miércoles, abril 20, 2016

"Libre te quiero", de Basilio Martín Patino

20N, 23F, 11S, 11M. Dos guarismos y una letra mayúscula codificando la Historia, abreviando explicaciones: tres caracteres que condensan un suceso trascendental, de esos que cuando tuvieron lugar siempre recordamos dónde nos pilló la noticia. Los medios de comunicación, hartos de repetir la combinación de día, mes y año, esparcen el código hasta lograr su arraigo en la memoria colectiva: no hay duda de a qué se refieren.
15M. El 15 de mayo del año 2011, se convoca una manifestación en Madrid. Una manifestación para protestar, por supuesto, no recuerdo el motivo exacto, pero, sumergidos en una dura crisis económica, motivos seguro que no faltaban. Siguen sin faltar. Termina la manifestación con sus manifiestos leídos, en la Puerta del Sol, como toda manifestación que se precie, y unos cuantos manifestantes deciden quedarse a dormir allí mismo: en ese momento dejó de ser una manifestación como las demás. Cuando salíamos de marcha y nos lo estábamos pasando bien, sobrepasado el umbral en el que todo se tiñe de un aura de irrealidad, la trascendente magia de la sublimación de la amistad, el amor y la alegría, buscábamos ávidamente el último garito abierto para prolongar el instante supremo, esa extraña luz de la madrugada: a casa ni muerto. Algo así debió suceder en Madrid esa noche. ¡La calle es nuestra!, no sólo de Manuel Fraga. En realidad no fue una idea original: en Grecia o en Túnez ya se habían tomado calles y plazas, se había acampado y se había protestado: se había intentado cambiar la Historia. Pero la Historia no cambia, la Historia únicamente sucede.
No sé si 15M será una referencia que perdure, si dentro de unas pocas décadas, cuando se diga "15M", se producirá la identificación con toda aquella movida que sacudió las plazas de muchas ciudades españolas entre mayo y octubre de aquel aciago año. Por lo que puedo apostar es por que la magnífica película documental de Basilio Martín Patino constituirá un camino directo para todo el que quiera acercarse a lo que pasó: experimentar el ambiente, revivir las sensaciones. Los lemas y los cánticos, los indignados y la policía, los desalojos forzosos y los retornos forzados, las lonas cubriendo una plaza, habitándola de improvisación y de ilusión, atronándola con música festiva y proclamas esperanzadas: con manos silenciosas agitando el viento. La Puerta del Sol, el Kilómetro Cero de España, el inicio de un viaje. Y los viajes siempre son a alguna parte, aunque quizás sea un sitio al que no se llegue nunca.
Canta Amancio Prada el viejo poema de Agustín García Calvo:
Libre te quiero como arroyo que brinca de peña en peña, pero no mía. 

6 comentarios:

  1. Ufff qué pereza!

    Y no hablo del verso con el que titula esta entrada, ni del poeta ni del cantor... el resto, ni de lejos que ya los tuve demasiado cerca. Y al significado de esos versos ni se asomaban.

    A lo mejor lo veo dentro de 20 años que lo recordaré con nostalgia (o no, me da que voy a ser una viejecilla de gruñido rápido y gatillo, dialéctico of course, más fácil aún).

    Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Así va a quedar, como un documental-documento histórico, siempre y cuando el suceso pase a la Historia de algún modo, algo que no tengo nada claro

      Eliminar
  2. Algo espontaneo, un intento de promover una democracia más participativa alejada del bipartidismo PSOE-PP (el PPSOE) y del dominio de la banca, un gobierno más o menos en la sombra, pero luego ganó el PP... qué pena.
    Saludos!
    Borgo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Espontáneo y anárquico, con muchas ganas de fiesta: la alegría de ocupar la calle: una forma de demostrar aquello de ¡power to the people! Otra batalla pérdida, en fin.

      Eliminar
  3. ... me pareció que algo se movía. Estos movimientos siempre generan una sensación especial... y aunque terminan y se apagan... creo que siempre queda un poso, algo.

    Se me escapó este documental de Martín Patino...

    La canción de Amancio Prada me gusta..., le cogí mucho cariño cuando sacó un disco donde ponía voz y música a los sonetos del amor oscuro de Federico García Lorca.

    Beso
    Hildy

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Al verlo ahora, después de unos años, después de un 2012 que también fue muy intenso en protestas, en salir a la calle en una manifestación tras otra, me parece que veo algo sepultado, un movimiento sí, pero que se paró en seco. Y la música de Amancio Prada es una acompañamiento sentimental extraordinario para las imágenes de Patino, ese sensacional, tranquilo y sabio cineasta.

      Eliminar