Se ha cometido un asesinato, un acto brutal y sanguinario: un desecho del lumpen exterminado por su propia clase. Se tiene al presunto homicida pero no el cadáver, enterrado en medio del campo, junto a una fuente o debajo de un árbol o arrimado al hueco propicio de la cuneta. ¿Dónde estará? La partida de búsqueda se lanza a ciegas en medio de la noche, cuando el muerto está aún caliente. Aquí no, aquí tampoco. Un poco más adelante, quizás. Excursión al tuntún alentada por las pistas del detenido (frío, frío, caliente, caliente), que progresa hacia la decepción vertida en una manta de hostias sobre el confeso criminal. La expedición la forma un grupo repentinamente berlanguiano (los policías, el comisario, los sepultureros, el fiscal, el médico, los sospechosos), donde la sofisticación del proceso investigador es una pantomima que se queda para la brillantez de las series americanas (el escritor Friedrich Dürrenmatt, en "La promesa" -novela de la película "El cebo" de Ladislao Vajda: ya tenías que haberla visto- reprochaba que en la literatura negra o el cine más negro aún se retratara falsamente el trabajo de detective: ni deducciones felices, ni estéticas expresionistas, sino un trabajo burocrático y desapasionado anquilosado en pesquisas que se eternizaban durante años) a los que la cruda realidad de la falta de medios les obliga a bajarse todos, otra vez, para arrancar el vetusto coche oficial a empujones. ¡Mete segunda y suelta el freno! ¿Así cómo vamos a entrar en Europa?
El viaje de una noche recorriendo las zonas rurales de Anatolia, de Turquía, me sumerge inmediatamente en lo vivido hace décadas, en trayectos nocturnos por las carreteras secundarias de Salamanca, carreteras solitarias y estrechas que atravesaban el monte, pedregales salpicados de arboles robustos que lanzaban sus ramas sobre el cielo del asfalto. Sólo el hombre sólo, aunque viaje acompañado. "Érase una vez en Anatolia", el comienzo adecuado para el relato de un episodio que cualquiera que estuviera allí se animaría a contar muchas veces, como los ciegos que en las plazas de los pueblos daban cuenta de la crónica negra nacional en sus pliegos de cordel. Esa Turquía "moderna" develada por la mirada de Nuri Bilge Ceilan afirma el tópico de país atrapado entre férreas tradiciones y ansias de modernidad, anhelos de entrar en una Unión Europea que contempla el símbolo de la media Luna con suspicacia apenas disimulada. Grupo de hombres duros, oscuros, de profundas ojeras negras que se asoman afiladas sobre su bigote rotundo: si se proclamaran de nuevo las Cruzadas, en el cuerpo a cuerpo nunca escucharíamos la campana del segundo asalto, pobre hombre occidental arrasado por una cultura consumista infantiloide. Hombres duros que de repente se conmueven hasta la lágrima por la aparición de una niña, un ángel surgido en medio de la madrugada, la belleza que emerge deslumbrante hasta donde menos se la espera. Tras la fachada rocosa asoma lo mismo que en cualquier parte: el sentimiento, la decepción y la preocupación por la sangre de su sangre: el cariño y la piedad. La noche en vela, una vez superado el momento fatídico del sueño, arroja siempre conclusiones de una lucidez estremecedora: el hombre sólo se encuentra a sí mismo con las primeras luces del alba. La facultad de un cineasta para extraer lo universal diseccionando lo local, una autopsia del lugar más recóndito de Anatolia. Tan lejos, tan cerca. El tiempo es la única distancia.
Mr. Licantropunk, que buenos tuitulos que nos descubres; me la apunto, por lo leido, por fin un grupo de policias distinto, mas humanos, nada que ver con los del CSI que siempre atrapan al maloso y todo lo encuentran. Cordiales saludos.
ResponderEliminarNo piense ni por un momento que esta película es un policíaco, ja, ja. Lo que usted ha dicho: nada que ver con todo eso.
EliminarSi la pelicula me llega a gustar tanto como tu texto... la voy a disfrutar de lo lindo! magnifica semblanza y no sólo de una película. Me la apunto para ya.
ResponderEliminarEn cuanto a los que mencionas del trabajo real de una investigación policiaca te recomiendo el libro de Homicidio de David Simon (el guionista de The Wire y otras joyas). En él se retrata lo jodido y frustrante del día a día de los detectives, la chiripa y la dificultad que encierra su trabajo, el de verdad fuera de la recreación. Un reportaje periodístico al mejor estilo norteamericano. O eso creo.
Saludos!
Ese título de David Simon lo tengo apuntado desde hace tiempo, a ver si tu empujón me lanza de una vez a su lectura. ¡Sí, "The Wire" es la mejor, que nadie lo dude!
EliminarÉrase una vez en Anatolia impone su propio ritmo. Lo que en un principio tiene estructura de thriller y road movie extraña, termina convirtiéndose en un viaje existencial tremendamente humano. Y lo que se nos presenta es un grupo humano variopinto: dos detenidos, los policías, los militares, los conductores, el médico forense y el fiscal…
ResponderEliminarY vamos con ellos en este viaje nocturno en busca de un cuerpo y asistimos a las conversaciones y miradas que tienen entre ellos. Y poco a poco vamos adentrándonos en distintas historias y vamos construyéndolas. Unos van cediendo protagonismo a otros a lo largo de la búsqueda, con una cotidianeidad que impregna todo, que hace que este grupo de hombres hagan su trabajo y choquen con la burocracia más rancia y la humanidad más profunda. El momento mágico de la muchacha del quinquel también me llamó poderosamente la atención. Y también me llamó la atención la fuerza de las mujeres ausentes.
Me ha encantado leerte.
Besos
Hildy
Lo has resumido a la perfección. El doctor quizá sea el narrador, el que ocupa el puesto del director (y guionista) de esta película. Ah, las mujeres ausentes, sí, pero las que aparecen, aunque sea por un instante, dejan una impronta de fortaleza descomunal.
EliminarGran película.
Este texto vale por sí solo, estoy seguro de que la película hará el resto en mí. Un abrazo.
ResponderEliminarOjalá.
EliminarUna historia lenta, de personajes que van radiografiándose a través de unos hechos. Rodada en base a planos largos, eternos silencios e imágenes que intentan transmitir lo que las palabras no hacen.
ResponderEliminarExtraña, mas que por tema por su lentitud aplastante. La primera hora, tediosa, la segunda fascinarte y en la tercera parece que no tiene claro lo que quiere contar.
Aun así, creo que es de esas peliculas que el tiempo dicta sentencia y que se aprecian realmente después de que pasen alguno años. No sabría que decir, si me gusto o no, pero la vi entera que viendo su duración, ya dice bastante. Cuidate
Qué buen análisis. A mí sin embargo la primera parte no me pareció tediosa (de no ser por el tedio que transmite la búsqueda infructuosa) sino que avivó mi interés: ¿qué ha pasado aquí?¿quién esta gente?¿por qué? Y la tercera, sí, esa "resaca", ese meditar lo sucedido, pero suficientemente rotunda como para que no desmerezca el conjunto. Cuídate tú también.
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