
El café "El Alcaraván" representa la nostalgia de la vida universitaria. Tantas tardes de invierno pasadas apoyados en el mármol de sus mesas, junto a un piano mudo y las láminas de Escher planeando sobre nuestras cabezas. Promesas de amor eterno entre carpetas repletas de apuntes y tazas vacías que un monedero exiguo, implacable, no permitía que se volvieran a llenar: todos los sueños: los rotos y los que no. Si alguien me dijera entonces que al cabo de tantos años un cuadro mío colgaría de sus míticas paredes... Aunque sea por unos pocos días: aunque fuera por unas horas.
Gracias a Aurora que me animó, a Rubén que me llevó y a Chema que me enseñó.
Y yo te doy a tí las gracias por tan estupéndo texto, que sin estar,lamentablemente allí, has hecho que por unos momentos me sienta como un artista bohemio. ¡Ah! Esos cafés de artistas, de cuartillas, lápices y cristales empañados de madrugada. De complicidad entre bohemios locos...
ResponderEliminarMi querido amigo,creo que no he nacido en la época correcta.
Te deseo una felices fiestas y un próspero año nuevo, de corazón bohemio.
Un fuerte abrazo.
francisco machuca: los cafés de mesas de mármol que invitan a la charla tranquila: en mi caso, a estas alturas, a la ensoñación y a la nostalgia. Sí, estamos un poco trasnochados.
ResponderEliminarLos mismo deseos para ti.
Saludos