Todo comienza con una boda de pueblo. Ese "de" coloca un adjetivo peyorativo, pero nada más lejos de mi intención: si bien todas las bodas se parecen las que se celebran en los pueblos tienen algo especial: candidez e inocencia apenas tapada por cierta impostura (una escena tan humilde, tan simple, supone un pasaje de la película realmente bueno, rodado con maestría). Allí, en ese salón de banquetes de finales de los sesenta, surge la amistad entre un carnicero y una directora de colegio. Solteros solitarios que se aproximan en una ambiente desinhibido -a nadie le puede extrañar- entablando un cortejo educado. Ella viene de una grave decepción amorosa; él, de diez años de guerra: Argelia, Indochina: sangre a raudales sirviendo a la patria. Como amigos, punto.
El amor no correspondido, el estado de enamoramiento que altera el sueño, la mente, puede provocar que empiecen a aparecer mujeres muertas en los bosques cercanos, en las laderas rocosas. El asesino que aterroriza comarcas puede ser algún viajante que pasaba por allí o, aún peor, el vecino de al lado. Puede ser cualquiera: 'en el campo todos llevan una navaja de muelles', dice el inspector.
El director va a humanizar al monstruo, le va a redimir en el último momento de la forma más insospechada. Este ser sanguinario, este precisamente, es un enfermo creado por todos (el olor de la sangre en las botas del soldado) y dotado de instintos ancestrales (un paseo por las cuevas rupestre del Perigord francés avisa de un pasado violento): el criminal que no puede escapar a su cruenta compulsión.
Una obra maestra.
Pues no conozco esta película, pero siendo de Chabrol y si, además, la calificas de obra maestra, habrá que hacese con ella. Eso sí, para verla en su momento, que Chabrol no es plato demasiado fácil, a mí modo de ver.
ResponderEliminarSaludos!
El maestro de Chabrol fue Hitchcock,y ambos prescinden del maniqueo ¿quién és el asesino?. Ya desde el esclarecedor título hasta la presentación primera del personaje.Lo interesante es el retrato del comportamiento del carnicero,su forma de pensar,sus circunstancias pasadas,el contexto en que se mueve,sus relaciones más íntimas.A Chabrol le interesa ese predominio de la imagen sobre la palabrería,pues aquí no existen diálogos vanos,no hay lugar a frases intrascendentes.Algunos de los planos medios de la película nos hace partícipes de la estancia del lugar donde se desarrolla el filme.Sí,una obra maestra.
ResponderEliminarUn saludo.
Me encanta Chabrol y esta peli se encuentra en primera línea, que ya es mucho decir. Con bocadillos a los que les cae sangre o con un final que hipnotiza. No hay duda: Una Obra maestra.
ResponderEliminarSaludos!
babel: decía el propio Chabrol que esta película era de su etapa comercial, que se transformó de poeta a narrador para asegurarse una audiencia y comer todos los días. Así que creo que esta es de las fáciles de ver, sin que eso sea un inconveniente.
ResponderEliminarf. machuca: hay mucha intensidad en las actuaciones: los ojos hablan, como en el mejor cine mudo. Tanto Hitchcock como Chabrol se comportaban como demiurgos: juzgaban a su antojo en sus tramas sin atarse a convencionalismos.
ethan: ¡qué final! Redonda, de principio a fin.
Saludos a todos.
Chabrol, el cine francés, uff que maravilla, que goce de cine
ResponderEliminarEs que Chabrol, ay dios mío, es un genio. Si no recuerdo mal, en esta película actúa el gran (en muchos sentidos) Jean Yanne.
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