Hace poco que falleció Jorge Semprún. La mayoría le recordará como escritor. Su época de fama y fulgor novelístico, fueron los años 70: premio Planeta del año 1977 con su obra "Autobiografía de Federico Sánchez". Muy conocida fue también su trayectoria política: Ministro de Cultura entre 1988 y 1991 y, mucho antes de eso, dirigente comunista en el exilio (el narrador clarividente de "La guerra ha terminado", película del año 1966, anuncia el paso probable de la clandestinidad al gobierno de una nación cuando triunfan las revoluciones: Felipe González debió haber visto la película y quizá le quiso hacer una jugarreta al destino con uno de los mayores símbolos de la lucha antifranquista). Y siguiendo hacia atrás en esa trayectoria aparece Semprún prisionero del campo de concentración de Buchenwald, donde fue a parar por ser miembro activo de la resistencia francesa (además de por ser hijo de un destacado republicano) durante la Segunda Guerra Mundial: rojo partisano.
Y también fue guionista de cine: intelectual completo, una figura que no abunda. Esa faceta cinematográfica podría ser la más desconocida en España, pero sin duda fue un guionista de éxito: dos nominaciones a los Oscar, la primera por "La guerra ha terminado" y la segunda por "Z" de Costa Gavras. No está nada mal.
En "Autobiografía de Federico Sánchez" (alias que oculta la identidad secreta del militante del PCE: nombres falsos para ocultar a indeseables del estado dictatorial que, sin embargo, nunca renegaron de su país sino que lucharon por él arriesgándolo todo), el escritor, aparte de poner de vuelta y media (venganza impresa e impresionante: ¡vaya repaso!) a Santiago Carrillo y a otros dirigentes del partido comunista de principios de la década de los sesenta que provocaron la expulsión de Jorge Semprún y de su compañero Fernando Claudín de la cúpula del partido por considerarles elementos disidentes (Semprún criticaba la realidad ilusoria que se había fabricado un movimiento de resistencia que, anclado a terroríficos traumas estalinistas, era incapaz de actuar según demandaba la situación social española y se esperanzaba en falaces convocatorias de Huelga Nacional Pacífica que, seguida mayoritariamente por el pueblo, lograse derrocar al dictador: nunca llegaba, nunca llegó: se murió él solo y no hubo más), aparte de eso, digo, retrata cómo era la vida ilegal del clandestino: de camarada en camarada, de panfleto en panfleto, de reunión en reunión. Planes y más planes para llegar a ninguna parte. Pasaportes falsos y vigilancia policial. Controles fronterizos y redadas por sorpresa. Captura y fusilamiento, como el de Julián Grimau."La guerra ha terminado" se puede considerar la puesta en imágenes de algunas de aquellas aventuras de Federico Sánchez. Sin duda será fiel reflejo de aquel ambiente, de aquellos años oscuros.
Alain Resnais, cineasta de la memoria, coloca los fotogramas en el álbum de recortes de la lucha antifascista desarmada mientras que Ives Montand, formidable protagonista de "El salario del miedo" de Henri-Georges Clouzot o de la mencionada "Z" de Gavras, será Federico. O Diego. O Domingo. O Carlos: múltiples nombres como cajas de muñecas rusas. Jorge, al fin.
Mr. Licantropunk, ¡que vida tan intensa la de este hombre! Que en paz descanse. Un bonita entrada para alguien que vivio tanto. Un saludo.
ResponderEliminarSólo he visto Z, de su labor de guionista, tendré que buscar esta otra.
ResponderEliminarDe él he leído algunos libros y recuerdo las discusiones familiares acerca de su expulsión y la de Claudín. Yo no entendía mucho pero sí era capaz de valorar la pasión que ponian las partes...
Y a pesar de lo que a mí me pareció una utilización por parte del PSOE con su nombramiento de ministro, siempre me pareció un buen tipo y honesto.
Al menos tenía a su espaldas una historia de verdad, no como otros cantamañanas que hubo y hay.
En fin, señor Licantropunk, me trajo usted recuerdos, gracias.
Saludos!
Muy interersante esta entrada, Licantropunk y muy informativa (no conocía su historia) Un abrazo.
ResponderEliminarUn personaje de vida intensa. No comulgo con sus ideas, pero si respeto que siempre permaneciera fiel a ellas. Por cierto, no sabia que fuera el guionista de Z. SAludos
ResponderEliminarLa película es tan buena gracias al guión de Semprún, que sabía lo que hacía y sabía de lo que escribía. Estoy leyendo de nuevo a Vázquez MOntalbán y esta entrada viene al pelo. "Asesinato en el comité central" no trata directamente el PC en la clandestinidad, pero las referencias a ese período son continuas, pequeños flashback donde Carvalho va y viene del presente, recién legalizado el partido, al pasado, con muchos de los militantes en la cárcel o ejecutados. Tengo la película de Aranda en la recámara para verla justo después de acabar la novela.
ResponderEliminarBueno, que me he ido por otro lado. Un abrazo!
Belknap: él escribió que la mejor época de su vida fue su etapa aventurera en la clandestinidad del Partido Comunista. Supongo que, si sales bien librado, todos esos recuerdos son tremendos.
ResponderEliminarMarga: no sé si el PSOE lo quiso utilizar, lo que está claro es que acabaron fatal pues siempre se le vio como un "bulto sospechoso" no sólo por su anterior comunismo sino también por ser símbolo intelectual "francés". Y lo francés en España se mira mal desde los tiempos de Napoleón. O antes.
Marcos Callau: pues merece la pena asomarse, pienso.
Plared: es lo que comento, que su faceta guionista es la más desconocida y esa, a fin de cuentas, es la que a usted y a mí nos pone en común. "Z" es una película magistral. Con Costa Gavras tiene algún trabajo más.
Ethan: pues voy a seguir tu idea y voy a leer esa novela de Montalbán, que hace años que la tengo por ahí y aún no la he leído.
Saludos a todos.
La película, pues no la he visto, pero para repaso a la memoria esta entrada tuya, me ha gustado. La integridad y los principios de Semprún, con independencia de que se comulgue o no con sus ideas, se plasma en sus escritos y en sus guiones. A ver si me hago con ella, un saludo ;)
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