lunes, diciembre 25, 2017

"Crudo", de Julia Ducournau

Los desmayos producidos por la impresión recibida al contemplar ciertas secuencias cinematográficas son, según se cuenta, un efecto especial secundario tan antiguo como el propio cine: crónicas decimonónicas atestiguan que "La llegada de un tren a la estación de La Ciotat" de los hermanos Lumiere, proyección primigenia, produjo los primeros soponcios cinéfilos que se recuerdan. A lo largo de la historia del cinematógrafo muchos otros títulos han producido síncopes en la platea. Si nos situamos en cintas recientes yo mismo presencié el abandono de varios espectadores cuando Charlotte Gainsbourg se automutiló genitalmente en "Anticristo" de Lars Von Trier. Y no hay que ser un hiperpolémico director danés para producir ataques de nervios: la profunda lírica del francés Georges Franju abatió espectadores sin piedad en 1959 al reproducir con precisión un trasplante de cara en "Los ojos sin rostro". El propio Franju ya había hecho correr ríos de sangre, literalmente, en su documental "La sangre de las bestias", retrato fiel de los cruentos mataderos parisinos de mediados del siglo XX. El cine de prestigio ostenta, por tanto, múltiples ejemplos de ataques frontales al riego cerebral, extractos gore que parecerían más comunes a la serie B que al cine festivalero.
Dos hermanas estudiantes de veterinaria: la veterinaria vegetariana: parece una consecuencia normal negarse a consumir la carne de los animales a los que dedicarás tu vida a curar. Pero tanto verde cansa y no hay placer que sepa mejor que el placer prohibido: el pecado convertido en adicción, en una forma de vampirismo desquiciado, situación que nos ofrece un encaje para "Crudo": una de terror. Pero la película será capaz de aportar otros factores además de emociones fuertes. Su estética enfermiza, pálida y desvelada, se nutre de ambientes opresivos, angustiosos, con el foco colocado con acierto en los aberrantes ritos de iniciación del primer año universitario: novatadas, alcohol y sexo descontrolado, generando un panorama nihilista, otro más, para la juventud actual y sus inquietudes vacuas, un ejercicio desolador que en la película conduce a la devastadora conclusión de que los hijos heredan una sociedad viciada por los errores de la generación anterior: la culpa, sin lugar a dudas, señala a los padres.

4 comentarios:

  1. tan impresionable es? soy uno de los débiles, no puedo con éstas películas ja.... felicidades y que la pases bien!!!

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    1. Sí, yo también soy del tipo impresionable, así que puedo atestiguar que la película me impresionó en alguna de sus secuencias.

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  2. "Uno va pintado de azul y ella de verde, de aquí no salís hasta ser amarillos". Crudo tiene escenas dignas de recordar como el final sorpresa y con humor negro que recuerda a los de los cómics de Creppy. El proceso por el que pasa Justine me recordó a una tortuga que tuve de niño que se volvió carnivora al probar la carne y me mordía los dedos cuando le daba su comida.
    Saludos y Felices Fiestas!
    Borgo.

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    1. Excelente la mención a "Creepy". Cuando no había un acceso gratuito y universal a cualquier contenido imaginable, como sucede ahora, "Creepy" era un pasaporte seguro hacia mundos extraños, una catapulta de la imaginación.

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