Una noche. Un grupo de soldados estadounidenses destinados en Iraq salen a escondidas de su cuartel y violan y matan a una niña de quince años. Y matan a toda su familia. Y queman sus cadáveres. Y también su casa. Y luego se van a la cama, a descansar, que mañana habrá que madrugar para seguir protegiendo a la población civil y seguir esforzándose, día a día, en reconstruir este país liberado de sus opresores, pueblo aligerado del oprobio, disueltas sus cadenas. Hip, hip... hurra.
El horror de la guerra parece mayor cuando se contempla cómo lo ejercen soldados bien alimentados, bien vestidos, sanos y educados, aquellos de los que se dice que han gozado del bienestar de los países avanzados: no les queda la excusa del hambre y la miseria, de las guerras enquistadas durante décadas que sumen a los pueblos en economías de subsistencia básica: infancias sumidas en la violencia absoluta que generan violencia porque no han conocido otra cosa. ¿El asesino nace? ¿Se hace? El mismo soldado que en la película comete el asesinato de la niña, días antes acribilla a balazos un vehículo que no se ha parado en un punto de control, matando a una mujer embarazada que viajaba en su interior: otro acto criminal, igual de salvaje, pero que se trata de un error militar realizado en el ámbito del cumplimiento del deber. Pues menos mal. Ordenes son ordenes y la esquizofrenia militar permite levantar tenues fronteras entre héroes y villanos. Enseñados a matar, les dan un arma cargada. Y van y matan. Perro come perro.
El argumento es parecido al de otras películas de denuncia de estas malditas guerras del petroleo, como "La batalla de Hadiza", "Jarhead" o la serie "Generation Kill". Brian de Palma, sin embargo, construye su relato generando escenas con los diferentes medios, formatos, aparatos que la tecnología moderna ofrece. Cámaras de vídeo, webcam, cámaras de vigilancia, cámaras de reporteros de guerra. Medios informativos árabes, documentalistas franceses, agencias de noticias europeas. Blogueros y youtuberos. El ser humano moderno es una cámara con patas (¿quién no tiene una cámara de fotos digital o de vídeo o un teléfono móvil con ambas cosas? Baja la mano, mentiroso), un ojo que puede registrar la noticia in situ, sin prohibiciones ni cuestionamientos morales, y que la puede publicar al alcance de cualquier ciudadano del mundo (en realidad en algunas partes esa tarea sigue siendo igual de imposible que si todavía no se hubiera inventado la imprenta). A un click. El debate moderno sobre la independencia de los medios, de la ética periodística y la búsqueda de la verdad, en fin, ha ido de la mano de la oportunidad de que cualquiera pueda ser informador a la vez que testigo. Las noticias sobre la guerra más censurada de la historia se han colado por los senderos de una red sin barreras, universal y libre, enseña el director. A ver cuanto dura.
Pues se me ocurre "En el valle de Elah", otra de lo mismo: ecos de la guerra de Irak y sus consecuencias inmediatas para los que vuelven; con flash-back montados alrededor de videos tomados desde un móvil, vídeos acusadores...
ResponderEliminarSaludos!
Me sucede igual que a ethan, me vino a la cabeza esa misma película.
ResponderEliminarAunque el cine bélico no me entusiasma, no por su calidad, sé que suele dar muy buenos resultados pero... no sé, me abruma, es algo personal.
Un abrazo.
Me gustó el principio de la película, luego como eso, película, pues no tanto. Claro que es lo que toca, hiper-realismo de denuncia, como tocó con Vietnam. Está bien eso de que se cuente desde donde se hace, pero comienza a sonar algo ramplón el discurso: nosotros fuimos los culpables y ahora enseñamos nuestras cloacas al mundo, autocriticados quedamos y hasta la próxima. Y el casting, oiga, horroroso. Con ésta y La Dalia Negra me empieza a desmerecer el señor De Palma. Esperemos sea pasajero...
ResponderEliminarSaludos!
ethan: esa me falta por ver de todo este periplo guerrero. Y creo que no es mala, por lo que he oído decir
ResponderEliminarmargot: esta no entra en la categoría de bélica, pienso. Es más una película de crímenes a lo "A sangre fría": el mal.
babel: la trama de esta película no es lo que me ha gustado (cierto deja vu). Sí que me gusto la forma de contarlo: ni una secuencia desde el enfoque de la cámara cinematográfica (supuestamente), si no que todas ellas están tomadas de distintos medios. Creo que hay una poderosa metáfora sobre el medio cinematográfico moderno detrás de esta película: las nuevas formas de hacer cine.
Saludos a todos.
Si, somos tecnología andante, pero no deja de haber censura, tanta como otras veces. Lo secretivo permanece encerrado, ja. No la he visto, porque no tengo ganas de enfadarme tanto. Ya me enfadé lo suficiente en su momento por la guerra de Irak, y ya ves de que sirvió tanta protesta. Si vi "En el valle de Elah", y viene a decir la misma barbaridad. Unos soldados atrofiados psicologicamente matan a un compañero, lo descuartizan, y se van tan panchos a un Burguer a cenar. El horror! como decía Kurtz.
ResponderEliminarSe me ha escapado esta película de Brian de Palma,director que en sus días prometía mucho.
ResponderEliminarUn saludo.