No me gustó esta película. No me emocionó, no me angustió, no me mantuvo en tensión, no me deslumbró su estética. Todo lo que la mayoría del cine de David Fincher ha supuesto durante estos casi 20 años, no lo encuentro en esta película. "La red social" no es más que una historia de traición en el mundo de los negocios: se anteponen los intereses económicos a las amistades: los únicos valores que defiende esta civilización son los valores en bolsa. Una ascopena.
Sin embargo comprendo perfectamente el interés que ha despertado la cinta: el germen de una empresa (una idea robada, como tantas otras que han triunfado en el ámbito de la informática: no gana el que lo inventa sino el que sabe cómo venderlo) que ha logrado establecerse en muy pocos años a nivel internacional, ha entrado en nuestros hogares y nuestras vidas y que incluso, paradojas del capitalismo, ha llegado a protagonizar revoluciones: totalmente de moda. Para colmo de morbo, personajes reales: Mark Zuckerberg (Jesse Eisenberg, parloteando a toda velocidad), nerd multimillonario, uno de tantos jovenzuelos que han protagonizado el éxito de las punto com, o Sean Parker (¿qué hace ahí Justin Timberlake?), el primero que puso contra las cuerdas a la industria discográfica mundial. ¿Quiere ser millonario dando gratis un producto? Ahí tiene un par de ejemplos. Otra paradoja capitalista.
Aunque la película no da mucho de sí para el disfrute cinematográfico, ofrece muchos puntos en los que apuntalar reflexiones. La primera de todas es comprobar que los chicos de Harvard, llamados a dominar el mundo, son un hatajo de imbéciles: para echarse a temblar. No acierto a comprender que las desenfrenadas fiestas de los campus estadounidenses den origen más tarde a un ejercito de codiciosos conservadores dispuestos a todo con tan de ganar un porcentaje, un pleito o, simplemente, machacar al rival en los negocios. Sólo lo puedo comprender desde la mezquindad y la represión, relaciones amatorias enfermizas y exentas de cualquier romanticismo y, a partir de ahí, la creación del más perfeccionado de los rufianes indolentes.
El resto de reflexiones sin duda irán encaminadas a la penetración de Internet en las relaciones sociales, el ocio, la comunicación: todo lo bueno y todo lo malo de la mano: el mundo cambia de golpe y porrazo y nada vuelve a ser como antes. Al principio de la película, la novia de Zuckerberg, lo abandona, y éste, resentido y apaleado, la denigra y la insulta en su blog: la palabra escrita, que no se la lleva el viento, que queda almacenada en un servidor, en un disco duro, en una memoria caché, en una copia de respaldo, más eterna que la sepultura de un cementerio. Y firmada por su autor (me acuerdo ahora de los últimos calentones twitteros y no me queda más remedio que adjuntar la esplendida viñeta aparecida hoy en prensa de Manel Fontdevila), susceptible de ser usado en un juicio, en una pelea o en una herencia: el abogado detrás de la IP. Ante notario. Cuidado con lo que se pone, cuelga, escribe, visita: paranoia tecnológica.
Internet es un juego de máscaras que permite soñar con ser lo que no somos (por ejemplo, un pretendido cinéfilo como el que destroza estas líneas), aproximarnos a rincones dormidos de nuestra personalidad y ponernos en contacto con "entes" de ideas afines. Pero si lo que se quiere es retomar el contacto con un viejo amigo, mejor tirar de agenda o de guía telefónica. Y para ligar, no hay como el calor del amor en un bar, que cantaba Gabinete Caligari.
No la he visto, Licantropunk, no me llama la atención y tu entrada me lo corrobora definitivamente. Es posible que se lleve esta noche más de un premio, pero en serio que no veo qué tiene de interés la vida y milagros de este señor desde un punto de vista cinematográfico.
ResponderEliminarNo me he atrevido con el facebook, ni creo que lo haga. El twiter sí tengo, pero para colgar los titulares del blog, exclusivamente. Las cochinas estadísticas, je je. Pero soy de las que no veo este medio como un modo de comunicación personal, ni entiendo a quien lo hace. Hay cosas que leo que sería incapaz de decir sin poder mirar al interlocutor a la cara y participar de su primera reacción. A lo mejor es que nos estamos haciendo mayores y ya estamos fuera de onda...
Saludos.
Bueno, hombre, que también hay cosas buenas que salen de esto... Hay gente que se habría perdido alguna que otra obra maestra cinematográfica (no muy larga, eso sí) si no hubiera tenido un blog...
ResponderEliminarEs una película basicamente muy bien hecha, pero sus emociones más que cinematográficas son reales, pues habla sin velos, de la realidad tal cual es, especialmente con tanto dinero en juego. El futuro lo redefine internet y esta bien hacer una historia de esto, que creo es de las primeras. A ver esta noche, ahí ahí anda la cosa.
ResponderEliminarSaludos Blanca
Es una posizzión maravillosa, te permite pensar o, simplemente vuela tu imaginazzión. Alguien se coloca delante de un cuadro y ve un paraíso fiscal. Otros, felizzmente, un beso en la boca. Delante de una pantalla de zzine o frente a un manuscrito; observando “la pequeña bailarina”. Va, va, me enrollo.
ResponderEliminarNo me gustó “La red sozzial” y casi lo sabía antes de verla. Tiene buen ritmo pero me costó mucho trabajo comprender zziertas cosas de índole informática. Las matemáticas y sus variantes me matan. Galimatías en la butaca de un zzine. Lo mejor: el enorme cubo de palomitas de colores que me comí.
Antes, hazze años, me gustaba Fincher, aquél de “El club de la lucha” al que muchos zzinéfilos ponían verde, pero del jabón, los juegos perversos y los asesinatos claustrofóbicos, pasó a los cuentos chinos. Paulatinamente, y casi sin enterarme, empezzé a perder el interés por él.
Y Fincher, empezó a ser para mí, una espezzie de paraíso fiscal. Es dezzir, nada.
Caperuzzita.
Babel: creo que se intenta jugar con el valor de la amistad y cierta envidia clasista. Comprendo que haya triunfado pero no por méritos cinematográficos: Fincher tiene muchas mejores. Y a mi no me busques en Facebook que no me vas a encontrar. Bueno, puede ser que otra persona me suplante y se dé de alta con mi nombre: otra de las maravillas de la herramienta. Analfabetos tecnológicos no somos aunque haya ciertas cosas que no comprendamos.
ResponderEliminarTomás Serrano: de los blog no puedo hablar mal: intercambio y mejora. Además el blog, por lo general, suele ser palabra o imagen trabajada, no la primera chorrada que a uno se le pasa por la cabeza.
Blanca: hay reacciones que no me creo que sucedan en un juicio del modo que se cuentan en la pantalla: se intenta introducir cierta pasión que me cuesta admitir. En cuanto a películas del tema, ya había una bastante buena del ascenso de Bill Gates llamada "Piratas de Silicon Valley", de Martyn Burke, que me parece muy parecida en planteamiento a "La red social". Más telefilme, eso sí, no tan bien hecha.
Caperuzzita: el proceso creativo y de creación de la empresa supongo que es muy parecido a la realidad. Fincher es muy bueno, a mí ya me dejó alucinado en "Alien 3", su primera película: aquel penal extraterrestre. Pero a partir de "Zodiac", que me gustó mucho, la cosa ha ido flojeando.
Aunque igual esta noche es la del reconocimiento absoluto para él. Así es el business.
Saludos a todos.
Jajajaja ese chiste...
ResponderEliminarY a mí la peli me gustó, no digo yo que para tirar cohetes, eso no, ni por asomo, pero me gustó la historia, ver el rollo de las universidades (da miedo como comentas) o como hemos pasado de los medios de producción a los creadores de humo... qué otra cosa es Facebook o similares rollos? y enterarme un poco más de que va esto porque el facebook ni lo he abierto en mi vida, ni sé que aspecto tiene...
Pedagógica, poco más, al menos para mí.
Veo lo de los Oscar... y no entiendo, o sí, sí entiendo, pero me molesta. El discurso del Rey es "mona", una peli que se deja ver, amable y esas cositas de reyes superándose... pero poco más, no?
Mr. Licantropunk, por el momento creo que paso con esta pelicula. Muy buena reseña la suya. Un saludo.
ResponderEliminarDios, has sido implacable. Yo adoro la red social, pero no creo que precisamente sea una película que nade a favor de internet (tampoco lo contrario), creo que sencillamente expone el fenómeno en toda su crudeza y contradicción.
ResponderEliminarMe decepcionó como siempre que me recomiendan en plan "¡Tienes que verla!" alguna película. Yo me quedo con el Fincher de "El club de la lucha" (por cierto que tengo que hacer ahora una portada para el libro de Chuk, qué cangelo) Saludos. Borgo.
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