El problema esencial al que se enfrentará un guionista que quiera elaborar una historia sobre Superman, será el de cómo hacerle daño al personaje. Cuando Jerry Siegel y Joe Shuster crearon al superhéroe en la década de los 30, dibujaron un ser todopoderoso que exponía escasos puntos débiles al enemigo (a la figura de Superman le dediqué hace un par de años un largo artículo que fue publicado en la ya legendaria revista "La caja de Pandora", para su no menos mítico número 8 especial "Superhéroes"). Queda la kryptonita, escaso mineral de color verde del que habrá que usar la mayor cantidad disponible para poder frenar al hombre de acero. Y así se llamaba la anterior película sobre Superman, "El hombre de acero", dirigida también por Zack Snyder. Esa producción del año 2013 ya contaba con Henry Cavill como imagen moderna de Clark Kent y era una cinta bastante plomiza, tanto como el color ceniciento que la dominaba y que también sepultó el rojo fuerte de la capa del héroe, así como su carácter, vencido hacia la circunspección y la melancolía. Con aquel antecedente, remake del "Superman II" de Richard Lester, el resultado de "Batman v Superman" se esperanzaba incierto, cuando menos, más aún si el ínclito Ben Affleck iba a ser el encargado de ponerse el traje del otro archiconocido superhéroe huérfano de la DC Comics, Batman. Ay.
Un espectador prejuicioso lo tiene crudo si quiere disfrutar del cine en su plenitud. Y si encima se ha empapado de críticas poco favorables, ni te cuento, mejor pasar la tarde en otros menesteres. Al rato de estar viendo "Batman v Superman", pienso que quizás nos hemos equivocado de sala. ¿Esta es la cinta motivo de tanto troleo, de tanto escarnio y desprecio? Ni Henry Cavill ni Ben Affleck despertarán pasiones por la actuación que desarrollan, pero tampoco molestan (¿Christian Bale es el mejor Batman de la historia del cine? A Bale le sacudió tal tunda actoral el malogrado Heather Ledger en "El caballero oscuro" de Christopher Nolan, que supongo que recalculó las oportunidades de lucimiento que le puede reportar seguir interpretando al hombre murciélago). Por si acaso, se ha sabido rodear a los dos protagonistas de un reparto excelente, con talento probado en los nombres de Amy Adams, Jeremy Irons, Holly Hunter, Laurence Fihsburne, Diane Lane, a los que se une la avasalladora aparición de Gal Gadot como Wonder Woman: las escenas de combate de esta chica maravilla son alucinantes. Sí, no he mencionado un actor, Jesse Eisenberg: su Lex Luthor es lo que merece pasar al olvido en esta película, un Luthor que no se sabe si quiere ser Luthor o si quiere ser Joker y que al final no es uno ni otro: me temo, encima, que el parloteo frenético de Eisenberg seguirá buscando kryptonita en futuras entregas de la saga. Porque se avecina saga, no les quepa duda. El universo DC, a rebufo del éxito taquillero que la factoría Marvel (¿o es Disney?) ha extraído y seguirá extrayendo de su catálogo de Vengadores, está ansioso por hacer caja en años venideros.
Zack Snyder, hábil falsificador de cómics, como demostró en "300" o en "Watchmen", se enfrenta ahora al desafío de pasar a celuloide los tebeos de dos de los superhéroes más famosos que existen, probablemente el primero y el segundo de la lista, personajes que, con sendas firmas de Richard Donner y Tim Burton, ya habían sido retratados con éxito en el séptimo arte. Snyder arriesga con la estética (con buen resultado) pero la película no se la juega con el guión, ¿para qué? Ambos defensores del bien tienen distintas concepciones de la justicia, perfectamente delimitadas desde hace décadas: uno es más boyscout y otro es más canalla, caracteres forjados en la infancia: aunque los dos perdieron a sus padres biológicos a edad temprana, a uno lo criaron amorosos padres adoptivos en una granja de Kansas, mientras que el otro fue carne de internado al que rodeaban avarientos tiburones de las finanzas deseosos de hincarle el diente a la fortuna familiar: pobre niño rico. Personalidades distintas que son la base de cualquier buddy movie que se precie: odio a primera vista. Una de las ensoñaciones que se muestran en la película, aquella en la que en un futuro distópico Batman aparece como un líder de la resistencia enfrentado al régimen impuesto por un Superman totalitario (sacado del fantástico cómic "Superman: Red Son" de Mark Millar: ¿qué hubiera pasado si en vez de en U.S.A., Superman hubiera aterrizado en la U.R.S.S?), lleva al extremo la desconfianza mutua que se profesa el dúo: el enfrentamiento latente, el combate que será a muerte. Pero la muerte no es el final, no. En los cines habrá Liga de la Justicia para rato.
Mr. Licantropunk, aun no he visto este film, queda anotado para el futuro. Saludos.
ResponderEliminarLa estadística también opina que es fácil que termine viéndolo.
EliminarExcelente entrada. No la vi, pero la recaudación en taquilla que en principio no era nada prometedora, ha superado los cuatrocientos millones de dólares en su primer fin de semana. (?)
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias. Estas películas son una mina de oro, se venden solas. Pero promoción tampoco les falta, no.
Eliminar¿Qué tal Wonder Woman? (La Mujer Maravilla para los de mi generación) No se la suele ver en la pantalla.
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
La aparición de La Mujer Maravilla en esta película sin duda es de las que dejan huella.
EliminarUfff que perezón! me la voy a saltar con gracia y salero...
ResponderEliminarPero para compensar le diré que en su momento sí que vi "Lo que hacemos en las sombras" y coincido con usted en todo. Me reí como hacia tiempo y no dejo de recomendarla desde entonces a todos los "tristes en busca de un rayito de esperanza" jeje. Una película muy salá y su punto de originalidad.
Saludos.
Es una película estupenda, yo me divertí mucho con ella. Los actores están esplendidos. ¡A recomendarla!
Eliminar