domingo, noviembre 18, 2007

"Bienvenido a la casa de muñecas", de Todd Solondz

Relato agridulce del fin de la infancia. Dulce porque se deja abierta alguna puerta a cierto tono cómico, característico de este director, pero ante todo prevalece el sentido triste de la cinta. Momento del despertar sexual lleno de mitos, de ideas confusas. Brandon le dice a Dawn "Te violaré a las tres", con la misma intención con la que quedabas a la salida del colegio con el compañero que te había tocado las narices: ajustar cuentas. Maricón, puta, violar, follar o incluso morir. Términos que se pueden usar en la infancia pero que raramente se percibe a esa edad su significado real. Se sabe que son palabras que no se deben decir y con eso basta para darle fuerza a una amenaza. Enciendes un cigarrillo y el mechero bic asoma por los dos lados de la mano.
La humillación cotidiana de la escuela, no sólo por parte de compañeros tan dotados para la tortura psicológica como el más fino especialista de la CIA, si no también de algunos profesores que encontraban en humillar al alumno uno de sus recursos pedagógicos más socorridos (hablo del pasado: cuando yo empecé la escuela todavía vivía Franco. Ahora, lamentablemente, se esta pasando al otro extremo y es el maestro el humillado, el agredido). En mi clase todos tenían su mote, como si fuéramos un equipo de futbolistas argentinos: cebolla, spaghetti, jirafa, rebotilla, garufo, butanero, cocacola, drácula, etc, etc. Algunos eran especialmente crueles, como a un compañero mío que le llamaban "el sida". Un día a una chica se le ocurrió insultarle diciéndole que tenía el sida, dos o tres que estaban alrededor rieron la gracia (?) y el pobre se quedó con el sambenito cuatro largos años, todo el bachillerato. Nadie quería tratos con él, como si fuera un apestado, un leproso, y todo por tamaña tontería. Acabó haciéndose soldado profesional, qué menos. Y no es broma lo que cuento.
El refugio del hogar tampoco existe porque la familia está a la defensiva. Conocedora de la que se le viene encima con la adolescencia se pone en guardia, cerrando el círculo de la incomprensión. Ambiente hostil, agobiante, sin salida, donde cualquier vía de escape es una posibilidad de salvación. Los adolescentes se van de casa, se fugan en el mejor de los casos. En el peor, se van del todo: tendencias suicidas. Otra vía de escape errónea es la violencia proyectada contra el más débil, como si los mayores les dejaran a los pequeños el encargo de mantener el castigo al nuevo, al novato, como una tendencia genocida escondida entre tanto ADN.
Sobre este caos de hormonas esta película realiza una mirada muy coherente del problema, una historia que no recurre a problemas de drogas o de maltrato infantil para explicar un drama cotidiano, propio del primer mundo, de sociedades avanzadas donde los hijos bien cuidados y alimentados enferman de mediocridad, de soledad, de incomunicación, autistas incapaces de manejar el alud de mensajes, de estímulos, de señales que reciben a diario y sin ningún control: la sociedad de la confusión produce un estado de insatisfacción permanente.
Por lo general no me gustan las actuaciones de los niños en las películas y me parece que suelen estar sobrevaloradas y premiadas con demasiada facilidad. No hay nada que enternezca con más eficacia a un adulto que la imagen de un niño pequeño o de un cachorro, aunque sea de tigre (verás cuando crezca). Pero en este caso las actuaciones son sobresalientes, sobre todo la de Dawn, la protagonista, que consigue transmitir fielmente al espectador el cúmulo de problemas que cruelmente asolan su existencia.
El cine de Todd Solondz parece que se ha hecho sin gastarse un duro (en esta película es a la vez productor, director y guionista: espíritu de cine independiente). La historia transcurre en un pueblo cualquiera, el casting parece hecho en la parroquia del barrio, el vestuario es corriente tirando a hortera y las canciones son una pena. La patina de realidad que da verosimilitud a la trama. Muy buena, por cierto.

4 comentarios:

  1. Me gusta este director y esta película en particular que fue la primera que ví de él. Justo la semana pasada ví la de Palíndromos y... pues no sabría que decirte, me quedé con las ganas de saber qué quería decir y demasiado desasosegante para no querer decir nada en concreto. Pero eso, me gusta su cine y su visión aunque esta vez me fallara.

    Un abrazo!

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  2. Y además necesario. Todd Solondz está en mi grupo de artistas que tocan las llagas de nuestra decadente sociedad.Los otros son J.G.Ballard,de cuya novela titulada Fúria feróz te recomiendo y que no te va a dejar indiferente,sobre un grupo de chicos sobreprotegidos que aniquilan a todos los miembros de sus familias que habitan en urbanizaciones apartadas y controladas.Y el otro, Chuck Palahniuk ¿Has visto El club de la lucha? La frustración y el pesimismo ante la precariedad del día a día y del incierto futuro que compartimos ésta generación.Estupendo post.
    Un abrazo.

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  3. margot: "Palindromes" es muy buena también: sello de autor. "La casa de muñecas" es una trama quizás más llevadera, más cercana: todos hemos pasado la adolescencia con parecidos problemas. A "Palindromes" le dediqué una entrada en este blog aquí

    francisco machuca: me alegro de que coincidamos en la admiración por este director. Tomo nota de tu recomendación de J.G.Ballard, del que no he leído nada. "El club de la lucha" me gustó mucho, algo más el libro que la película y eso que el director David Fincher me parece muy bueno. De Palahniuk leí después "Nana" y no me gustó. Una de cal...

    Saludos

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  4. Este director siempre es controversial, un gran generador de amores y odios. A mi me gustan algunas y otras no tanto. La que mencionas aún no la he visto. Saludos!

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