Clandestinidad, reclusión y paranoia. Las condiciones en la que pasaron años, incluso décadas, muchas de las personas perseguidas durante y después de la Guerra Civil española, hacen pensar que el hastag #quedateencasa, que en estos días tiene la consideración de deber cívico, tuvo en aquellos tiempos de terror dictatorial un cariz completamente opuesto: esconderse para evitar juicios sumarísimos que tenían la mala costumbre de terminar con el acusado fusilado frente a la tapia del cementerio. Delaciones, arrestos, batidas, torturas. Sí, mejor quedarse en casa.
Manuel Leguineche fue escritor de cabecera de mi juventud, uno de los más conocidos corresponsales de guerra del periodismo español (a él se le atribuye la frase de que a su "tribu" de reporteros se les describía fácilmente usando tres des: dipsómanos, divorciados y depresivos) que también tenía una excelente obra dedicada al ensayo histórico, con títulos como "Yugoslavia kaputt", "Los años de la infamia", "Annual 1921", "Yo pondré la guerra", "Yo te diré", "El viaje prodigioso" o, uno de los más conocidos, "Los topos", escrito junto a Jesús Torbado. "Los topos" se publica en 1977 y constituye un testimonio fundamental, obtenido tras años de investigación, de una veintena de hombres que vivieron ocultos por sus familias durante los años más duros del régimen franquista, cautiverio autoinfligido que se inició por pura supervivencia y que se prolongó por puro miedo.
¿Cómo pudieron aquellas personas esconderse con tanta eficacia? He conocido muchas casas antiguas, en los pueblos, que eran una colección de estancias, recovecos, oquedades. Al recorrer aquellos hogares de repente aparecía una alcoba, una despensa, una puerta que no daba paso a ninguna parte, una ventana por la que se accedía a cualquier sitio. Sobraos y lagaretas. Tinajas y alacenas. Las necesidades del trabajo, el aumento de la descendencia o el reparto kafkiano de las heredades, habían conseguido que la distribución de esas casonas, muchas con siglos de antigüedad, variara con cada nueva generación de habitantes hasta formar un mapa vital tan característico como único: ni una casa igual a la siguiente: fácil perderse, difícil encontrarse. Y en un pispás se levantaba otra pared o se abría otro hueco. Y a enterrarse en vida.
El equipo de directores que firma y filma "La trinchera infinita", se ha repartido los puestos de director y guión en otros dos largometrajes más, "Loreak" y "Handía", logrando con esta colaboración artística una filmografía de éxito crítico, premiada y nominada como pocas. Si "Loreak" era una brillante propuesta intimista acerca del luto y el matriarcado, "Handía" se adentraba en el retrato de época más pintoresco, y obtenía, sin embargo, el reconocimiento como película con más premios Goya de 2018. "La trinchera infinita" alude a las dos condiciones de sus predecesoras, el intimismo y la aproximación histórica, y tiene éxito en un año en que han vuelto a tener protagonismo cinematográfico los títulos alrededor de la Guerra Civil, como han sido la célebre "Mientras dure la guerra" de Alejandro Amenábar o ese curioso western hispano sobre el maquis titulado "Sordo", ópera prima de Alfonso Cortés-Cavanillas, un cine que, curiosamente, siempre tiene a la Guerra Civil en el telón de fondo y nunca se puede clasificar como cine bélico. En el cine español aún no hay presupuesto para batallas o, simplemente, no hay interés por rodarlas. Espero que sea lo primero.
Hola Licantropunk!
ResponderEliminarCreo que estamos ante una extraordinaria película. Las sensaciones que me ha producido no las recordaba ante una pantalla. En mi familia hubo un caso parecido, aunque a esta persona la mataron en su escondite bajo las maderas de la estancia principal, aquella casa y su historia me provocaban pánico siendo niño.
Me quede con ganas de ver algo mas, el final es tremendo...
Muy buena la reseña, saludos y a cuidarse!
Estas historias de "topos" están imbricadas fuertemente en nuestro pasado, así que bienvenida sea la ocasión de darles aire.
EliminarMe gustan mucho estos directores. Los descubrí con Loreak y ya procuro no perderme sus estrenos. Y recuerdo todo lo que pasó por mi cabeza mientras la veía. Me alucinó cómo reflejaban el paso del tiempo en el recinto cerrado. Y cómo iluminaban el espacio.
ResponderEliminarEspero, Licantropunk, que tanto tú como todos los que quieres estéis bien.
Te mando un beso enorme
Hildy
Gracias Hildy, todos bien, lo mismo te deseo a tí y a los tuyos. Este grupo de directores tienen una trayectoria realmente importante, de éxito en éxito. Que dure.
EliminarMuy buena cinta, para mí superior a las de Amenábar y Almodóvar, la mejor de la temporada, vamos.
ResponderEliminarSaludos
No había pensado en colocarla en ninguna lista, no soy de listas, pero ha habido películas españolas que me han emocionado más que esta. Precisamente, las dos que mencionas.
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