Una serie con estilo propio: marcó la moda del verano de 1984, cuando se estrenó en TVE. Americanas arremangadas, camisetas y pantalón de pinzas. Mocasines y gafas de sol de montura negra de plástico. Colonia Vorago y el famoso Ferrari Testarossa. Vivir en un barco compartido con un cocodrilo llamado Elvis. Y sobre todo la infinita tristeza del teniente Castillo interpretado por Edward James Olmos, tristeza que luego heredaría David Caruso en el personaje de Horatio de "CSI Las Vegas". ¿Eres más de Horatio o de Grissom?: pregunta de test para perfiles psicológicos de futuros inspectores de policía. El sol de Miami contrasta con la amargura de sus ángeles guardianes.
Michael Mann creó esta serie de culto y de repente la figura del policía adquirió un glamour inusitado. Estética de videoclip y de modernidad, tan alejada del aspecto que, aquel mismo año, tenían los maderos que aparcaban sus lecheras en las calles aledañas a aquellas por las que discurrían las manifestaciones en contra de la Lode. Maravall, el conejo de la Lode y el cojo manteca. Ya no recuerdo por qué protestábamos pero seguro que había un buen motivo: en materia de educación siempre lo hay.
Así pues, el director resucita su idea 20 años después y le sale una buena película. Su primer acierto es que el homenaje se deja en el título y en el nombre de los personajes, pasando la acción a tiempos contemporáneos y enterrando los ochenta en rincones sensatos. Jamie Foxx se pone en la piel de Ricardo Tubbs con el mismo nivel de frialdad profesional que desplegaba Philip Michael Thomas, y Colin Farrell es un Sonny Crockett más sucio y apasionado que el repeinado Don Johnson (el aspecto del personaje de Farrell me ha hecho pensar en Rodney Falk, el excombatiente del Vietnam que aparece en la novela "La velocidad de la luz" de Javier Cercas).
Siendo una película policíaca o de acción bastante entretenida, sin duda su mayor interés reside en el tratamiento de la imagen que realiza el director. Michael Mann ha firmado tres películas bastante parecidas en su puesta en escena y en su tratamiento de las personalidades íntimas de criminales y agentes de la ley. La primera de ellas, "Heat", es una obra maestra: virtuosismo de las escenas de acción y tensión dramática en cada plano. Sin más (y sin menos). Con "Collateral" fue pionero en realizar una película de gran presupuesto en alta definición, tecnología que ha seguido empleando en "Corrupción en Miami". De este modo ha conseguido que en películas en las que predominan las escenas nocturnas (sobre todo en "Collateral", donde la trama trascurre en una sola noche) los cielos nocturnos se llenen de colorido y las luces de la ciudad sirvan de potente telón de fondo para la acción, dotando a la imagen de una impresionante belleza plástica y de una atmósfera onírica en condiciones extremas de luminosidad. Como leí recientemente, es el fin de la profundidad de campo y la afirmación de la realidad casi documental en el escenario, de modo que el cine explora las fronteras de sus metáforas visuales. Todo sea por la afirmación de la infinita tarea de la búsqueda de la belleza.
No he visto la película pero aún recuerdo la serie... y lo mal que ha envejecido con esos trapitos y aire de oropel, ays.
ResponderEliminarPero en aquellos tiempos disfrutaba de ella y el teniente Castillo... ummm, qué misterioso.
un abrazo!
el fin de semana vi dos películas:
ResponderEliminarcloverfield (patética, todo el público habrá asistido engañado, al usar el nombre del productor de Lost, que más vale que siga en eso).
si lugar para los débiles (brillante).
Tu estupendo texto me hace pensar...y ha conseguido reconciliarme un poco sobre mi característico pesimismo.He visto todo lo de Michael Mann y admito que me gusta su cine y su propuesta,que lo queramos o no,es el siguiente paso del mundo audiovisual.Es un acierto lo que dices sobre la profundidad de campo.Con el digital se pierde,pero para que lo queremos si ya no quedan horizontes de grandeza.El circulo se estrecha y los nuevos avances deben centrarse en esos cielos de neón y en esos personajes atrapados del nuevo hombre contemporáneo.Me repito;un post muy sugerente y necesario.
ResponderEliminarUn abrazo.
margot: la serie en la distancia mantiene su estilo de referente moderno. Todo vuelve, así que cualquier año de estos nos toca desempolvar el ropero.
ResponderEliminartan versatil: he visto "Cloverfield (Monstruoso)" y tiene su interés en cuanto a realización y montaje aunque no sea la primera que se hace así, ni mucho menos. Pero la historia es un ladrillo insoportable, coincido contigo.
Admito que al leer el título "Sin lugar para los débiles" me desconcerté. ¿Cuál sería esa?. Vale, he escrito la respuesta en la siguiente entrada de este blog.
francisco machuca: me puse a ver "Corrupción en Miami" con muchos reparos. La trama no es nada del otro mundo pero la imagen... ¡Belleza urbana!
Saludos
Si, efectivamente en un Corrupción en Miami del siglo XXI. Me gustó mucho, de hecho me gustarón las tres mucho, las tres obras con las que Mann ha abierta la pugna por el digital. Su fotografía y su cinematografía me parecen auténtico cine, ese que te evade de la realidad. Mi apuesta es segura por este director cuyo tratamiento de la imagen es tan, en cierto modo, glamourosa.
ResponderEliminarTiempo sin verte. Un saludo.