Brutal. ¡Menuda feria! Algún sismógrafo debió disparar su alarma en las proximidades de Salamanca porque el edificio del cine vibraba hasta los cimientos.
Dice Claude Chabrol en su libro "Cómo se hace una película" que una cinta se puede ver como una obra de reflexión o como una obra de sensación. De este modo un director puede decidir que lo más le importa es la cantidad de cacharros que se destripen, los destrozos y los disparos, las explosiones y la sangre, la sensación al fin y al cabo, y dejar la reflexión aparcada. Este otro proceso, el cine de reflexión, sólo puede surgir de un guión meditado y una puesta en escena cuidadosa, de modo que dicha reflexión se inicie en la mente del espectador: requiere colaboración (pensante) por parte del que ocupa la butaca: un mínimo esfuerzo intelectual. Hoy en día, qué duda cabe, el caballo ganador es el cine de la sensación (que no implica que sea sensacional: sensorial sería el término) y "Terminator Salvation" es el máximo exponente hasta la fecha: un 10 en sensación. De los diálogos insustanciales o de los personajes vacíos mejor no hablar: los primeros han sido incapaces de procesarlos mis tímpanos sacudidos y los segundos no han llegado a mi retina, poseída por el desenfreno de la lucha brutal contra las máquinas cibernéticas. Si la solución a la crisis del cine moderno (crisis económica, no artística: se siguen realizando películas extraordinarias) consiste en convertir las salas de proyección en parques de atracciones, este es el camino: sala llena (era el estreno, pero multitudinario) y público asombrado. Todavía no he visto ninguna de las recientes que anuncian que se pueden ver en 3D (ese pedazo de milagro de la transfiguración del actor en medio de la platea) pero deben ser la leche. La leche en bote, claro. Reflexión y sensación, sabiamente combinadas en mayor o menor medida, serán una receta de éxito y una virtud a perseguir.
De cualquier modo soy un fan incondicional de esta espectacular saga del autómata homicida: el recorrido de la trayectoria vital de John Connor desde su concepción, pasando por la adolescencia y la juventud, hasta llegar a ser un hombre hecho y derecho en esta cuarta entrega (interpretado por Christian Bale: el papel de John Connor debe molar tanto como si te ofrecieran el de Luke Skywalker), siempre amenazado por máquinas terribles, asesinas implacables, pero siempre victorioso. Y es una saga coherente en la que esta cuarta parte era necesaria. En "Terminator 2", de James Cameron, el problema quedó finiquitado (Sayonara, baby) con la destrucción de Cyberdine Systems y la fundición de los restos del T-800, pero en el año 2003 se realiza una nueva secuela, "Terminator 3: La rebelión de las máquinas" de Jonathan Mostow, ya sin Cameron al mando pero con el futuro gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, aún repartiendo sopapos desde su cascarón metálico. Esa tercera parte finaliza con el ataque nuclear lanzado por Skynet: el futuro que mostraba "Terminator" en 1984 no se puede cambiar, no se puede rescribir y la única oportunidad para una humanidad moribunda es que John Connor lidere la resistencia contra el imperio de las máquinas. La tercera por tanto dejaba la puerta abierta a la cuarta, haciéndola obligatoria. Y, por qué no, habrá quinta y las que los productores (hasta cuatro he contando en los creditos frente a un sólo director desconocido, con nombre híbrido entre marca de coche inglés y dj cool ibicenco) quieran continuar financiando. Máquinas, sí, pero de hacer dinero.
"Terminator Salvation" es el espectáculo de la lucha demoledora, a cielo abierto, contra grandes trastos de guerra, en un mundo ceniciento y desértico, aunque tampoco se renuncia a escenas marca de la casa: esas peleas cuerpo a cuerpo, desiguales, en refinerías mal iluminadas que no terminan hasta que al bicho metálico se le apaga la luz roja de los ojos. En esta película John Connor tiene que liderar a la resistencia y tiene que encontrar a su futuro padre (en realidad, su pasado padre, claro: al que no conozca la saga todo esto que estoy escribiendo le debe sonar a chino) para mandarlo de vuelta a los ochenta y que salve a su madre. Las casetes que le dejó grabadas Sarah Connor, le indican las claves de los pasos a seguir. Tampoco podía faltar un cyborg que le eche una mano a John Connor y en este caso es Marcus Wright (interpretado, muy bien, por el actor australiano Sam Worthington), un golem de chapa con corazoncito (literalmente) que busca a su creador, igual que hiciera el replicante Roy Batty en "Bladerunner": el robot en el diván del psicoanalista se pregunta por los motivos de su existencia: inteligencia artificial con motivaciones freudianas.
En fin, muy entretenida (para el que guste del género) y ojalá sea un gran taquillazo para que, como aseguran las distribuidoras, la recaudación de este tipo de películas permita hacer películas de las otras, esas tan artísticas, tan reflexivas y tan lentas, que van a verlas cuatro gatos (si llegan a estrenarse) y que les hacen perder a las productoras toneladas de dinero aunque la crítica trasnochada diga que son obras de arte extraordinarias.
Si la taquilla va mal... volveré.
A mi me había tocado ir a ver esa, pero al final, gracias al cielo, otro compañero la va a hacer para la revista, con lo que me he ido a ver Coco Chanel, que me apetecía más, pues soy una forofa de su moda. Y además ya sabía que esto es puro ruido y poco más, nada que ver con la 1 y la 2, tan buenas a mi entender. Un beso majo.
ResponderEliminarA mí me ha tocado ver "Coraline" y tal... Con una troupe de infantes que salieron "acojonaditos", je, je... Y yo la disfruté creo que más que ninguno, salvando mi sobrinilla de 9 años que estaba en la lectura del libro y se lo pasó teta. Los otros tres pitufos que venían y el pre-puber (mi hijo), sin dormir aún, uf!
ResponderEliminarY esta me toca en cuanto pueda, mi hijo se derrite solo de pensarla. Aunque a mí creo que no me dirá demasiado, pero qué se le va a hacer, si la disfrutan ellos, pues buena es.
Sólo por el espectáculo visual y sonoro, merece la pena pagar la entrada. También hay que destacar el cameo de Schwarzenegger, sin decir ni una sola palabra, y ni falta que le hace.
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=fGL2aY6biEE&feature=player_embedded
Pues hoy he dudado entre ésta y la de Los hombres que no aman a las mujeres. He ido a ver la segunda porque me regalaron el libro y lo leí hace poco. Como siempre pasa, las historias se quedan un poco cojas si tienes como punto de referencia el libro. El personaje de Salander sí que está logrado, Me encanta esa chica.
ResponderEliminarPara ver ésta de la que hablas, tengo que tener un día muy especial, muy destroyer jajajajajajajajaajaja. No es un género que me atraiga siempre.
Besos baby.
Veo que salvo mi colega de "El especiero" que me acompañó en la aventura (y en la butaca de al lado), "Coco Chanel", "Coraline" y "Los hombres que no amaban a las mujeres" han protagonizado el resto de comentarios. Este fin de semana ha estado muy repartido, como el gordo de navidad.
ResponderEliminarSaludos a todos
Bueno,entiendo que estas películas tengan éxito,sobre la primera y segunda entrega.Desde luego tiene los alicientes perfectos;acción,efectos especiales y una trama temporal atrayente,tipo Regreso al futuro,pero más negra.Como soy fan de la ciencia ficción literaria,creo que Terminator no es una buena película,ni original.Cameron bebe de la imaginería de la obra de Philip K.Dick,pero carente de la profundización de sus obras.De todas maneras,si tuviera que quedarme con una de ellas me quedo con la primera.Confieso que no he visto ni la tres ni ésta que también comentas.
ResponderEliminarUn abrazo.
También preferí ver la de Millenium. Bastante bien, un poco televisiva de más, pero bien. Ya estoy leyendo el segundo tomo. Y tan entretenido, oiga...
ResponderEliminarSaludos!
Como detesto a las multitudes que acaparan los estrenos, apenas si fui a verla. Ya con menos gente y sentada a la mitad del cine. Debo decir que me gustó la película, así nada más, me gustó y mucho.
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