¿Por qué ver esta película? Creed, nos ordena su título. ¿Pero en qué? ¿Qué esperanzas se pueden depositar en ella? ¿Qué fe puede empujarnos a verla? Su guión no, desde luego, una trama anticipada y simple: el chico quiere ser boxeador. Creed, el hijo de Apollo Creed. Creed. Pero ya se han rodado muchas películas de boxeo, algunas de ellas auténticas obras maestras, que nos relataban con rotundidad la dureza del camino hacia la cumbre, y hacia el olvido, de los combatientes del ring. La excusa para detenerse en esta cinta, episodio séptimo (otro episodio séptimo) de una saga iniciada hace cuatro décadas (otras cuatro décadas), será el propio Rocky. Y punto. Contemplar a Sylvester Stallone enfundado de nuevo en la piel de El potro italiano, echando el cierre (o no) al papel que le lanzó directo al estrellato de Hollywood, es lo que justifica el precio de la entrada: verle subir por última vez los escalones que conducen al Museo de Arte de Filadelfia, una escalera cinéfila tan mítica como la de "El acorazado Potemkin" de Serguéi Eisenstein.
Stallone generó dos iconos cinematográficos que se convirtieron en símbolos universales, en imágenes genuinas del siglo XX. Tanto Rocky como Rambo surgieron de buenas películas: "Rocky", dirigida por John G. Avildsen en 1976, y "Acorralado", de Ted Kotcheff, estrenada en 1982. Ambos eran arquetipos del héroe de la clase trabajadora: el humilde chico de barrio que para escapar del lumpen elige el gimnasio y el rudo oficio de boxeador o, peor aún, la oficina de reclutamiento y el destino desgraciado de la guerra de Vietnam. El problema de estas películas fue, precisamente, su éxito, un triunfo mundial que condujo a una sucesión terrible de secuelas, a cual peor: el icono y la caricatura. Sin embargo, la sátira común de sus dotes como actor parece haber conducido a Sly a un estado de aceptación tácita: el reírse de uno mismo, eso tan sano. Así se retrata al Rocky crepuscular de "Creed", un vejete bonachón de sonrisa fácil, corpachón de boxeador sonado y el regalo de la sabiduría de la experiencia, un ídolo antiguo abatido por las ausencias, por la nostalgia de todos aquellos a los que ha sobrevivido. Con aquel Rocky del 76, consiguió Sylvester Stallone dos nominaciones, una como mejor actor y otra como mejor guionista, nada menos. No se llevó ningún Oscar aquella noche de 1977. A la tercera, ya se sabe. O no.
seguro que no gano ninguno? como película creo que si, no recuerdo bien.... y la crítica es buena con este film.... Stallone me parece uno de los grandes aún con sus falencias, él es como Rocky, va y va y va hasta que la pega.... saludos...
ResponderEliminar"Rocky" es una película que me gusta mucho. Claro que "Rocky", la película, ganó premios Óscar: tres y de los buenos: mejor película, mejor director y mejor montaje. Pero Stallone, en particular, no se llevó ninguno a casa, a pesar de estar nominado en dos categorías. Este año podría hacerlo y además repite nominación por el mismo papel: a Paul Newman le sucedió: ganó su Óscar con "El color del dinero" en 1986, repitiendo el personaje de Eddie Felson de "El buscavidas" por el que también fue nominado en 1961.
EliminarMr. Licantropunk, aun no la vi, pero una cosa si se, me saco el sombrero ante Stallone, tras tantos años sigue vigente. Saludos
ResponderEliminarHa manejado su carrera hábilmente, intentando sacar el máximo provecho de ella.
EliminarPues te voy a tener que dar la razón, otra que no he visto! jeje. Cachis...
ResponderEliminarPero que tampoco pienso, tal derroche de testosterona y nostálgica, para colmo, tiene que justificarse en algo más que en un Stallone que tampoco es santo de mi devoción como actor... y que entiendo poco que lo pueda ser de alguien.
Qué raros sois los chicos en vuestro sentimentalismo (le digo al mío y ahora a usted, jajaja).
Saludos!
Es la épica del combate, de la caballería andante, de Áquiles y de Héctor. Hay un instinto atávico que hace que este cine funcione, no cabe duda.
EliminarYo, querido Licantropunk, me lo pasé genial viéndola. Y efectivamente la película es el reencuentro con un entrañable Rocky crepuscular con el rostro de Sylvester Stallone. Fíjate, a mí me haría ilusión que ganase el Oscar.
ResponderEliminarBeso
Hildy
Sí, a mí también, aunque reconozco que el papel que ha realizado Mark Rylance para "El puente de los espías", me gustó mucho más. Pero el momentazo es el momentazo: una imagen para la historia: Rocky empuñando el Óscar. Y si gritara ¡Adriaaan!, ni te cuento.
EliminarNo la vi pero quién diría que la historia de Sylvester Stallone inspiraría toda una saga!
ResponderEliminarMuy buen artículo.
Un abrazo
Pues ese tipo de historias, las sencillas que triunfan entre el público, son las propicias para la secuela. Y para la secuela de la secuela de la secuela de la...
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