Tengo en la retina la imagen de un niño ciego, en mi niñez. El estaba sentado junto a otros niños en el bordillo de una calle polvorienta. Sucio y despeinado, vestido con una camiseta raída y en calzoncillos: creo que lo que más llamó entonces mi atención fue su falta absoluta de pudor. Ojos descentrados que miraban a ninguna parte, se tocaba la cara con los dedos y sonreía al escuchar la charla de sus compañeros de juegos.
Suena el despertador, como cada mañana de un día laborable. En ocasiones, el sueño se resiste a abandonar la mente y eres consciente de que estás soñando (hace años leí que eso se podía entrenar, conseguir transitar a voluntad por el subconsciente dormido) y hay veces, afortunadamente pocas, que intentas despertar y por un instante no lo consigues: experiencia angustiosa ante unos párpados que no obedecen: la vida no arranca: pause.
Suena el despertador, abres los párpados y son los ojos los que no obedecen.
La vista es el más esencial de los sentidos. Una repentina afonía es una menudencia que puede incluso hacer gracia. Un ataque de sordera (¿es posible?) puede resultar más jodido (deseable ataque, según circunstancias). Pero quedarse ciego de golpe produce pavor de sólo pensarlo. Un mundo de ciegos repentinos, como zombis arrancados de sus tumbas.
La película aborda dos temas esenciales: por un lado la infinita ruindad humana que se abre paso hasta en las circunstancias más necesitadas de piedad y, por otro, la ceguera como cualidad prescindible de una sociedad enferma de hipocresia: "ciegos que, viendo, no ven", escribe Saramago. El mar blanco, llaman a la epidemia y el director satura de brillo la escena para poner al espectador en el lugar de los aterrados personajes. Sin embargo será la magnífica interpretación de Julianne Moore la que produzca mayor empatía en el espectador vidente: ella es la que ve, la que hace: la que se sacrifica.
La cinta no pertenece al género pero es una de terror, desde luego. Y muy buena.
Se encienden las luces de la sala y salimos al exterior. La luz de la tarde tiene un fulgor extraño.
La misma película hemos ido a ver; precisamente andaba con notas para un post. La película es buena, qué duda cabe de ello y de la interpretación de J. Moore. Sin embargo, a mí me ha dejado un poquito decepcionada, puede que porque me gustó mucho el libro y, pretendiendo ser un calco de éste, no logra sus atmósferas. Pero hay que reconocer que es difícil guionizar a Saramago, más esta novela, y que Meirelles se acerca bastente.
ResponderEliminarPero me gustó tu reflexión... Saludos!
A mi, precisamente, me han quedado las ganas de leer el libro. No he leído el "Ensayo..", pero conozco otras obras del genial portugués y sé hasta donde puede llegar en la descripción de sus escenarios: el hotel y sus habitantes de "El año de la muerte de Ricardo Reis", por ejemplo. Así que, ¿qué habrá escrito para inspirar de ese modo a Meirelles y, cómo dices, éste no haya logrado alcanzarlo?
ResponderEliminarEspero leer pronto tu post.
Saludos.
No he visto la película pero el libro tuve que dejarlo de leer, no sé, me agobió su forma y me resultó pesado, reiterativo. A veces me sucede con Saramago, debe ser una neura propia...
ResponderEliminarAsí que la peli no me seduce demasiado: el llevar un libro de esas características a la pantalla ya me parece complicado pero si además el libro me decepcionó pues... ummm, no sé.
Besos!
Acabo de descubrir a Saramago, y me he quedado con ganas de más. La película me pareció impresionante, muy dura. Todos nos hemos planteado alguna vez: y si me quedara ciego...
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo en que una sordera eventual y selectiva no estaría nada, pero que nada mal. Me apunto.
Me ha gustado mucho tu entrada.
saludos. Aurora.
Margot: el viernes compré el libro y tengo intención de empezarlo hoy mismo. Insisto en que los medios son distintos: hay que separar novelas y películas.
ResponderEliminarAkebono: genial escritor. Y no lo digo yo ¿Cómo se llama la mierda de premio ese que le dieron?
Saludos.
Decía Andre Gide que con buenos sentimientos no se hace buena literatura.No puedo estar más de acuerdo.La novela de Saramago es algo así,y creo que la película también.La costumbre borra el verdadero rostro de las cosas.Dijo George Orwell que "ver lo que tenemos delante de nuestras narices requiere una lucha constante",y la humanidad ya no está para estas cosas.Están anestesiadas de miedo,trabajo,dinero y televisión.Aprender a ver es el más largo aprendizaje de la vida,saber mirar.En esto,ya hemos entrado en el nuevo orden mundial;a ciegas, tropezando,para mayor gloria de los poderosos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Julianne Moore, como siempre, impresionante, me encanta. Algún día tengo que dedicarle un post.
ResponderEliminarYo salí del cine con el estómago revuelto, ufff, aunque hay que reconocer que es buena porque asusta lo que puede hacer el ser "humano"...
Me ha gustado mucho tu descripción de la película. :) Ayer la vi y justo he buscado a ver si la habías reseñado. Muy de acuerdo con lo de Julianne Moore también, qué grande.
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