) para empezar a fijarse en la película. Es decir, deja de lado el cómo se cuenta para pasar al qué se cuenta. Si el efecto lisérgico de las gafillas dura toda la cinta, será una suerte, pero como a los quince minutos las neuronas se asienten... se acabó la fiesta.

"Avatar" es un burdo Pocahontas del espacio con grandes dosis de new age y chamanismo trasnochado, ecologismo de salón y vacua crítica postcolonialista (cuando ya no quedaba un indio en el far west, genocidio oculto, la gente empezó a decir lo buenos que eran), que empalaga hasta el hartazgo con imágenes de tupidos bosques cuajados de florecillas fosforescentes y estilizados pitufos extraterrestres tamaño Gasol con aires gatunos: ideal para ilustraciones que adornen románticos dormitorios adolescentes (siempre que usted quiera que sus hijos terminen suicidándose). La única idea interesante es la de la transformación del marine inválido en la de su avatar todopoderoso, un concepto que, sin embargo, es familiar para cualquier internauta: navegantes de la red que al llegar a casa después del trabajo introducen un usuario y un password para reencarnarse en otra personalidad, más aún, en lo que uno quiera. En un presunto cinéfilo, también. De cualquier modo la idea no es nueva ni tan siquiera para el cine: Neo entrando en "Matrix", pongo por caso.

"Avatar" se queda en película de animación de las de Disney antes de comprar Pixar. Supongo que el miedo a poder amortizar un juguete tan caro conduce a la infantilización absurda de la historia: hay que llenar la platea sea como sea. Y a fe mía que lo han conseguido: lleno hasta la bandera un día tras otro. Feria del 3D. Pero más dinero no implica mayor creatividad, claro. Quizás mayor espectáculo y cierta salvación de las salas. Eso hasta que se lancen al mercado las gafas de realidad virtual y cada cual se monte la feria en su casa. Un par de navidades y las tiendas repletas de ellas. Ya me lo dirás.

8 comentarios:

  1. A mí me ha gustado mucho, la verdad. Supongo que una es de las que se deja deslumbrar por los bosques tupidos y las flores y los bichos raros. Pero últimamente no he tenido mucha suerte con las pelis que he ido a ver y por lo menos, con esta no me ha quedado la sensación de tirar el dinero y he pasado un buen rato, sin más.
    Saludos.

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  2. El 3D es espectacular, aunque me recordaba a Titanic hasta en la música! Hubiera sido mejor más Alien y Mentiras arriesgadas y menos Titanic y rollo ecológico.

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  3. No la he visto todavía, no puedo opinar, pero de nuevo me descubro: me gusta mucho cómo está escrita esta entrada. Saludos.

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  4. Suntzu: esta es una película hecha para gustar. En realidad, del grupo que fuimos a verla, a mi era al único al que no le había gustado. La estadística está en contra de mi opinión.

    El especiero: lo mejor de Titanic es que al final muere el protagonista, algo que no gusta en Hollywood.

    Angelus: gracias. Hay que verla y disfrutarla. Como dice Suntzu, seguro que no es un dinero tirado.

    Saludos a todos.

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  5. Todavía no he tenido oportunidad de ir a verla, pero caerá seguro. Estoy convencida que valdrá más la pena por los efectos visuales y estéticos que por su contenido en guión interesante, y tu reseña reafirma la tesis. De cualquier modo, es una película que me apetece.

    Buen comienzo de año, Licantropunk. Nos leemos!

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  6. Feliz año, en primer lugar. Respecto a !Avatar", cumple las espectativas, sobre todo si vas a "ver". El resto... La música me parecía una copia de las de Hans Zimmer, por cierto.

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  7. estoy Ok contigo en muchas cosas, pero creo que has radicalizado el discurso. La peli no tiene ni un concepto original, cierto, pero es muy disfrutable. El problema es que entre muchos cinéfilos se ha creado gran expectativa y eso no puede lleva a buen puerto.

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  8. Muy de acuerdo en tu opinión sobre Avatar.
    Me quedo con este resumen en 3 viñetas: http://gueamu.net/tagged/avatar

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