domingo, mayo 31, 2009

"La doble vida de Verónica", de Krzysztof Kieslowski

Weronika y Véronique. La primera es una estrella emergente del canto clásico, en Polonia, en los años que siguieron a la caída del Muro. En el cuento "El ruiseñor y la rosa" de Oscar Wilde, el pájaro se ofrece a ayudar a un joven estudiante para que consiga una rosa roja que regalarle a su amada. Para ello el ruiseñor debe cantar toda la noche mientras una espina del rosal le atraviesa el pecho, hasta alcanzarle el corazón: rosa roja de sangre. "Cuanto más acerbo era su dolor, más impetuoso salía su canto, porque cantaba el amor sublimizado por la muerte, el amor que no acaba en la tumba", cuenta el escritor dublinés. Así muere Weronika, en su primer concierto, víctima de una dolencia cardiaca. Así morirá Kieslowski, a la temprana edad de 54 años, de un ataque al corazón: cine profecía.
Véronique, la francesa, la gemela, la otra: al otro lado del espejo. El director plantea la conexión entre ambas como un enigma sin solución. Weronika muere pero Véronique se salva abandonando sus clases de canto y acudiendo a la consulta de un médico que trate su enfermedad: el electrocardiograma traza la línea de la vida, la que dibuja a su vez el cordón del zapato de Weronika. Un mundo se extingue y otro sobrevive o, intentando interpretar las ideas del director, la vida en Polonia se acabó para empezar una nueva vida en Francia (a ese país de adopción le dedicaría su famosa trilogía "Tres colores": "Azul", "Blanco" y "Rojo"). El salto entre dos mundos cercanos, distintos a pesar de tener tanto en común: como Weronika y Véronique. Cine romántico, pleno de lirismo, lleno de símbolos, de música y de color. Y la sublime actuación de Irene Jacob. Cine europeo, como esas elecciones que no interesan a nadie.
Esta semana leía una entrevista a Fernando Arrabal: en la cumbre del panorama cultural francés: aquí se recuerda su escena del milenarismo pero no se lee su obra. Almodovar, ya se sabe, se siente más querido allende los Pirineos que en esta tierra cainita (el que no esté enterado aún de su conflicto con Carlos Boyero, que se ponga al día aquí: no tiene desperdicio: cineastas y críticos a degüello: qué pena que los duelos ya no estén de moda). O Victoria Abril, esa actriz francesa nacida en España. Chauvinismo a los franceses no les falta, seguro, pero si empiezo a buscar ejemplos del nadie es profeta en su tierra, me sale que muchos sí que lo fueron en Francia.

6 comentarios:

  1. Aunque no soy aficinado al cine de Kieslowski (me atrae mucho más el de Polanski, el europeo y el americano), sí visité su tumba en el cementerio Powąski de Varsovia dedicado a celebridades polacas. Muy sencilla su lápida y el monumento funerario: unas manos encuadrando un plano cinematográfico. Emotivo.

    Saludos.

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  2. Esta película la vi hace tantoooooo, uffff, cuánto ha! En aquel entonces me gustaba más Kieslowski, me entusiasmaba. Ahora me resulta pelín cargante, me pierdo un poco al revisarlas.

    Y sí, lo de nadie es profeta en su tierra es cierto, sin ir más lejos los ejemplos mencionados por ti. Pero a pesar de todo, y sólo por esta vez porque soporto poco a Boyero y sus formas, he de decir que estoy de acuerdo con el contenido de su crítica a Los Abrazos Rotos. No con su continente, eso nunca!

    Y la que se ha liado luego, ufff. Duelo de egos, haberlos, haylos...

    Saludos!

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  3. Esta película, junto con "Azul", son las mejores de Kieslowki. Llenas de simbología, como bien dices, además de explorar algunos terrenos sobre la condición humana poco usuales en el cine de firma. Un referente y un legado imprescindible para el séptimo arte.

    Saludos,

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  4. Angelus: me gusta Kieslowski y su tratamiento de las imágenes (sus filtros, sus reflejos) y de la música que las acompaña: lirismo absoluto.

    Margot: no me ha quedado claro si te gustó "Los abrazos rotos", la crítica de Boyero, el qué o el cómo. A mi me parece bien que se enzarcen en discusiones: egos disparados. Y si acabaran a tortazos... bueno no, eso no.

    Babel: me gustó mucho "Azul", en su momento, y también esta. El cine de los sentimientos.

    Saludos a todos.

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  5. Licantropunk, no, no me gustó en absoluto. Me aburrió, de hecho me quedé dormida jaja (a veces me pasa si la película me parece mala, suelo ir a la sesión de las 4...) y coincido con Boyero (diosito mío que sea sólo por esta vez) cuando aseguró que se trataba de una película vacía y pretenciosa.

    Hecha sin ganas, añado yo, de relleno en una filmografía y sin guión.

    Abrazo.

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  6. He visto la película esta semana y me ha encantado. Preciosa la escena de las marionetas, preciosa la música de piano que la acompaña, preciosa la actriz, "su voz" cuando canta para conseguir el puesto de cantante en la ópera y con la que muere...
    Un sin fin de símbolos, y una gran capacidad para plasmar pequeñas cosas, insignificantes en la vida diaria, que aquí son verdaderos momentos de vida, convertidos en arte.

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