sábado, agosto 23, 2014

"Mil veces buenas noches", de Erik Poppe

La secuencia inicial, unas duras escenas en las que se reconstruye el acto cotidiano de la muerte violenta e indiscriminada en zonas de conflicto (Kabul, la capital de Afganistán, en esta ocasión), puede hacer pensar que la película tiene más enjundia que la que delata su título y su cartel: pinta de película romántica protagonizada por Juliette Binoche y Nikolaj Coster-Waldau (a los que no le suene el nombre de este actor quizás les suene más el personaje que interpreta en la serie "Juego de tronos": Jamie Lannister, The Kingslayer). El comienzo de esta historia sobre una reportera de guerra (primer personaje femenino del celuloide con síndrome del Vietnam, que yo recuerde) parece conectar con la del yonqui de adrenalina bélica que retrataba Kathryn Bigelow en "En tierra hostil", una trama que trataba de forma sobresaliente la incapacidad de adaptarse a la vida normal para aquellos que han pasado mucho tiempo en el filo. Sin embargo el guión de "Mil veces buenas noches" (¿por qué se titulará así?) se edulcora sin remedio hacia un sonrojante (por facilón) conflicto sentimental-familiar, con madre que se pierde función teatral incluida: americanada: caracoles, caracoles. Del aroma Bigelow se percute al perfume Coixet, y los fotogramas nos empiezan a hacer meditar sobre la conocida pregunta de a qué narices huelen las nubes.

Conciliar la vida familiar y la laboral, dilema siempre complicado: la película reconfortará tanto a las estajanovistas de su trabajo como espabilará a las en exceso dedicadas al hogar: nadar entre dos aguas y contentar al mayor número de espectadores. Lo que no está tan claro es que la cinta guste en exceso a corresponsales de guerra reales, sea cual sea su sexo, esa casta periodística que, como decía el difunto Manuel Leguineche (grande entre grandes), era la de las tres des: depresivos, divorciados y dipsómanos. Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. 

8 comentarios:

  1. Querido Licantropunk: qué casualidad y qué bueno. Los dos escribiendo sobre la misma película. A mí también lo que más me gustó fue la parte donde ella ejerce como reportera gráfica y las reflexiones que se realizan sobre la profesión.

    Fui a verla con mi hermano que es fotógrafo y se sintió contentísimo por ver a una actriz que parecía realmente una fotógrafa profesional por la manera de coger y llevar las cámaras. Y le gustó mucho cómo se reflejaba la profesión.

    La otra parte, la del melodrama familiar también plantea temas interesantes sobre todo lo que la cuesta a ella vivir en un ambiente de normalidad. A mí lo que más me gustó de la película (y solo por eso creo que merece la pena verla) fue la primera media hora de la película y el final (las partes de KABUL).

    Mi hermano, que escribe en un blog de fotografía..., encontró el posible motivo del título de la película. Y te informo ahora mismito. Esa frase del título pertenece a un fragmento de ROMEO Y JULIETA que además ilustra perfectamente el argumento de la película, ¿no te parece?

    "- Mil veces buenas noches.
    - Me sentiré mil veces peor, por falta de tu luz".

    Un placer compartir miradas de una misma película...

    Beso
    Hildy

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    1. ¿De "Romeo y Julieta"? Uff. Ya me explico muchas más cosas, ja, ja. Sí, la película vale lo que vale la parte de Afganistán. Recuerdo "Kandahar" de Mohsen Makhmalbaf o tratándose de terroristas atados a bombas la imprescindible "Paradise now" de Hany Abu-Assad. Una pena que se haya ido menos por ahí que hacia lados más cotidianos y costumbristas de una sociedad occidental obsesionada con la seguridad y el imperio infantil.

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  2. Como si no pudiésemos describir una sociedad diferente sin dejar colar nuestros prejuicios y fantasmas. Un abrazo.

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    1. Nunca: ¿cómo hacer una sociedad distinta a lo que somos? Ese intento siempre acabará mal.

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  3. Tienes razón, pero si en lugar de ser una madre la prota fuese alguien con otro tipo de lazos familiares, ¿pensarías lo mismo? Yo creo que intenta hablar de esa violencia, esa miseria, sin perder de vista que el reportero es una persona con vínculos en otro sitio. Quizá tenga un, quizá inevitable, lado pasteloso. Pero a mí me recordó a lo que Roberto Saviano dice en las entrevistas, que su madre y demás familia le reprochan haber llegado a esto y que si el mismo empezase de nuevo no dudaría en hacerlo de otra forma.
    ¿Veis? En cuanto cambiamos de género las cosas se ven de otra forma. Quizá la pastelada venga porque los vemos así siempre que el personaje principal es mujer. No lo tengo muy claro, pero pienso que es posible.
    Os dejo el enlace a mi post sobre la peli, creo que allí me explico mejor.

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    1. Pues no opino lo mismo, creo que el personaje de Juliette Binoche sería perfectamente intercambiable con el de Nikolaj Coster-Walda: en esta película no se trata de quién se ocupa de la casa. Recuerdo esas películas de policías a los que deja la mujer porque tienen miedo a que un día no regresen a casa. Pues el argumento de la película está basado en ese miedo, sólo que en ésta (una virtud de la cinta) el que tiene miedo es el marido. El "pastel" viene por una fotografía y unas situaciones de película romántica cursi y poco creíble: nada creíble. Impaciente por ver lo que has escrito.

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  4. A mí no me llamó nada la atención, porque me temía algo como lo que cuentas: cuando aparece una mujer desarrollando una profesión que se sale de lo habitual en su género parece que las propuestas tienen que escorar hacia el sentimentalismo o el rollito maternal más obvio y "culpabiloso", mujé, mala mujé.

    Y me cabrea asi que pensé, no la veo y eso que me ahorro, jeje.

    Por no hablar de los excelentes antencedentes que ya hay sobre el tema y que exigirían a otra vuelta de tuerca un poco más de seriedad, no? porque si lo piensas se podría haber hecho algo más digno, chicha había, digo yo.

    Grande, grande, el señor Leguineche. Estoy contigo

    Saludos de vuelta y pocas ganas, ays!

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    1. Mira que empezaba bien, un primer cuarto de hora prometedor, pero sí, derivó hacia lo ya visto muchas veces , lleno de clichés y de cursilerías. En fin.

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