martes, mayo 24, 2011

"Tras el cristal", de Agustí Villaronga

La opera prima del director de "Pa negre", la triunfadora de los últimos premios Goya, es (fue: año 1987) un escándalo, entendido este término en sus dos posibles acepciones: alboroto para el qué, para el tema tratado, y admiración para el cómo, para un ojo de director que se apuntaba magnífico. Se puede pensar que es demasiado explicita para ser un primer largometraje: demasiado turbio el asunto, demasiado contundente la puesta en escena y, así, asegurarse titulares en todos los festivales y un aura de malditismo y de culto para el autor y su obra: "Joven director español provoca pesadillas al público de la Berlinale". Pero esa es una apuesta arriesgada, una moneda lanzada al aire que puede, como en tantas otras películas, volverse en contra del director: el emperador está desnudo: si rascas el fotograma puede que debajo no haya premio. Pues no es el caso. Menuda película.
Terror psicológico, género que en España ha dejado grandes frutos y en el cual "Tras el cristal" se puede situar entre las pioneras. Esta película, además, podía haber cubierto sin problemas el apartado cinematográfico hispano para el primer número de "La caja de Pandora". Un antiguo criminal nazi (Günter Meisner), vive con su mujer (Marisa Paredes demostrando una vez más que es una de las mejores actrices del cine español) y su hija (Gisela Echevarría) en las islas Baleares, oculto, camuflado. A ese exilio en el olvido del mundo se añade que está confinado dentro de un pulmón de acero, por el que sólo asoma su cabeza al exterior, después de haber sufrido un grave accidente: reclusión forzosa, como aquella en la que participó en el pasado. De verdugo a víctima y precisamente una de ellas aparece ahora, joven enfermero (David Sust, gran interpretación y sin embargo no tengo más referencias de su carrera como actor: flor de un día), cruel guardián, que se propone reconstruir las salvajadas cometidas por el viejo nazi: pedofilia, infanticidio y experimentos médicos como los que anunciaba Ingmar Begman en su magnífico retrato del Berlín de entreguerras que era "El huevo de la serpiente": hipnosis voyeurista que nos impide apartar la mirada de la pantalla, inundándonos de falsa incredulidad: sabemos que lo que vemos es cierto. Entre ellos dos se estable una especie de relación paterno filial enfermiza y sórdida, unidos en la fascinación por la maldad, un impulso erótico necrófilo, sádico hasta la hez. Cadena del mal que se transmite como un virus, como una herencia maldita: creación de un monstruo, de un frankenstein (con cicatriz y todo) que adora a su creador a la vez que lo odia a muerte.
La labor de ambientación es impresionante: la casona mallorquina se transforma lentamente en un campo de prisioneros, en un centro de exterminio, entre el alambre de espino y el humo, mallas metálicas para que nadie escape. Todo invadido por una luz azul rotunda, de noche y de misterio. De horror.
El hombre del saco merodea por el pueblo.

6 comentarios:

  1. Uf... no sé, no sé. ¿Tipo "La muerte y la doncella"?

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  2. Desde luego, una película y un cineasta a reivindicar, sin duda alguna. Y sí, me acordé de ella para la revista una vez la leí toda entera, después de la maquetación, pero ya era tarde. Hubiese sido un muy buen complemento al resto de textos.
    Villaronga es un grandísimo director, y prueba de ello es esta tremenda y aterradora cinta, que juega con esa ambigüedad preso/captor de manera magistral.
    Por cierto, muy buen texto.
    Un saludo

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  3. Tomás Serrano: la comparación es acertada por dos cosas: por el tema y por el cine de Polanski, el maestro en la creación de ambientes. Sin embargo "La muerte y la doncella" comparada con esta se queda en "Blancanieves". "Tras el cristal" es mucho más impactante.

    Crowley: no conocía la película aunque había oído hablar de ella. Y no sabía de qué iba. Después, claro, me vino a la cabeza su faceta "holocausto". Y sí, hubiera quedado bien, no sería una pieza fuera de lugar.

    Saludos.

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  4. Pa Negre me encantó y lo cierto es que no he visto más del director aunque lo pensé en su día, que era alguien a descubrir...

    Me la apunto. Para un día que tenga entrañas fortalizadas, eso sí.

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  5. Sigue siendo mi película preferida de este director y con Meissner, uno de los típicos nazis del cine de los 60-70. A sust le conocí cuando trabajamos juntos en un restaurante de Barcelona (era cocinero y muy bueno) me extrañó que no continuara en el cine. Borgo.

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  6. Desde luego uno de los ases de Villaronga es la ambientación con la que trabaja sus películas. Y la dirección de actores. Yo esta no la he visto, pero sí habia oído hablar. Después de Pa Negre, trataré de hacerme con la filmografía, no es demasiado amplia, pasa como con Erice, se prodiga poco. Mejor no preguntar porqué será. Ya que es su ópera prima, recojo la invitación a verla la primera, si consigo encontrarla, claro.

    Un saludo

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