jueves, mayo 28, 2015

"Donde la ciudad termina", de Martin Ritt

Al director Martin Ritt se le puede asociar, libremente, a William Faulkner por un lado de la cámara y a Paul Newman por el otro: "El largo y cálido verano", "El ruido y la furia", "Hud", "Un hombre". El resto de su extensa carrera cinematográfica se me pierde un tanto. "Donde la ciudad termina" es su ópera prima: también se puede asociar, sin tanta libertad sino por obligación, a dos películas previas: "La ley del silencio" de Elia Kazan y "Rebelde sin causa" de Nicholas Ray: turbios asuntos de estibadores de los muelles de Nueva York y chicos perdidos que se escapan de casa, insólitamente, en la América del Sueño, en la bonanza (no la de la familia Cartwright) de los años 50. La comparación con las obras maestras de Kazan y Ray sería desmedida: más pequeña, menos ambiciosa. Tampoco se podría poner a John Cassavetes en el pedestal de Marlon Brando o James Dean: Cassavetes dará lo mejor de sí cuando se convierta en director: puntal del cine independiente, una carrera de libertad creativa que abrió camino a muchos otros francotiradores camarógrafos. Sin embargo la cinta de Ritt aporta con gran fuerza una componente racial al drama, convirtiéndose en pionera a la hora de mostrar la relación de amistad entre un negro y un blanco en el cine: más aún, Sidney Poitier (éste sí merecería su lugar junto a Brando o Dean: "Adivina quién viene a cenar esta noche" de Stanley Kramer, "Rebelión en las aulas" de James Clavell, "En el calor de la noche" de Norman Jewison, "Semilla de maldad" de Richard Brooks: una carrera fulgurante la de Sidney Poitier: sin duda también fue pionero) es el que ostenta el rol superior: el hermano mayor de la televisión transportado al rudo ambiente portuario.
Una amistad tan profunda, tan sincera y desinteresada (¿Qué quieres de mí?, pregunta con insistencia el recién llegado Cassavetes a su benefactor, al poco de conocerse ambos, mosqueado por tanto interés protector), tan candorosa y juguetona que, en algún momento, se puede pensar si se llegaría a lanzar, en plena guerra fría, un misil del calibre de sobrepasar lo interracial para abordar lo homosexual. Rápidamente se busca mujer a uno y novia a otro y fin de la sospecha, compadre. La película no acaba de romper, algunas situaciones se vuelven artificiosas, los colegas no afinan su química (Cassavetes tiene unas facciones demasiado rotundas como para resultar convincente en su desamparo juvenil) y el drama termina de modo abrupto. Pero no por ello se dejará de disfrutar de un clásico intemporal, de nostálgicos ambientes neoyorquinos, de una fantástica fotografía en blanco y negro, de un formidable Poitier y del no menos sensacional secundario Jack Warden. Una pregunta cinéfila a la par que necrófila, no vale emplear el buscador: ¿Sidney Poiter sigue vivo? ¿Y Jack Warden? Cassavetes ya les digo yo que no. Murió prematuramente, en los años ochenta, con mucho cine dentro.

12 comentarios:

  1. ... Mi querido Licantropunk... Poitier es de esas leyendas del cine que siguen vivas... ¡Fíjate que todavía sigue en pie Olivia de Havilland!

    A mí me sorprendió para bien descubrir esta película por muchas cosas que nombras en tu artículo. Y tienes razón Jack Warden está estupendo en su papel de malo malísimo. Cine social de los años 50 en el cine de EEUU, cuando muchos realizadores estaban intentando llevar a la pantalla un cine realista y cercano.

    Besos
    Hildy

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    1. La ola neorrealista también impacto en las costas del otro lado del atlántico. No llegó a los niveles magníficos del cine europeo, pero algo se dejó sentir.

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  3. Sidney Poitier enamoraba!!! Seducía a la cámara. Tenía "duende", encanto; ese algo indefinible que no se aprende en ningún sitio y que sólo se lleva en la sangre. Su personalidad cinematográfica puso el listón alto, a la vez que conseguía fisurar algunos estereotipos en Hollywood. Sin duda, buen cine social acompañadas de buenas interpretaciones. Excelente!
    Un abrazo

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    1. Es (sí, es) un actor excelente. Tiene una naturalidad enorme frente a la cámara, sabiendo dar siempre las dosis emocionales justas a sus actuaciones. Y, desgraciadamente, era rara avis para la apreciación de los actores de raza negra. Esos barreras se han ido demoliendo poco a poco pero de vez en cuando siguen rompiendo titulares.

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  4. Buena película del desigual Martin Ritt, su debut, que desde luego se beneficia de las actuaciones de los protagonistas. Poitier fue un muy buen actor (bueno, es), pero no eligió muy bien sus películas a partir de los sesenta asi que su carrera se quedó a medias.
    Saludos

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    1. Sí, no ha dejado de trabajar hasta fechas recientes pero se dejó o no le dejaron, nunca se sabe. Como tantos otros.

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  5. La recuerdo entre brumas y eso que Poitier era ídolo en mi casa cuando yo era pequeña. Mi madre decía que miraba como pocos, jajaja.

    Entre eso y que lo cuentas tan bonito, no queda otra que volver a ella.

    Saludos!

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    1. Los ojos de Poitier. Igual la canción se la tenían que haber hecho a los suyos y no a los de Bette Davis

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  6. Mr. Licantropunk, la vi hace mucho tiempo atras, recuerdo que me gusto, muy buenas actuaciones. Saludos.

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    1. Yo no me acuerdo de muchas de estas películas, me pongo a verlas y ya no sé si las he visto o no, me invade un cierto dèja vu.

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  7. Debe estar muy mayor ya Poitier...¡qué gran actor! Cómo me gusta "Semilla de maldad". Una gran película esta, Licantropunk. Gracias por refrescarme la memoria. Abrazos.

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