domingo, enero 10, 2016
"El puente de los espías", de Steven Spielberg
-No parece estar preocupado.
-¿Ayudaría?
Le preguntaron a Luis Buñuel si era comunista. Él respondió que sí, que se sentía comunista, aunque nunca hubiera militado en el partido, pero que si le preguntaban si preferiría vivir en Moscú o en Nueva York, no iba a tener dudas en su respuesta. La última película de Steven Spielberg tampoco vacila a la hora de resolver ese dilema. No ha de extrañar: cualquiera que haya estado atento a la trayectoria del director californiano podrá constatar que Spielberg ha sido uno de los grandes profetas de las bondades del american way of life en la que es una de sus mayores máquinas de propaganda, el cine de Hollywood. Sin embargo la obra de Spielberg también admite, lo ha admitido siempre, una lectura entre líneas, un sondeo que aparte la primera capa de celuloide y que descubra conclusiones no tan nítidas como serían de esperar: una abultada renta per cápita no tiene por qué estar asentada sobre los mejores valores morales posibles. La batalla entre ética y sociedad, en el sentido manifestado por Buñuel en aquella entrevista, se revive en "El puente de los espías", y lo hace a ambos lados del Telón de Acero.
Stoikiy mujik. El hombre en pie. El hombre firme. El hombre íntegro. Uno para cada bloque: el abogado James Donovan (Tom Hanks) y el espía Rudolf Abel (Mark Rylance). Tom Hanks vuelve a realizar, tras muchos años extraviado en papeles que no merece la pena recordar, un personaje protagonista indeleble, a la altura del capitán Miller que, también a las ordenes de Steven Spielberg, interpretó en "Salvad al soldado Ryan", o aquel gánster llamado Mike Sullivan para "Camino a la perdición" de Sam Mendes, caracteres fuertes para ponerlos en la piel del antiguo actor de comedias taquilleras. Al personaje del abogado Donovan le proporciona las dosis justas de cinismo y voluntad para que resulte creíble: eso, y un físico maduro de picapleitos especializado en casos de seguros: no, no es Edward G. Robinson, ni aunque le den un puro y afile la mirada, pero borda el papel. En cuanto a Mark Rylance, no hace mucho que disfruté de su expresión meditabunda e imperturbable en su espléndida interpretación de Thomas Cronwell para la serie de la BBC "Wolf Hall", actuación gemela a la que desarrolla en "El puente de los espías": habrá que comprobar si el actor contiene otros registros.
Retorno al Checkpoint Charlie. La película también sirve como revival de aquellas películas de espías, anteriores a la caída del Muro de Berlín, espejo cinematográfico de los entresijos de la Guerra Fría. Y, como sucedía en aquellas, tiende a caricaturizar los elementos definitorios de los dos bandos, rasgos maniqueos que en la época actual no resisten el menor análisis: termina la proyección y en los créditos del guión surge el apellido poderoso de los hermanos Coen, así que esa parte de farsa hiperbólica de la cinta parece emparentarse con otras miradas al pasado de los Coen. En cualquier caso la película será un panegírico dedicado a aquellos que se muestran firmes en sus convicciones, a los que no negocian con su conciencia y, sobre todo, son fieles a sí mismos, un panegírico que, en los convulsos tiempos políticos que atravesamos, se convierte en réquiem, misa de difuntos por una especie en extinción. Todo aquel rollo viejuno de la honra sin barcos, en fin.
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No está a la altura de las grandes de Spielberg. En ésta el truco, el resorte, el artificio, está demasiado a la vista y resulta un poco molesto. Por ejemplo, las frases que colocas en la entrada. O la ejecución de la conversación en el coche. Y, menos importante, por supuesto, esas apariciones y desapariciones de vahos que, por lo menos a mí, me despistan y sacan de la película. Eso sí, Kaminski sigue siendo un as en la manga.
ResponderEliminarMe parecen unas frases estupendas, un acierto del guionista, que consigue definir instantáneamente la psicología de un personaje reservado como el de Rudolf Abel: las palabras que valen más que mil imágenes. En cuanto a lo del vaho me parece muy importante, no sé cómo se me ha podido pasar mencionarlo.
EliminarSaludos.
A mí es que el patriotismo americano me resulta algo infantil y ya se sabe que los niños tienen una visión particular de la realidad. Sin desmerecer el papel de Hanks (ya sabemos lo bueno que puede llegar a ser) esperaba más, sobre todo teniendo en cuenta que en el guión intervienen los hermanos Cohen.
ResponderEliminarUn saludo.
Sobre la intervención de los Coen: http://www.blogdecine.com/entrevistas/el-puente-de-los-espias-hablamos-con-steven-spielberg-y-tom-hanks
EliminarMe gustan las películas de espías a lo John Le Carré y este "Puente de los espías" me ha gustado mucho aunque hubiera preferido que se notara más la aportación de los Coen, algo de su humor absurdo. Lo que sí es muy Spielberg es ese innecesario epílogo en el tren, creo que era innecesario.
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
Desde luego que ese toque sobraba, pero si no hay toque Spielberg no sería una película de Spielberg. En su conjunto la película tiene la virtud de resultar entretenida e interesante, sabe mantener la tensión y en ese aspecto se puede considerar que homenajea a "Cortina rasgada" o "El premio": pariente lejana.
Eliminar... a mí esta peli me atrapó por el personaje del espía ruso (Mark Rylance). Spielberg puede gustar más o menos pero no se puede negar que sabe contar en imágenes, como se demuestra desde los primeros minutos (la presentación del espía ruso y su detención)... apenas hay palabras y te encuentras en vilo nada más empezar.
ResponderEliminarY sobre todo me parece un ejercicio interesante de iniciación al cine de espías y al periodo de la guerra fría. Este cine tiene títulos con dos tendencias. O películas descarnadas que presentan un mundo gris donde los espías se mueven y se traicionan (El topo) o películas de aventuras y acción donde nos interesa lo que les ocurre a los espías y a todos los que les rodean (Cortina rasgada). Spielberg con El puente de los espías logra situarse entre las dos tendencias...
Beso
Hildy
Está muy bien y Mark Rylance realiza un papel que parece hecho a medida para él, en ese sentido no me impresiona demasiado porque como ya he indicado me recuerda a lo que hizo en "Wolf Hall". Quizás mi mayor sorpresa es ver a Tom Hanks recuperado después de tantos años de no interpretar nada destacable. La nominación de Rylance estaba cantada, pero la de Tom Hanks no hubiera desentonado.
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