¿Qué siento?
Miedo y bienestar.
Ahora la muerte
ha alcanzado mis manos,
mis brazos,
mis pies, mi vientre.
Ahora ya no veo nada.
Estoy muerto.
Quiere saberlo, lo sé.
La muerte es...
Además del cine, el teatro fue otra actividad escénica en la que el sueco Ingmar Bergman desarrolló su carrera de autor, incluso se le puede considerar director teatral en mayor medida que cinematográfico. En muchas de sus películas es patente esa condición, detectándose sin ninguna duda la influencia que tiene en el celuloide su vocación por las tablas. "El rostro" es una de las cintas en las que ese influjo del teatro se percibe de forma más poderosa, tanto por la puesta en escena como por la historia desarrollada, una trama que, si trascurriera en España y por la época de la acción, se podría clasificar de valleinclanesca.
El buhonero, el curandero, el cómico, el ilusionista. Personajes itinerantes que trasportaban lo novedoso (Melquiades y el hielo) y el carácter cosmopolita a zonas apartadas donde no llegaban noticias con regularidad y arraigaba la aculturación ciega de las superstición y el miedo. Ese carácter vagabundo e indigente convertía al viajero en un bulto sospechoso: el extraño, el ajeno indigno de confianza, forastero listillo dispuesto a aprovecharse del ignorante local, mucho menos viajado y falto de un buen espabile. La troupe del mago Vogler (Max von Sydow, cara habitual del cine de Bergman rodeado de otro montón de caras habituales: Ingrid Thulin, Gunnar Björnstrand, Bengt Ekerot, Naima Wifstrand, etc.) recorre el norte de Europa maravillando multitudes. Linternas mágicas, encantamientos, ungüentos, filtros amorosos, levitación, escapismo: óptica, medicina natural, magnetismo, electricidad, hipnosis. El Siglo de las Luces impulsó el desarrollo científico occidental alumbrando con la razón todos los aspectos de la existencia humana, aquellos que habían sido sepultados en penumbra por la cerradura firme del dogma religioso. Que el común de la población considerara como mago al hombre de ciencia capaz de manipular las leyes de la física, sería una consecuencia lógica: la caverna y sus sombras. Que pensaran que era un brujo en negocios con el diablo, suponía una propuesta infinitamente peor.
Bergman plantea en la figura de Vogler una faceta poliédrica: o charlatán, o sabio, o nigromante. El ambiente tétrico y oscuro de "El rostro" acentúa el enigma, al apoyarse la escenografía en una atmósfera de película de misterio, de novela gótica, de leyenda de Becquer: el ala negra del cuervo de Poe parece sobrevolar los fotogramas, y los cadáveres, más aún si son resucitados, ajustarán cuentas con los escépticos y los descreídos. Cae el telón y se desmoronan los trampantojos. La muerte seguirá siendo el único arcano indescifrable.
No sé por qué relaciono siempre esta película con "El político"...
ResponderEliminarEl cine de Bergman no frecuentaba los terrenos de la mediocridad.
EliminarNo, hombre, es por el rostro, la jeta...
EliminarPirulo, es de mala educación entrometerse en conversaciones ajenas. ¿Se refiere usted a "La jetée", de Chris Marker? Sí, en esa creo que salía algún político pero a "El rostro" no se parecía mucho, creo recordar... De Chris Marker le recomiendo "La jetée" (el muelle) y "Sans soleil" (sin suela).
EliminarMr. Licantropunkmagia en estado puro; imagenes que parecen salidas de un cuadro. A este film lo vi hace ya muchos años, gracias por habermelo hecho recordar. Saludos.
ResponderEliminarUnos encuadres fabulosos y una fotografía excelente de rostros iluminados que emergen de la oscuridad.
Eliminar... Abarcar toda la filmografía de Bergman es complejo. Tiene una filmografía amplia, amplia..., de enormes dimensiones. Pero también tiene recompensa... Siempre te queda algo por descubrir. Y en mi caso EL ROSTRO es una, de tantas, de las películas que me quedan por ver del director. Así que vuelvo a leerme tu texto y sé que la veré...
ResponderEliminarBesos
Hildy
Y como director de teatro una colección de títulos aún más extensa. Sin duda es una figura imprescindible, un autor que, si no te acercas a él, si no le das un buen repaso, te pierdes una parte esencial del arte cinematográfico.
EliminarTengo que "liarme" de nuevo con Bergman, hace años me daba atracones con él pero hace tiempo que no lo retomo. Esta película no la he visto, puede ser un buen (re)comienzo. Además tengo el gusanillo abierto por esos tiempos de luces y sombras, donde la ciencia más parecía un juego.
ResponderEliminarSaludos!
Da buena cuenta de la superstición pero también del escepticismo, en eso también es una película muy interesante.
EliminarYa, antes de leerte, erauna de las obras pendientes que tengo pero, después de tu texto, me has multiplicado las ganas de verla. Esa imagen del coche de caballos entre la bruma del bosque me ha dejado sin palabras. La veré, sin duda-. Abrazos.
ResponderEliminarPD: Perdona por los spoilers sin avisar...jejeje
Ja, ja, lo que es imperdonable es que yo no haya visto algunas películas.
EliminarYa han pasado bastante tiempo desde que la vi. Sé que me gustó y me quedó el recuerdo de ese ambiente expresionista y el rostro de Max Von Sydow, caracterizado de una forma muy peculiar, moreno. También recuerdo el singular sentido del humor del director.
ResponderEliminarSaludos
Un humor muy negro el sueco, y muy ácido. El rostro es el de Max Von Sydow, sin duda, enmarcado por la peluca y la barba morenas, lo que logra hacerlo mucho más intenso.
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