La traducción certera para "Gadjo dilo", sería "El payo loco": un francés es un extranjero en Rumanía, pero entre gitanos su condición de extranjero será permanente, aunque sean gitanos franceses (los gitanos siempre son gitanos y otra cosa, a falta de un país propio; hijos de Caín, siempre nómadas, siempre perseguidos).
La película comienza con un viajero caminando por un camino helado, campos cubiertos de nieve, una imagen que se agradece en esta tórrida noche de julio: da frío solo de verla. Si Yojimbo arrojaba una rama para saber en que dirección avanzar, este vagabundo gira con los ojos cerrados a la vez que aparecen los créditos en pantalla: el payo loco, un joven francés, Stéphane, que viaja para desvelar el enigma paterno: una cassette con el nombre Nora Luca que su padre escuchaba a todas horas, la voz de una mujer que canta una balada romaní, rasgando el aire a la vez que se rasgan las cuerdas del violín que la acompaña y se quiebra, también, el espíritu del hombre que la escucha; Nora Luca es una idea, un ideal de felicidad, un puerto inalcanzable.
El chico acaba viviendo en un campamento de gitanos después de una noche de borrachera fortuita con el gitano Izidor (el gran personaje de esta película, el que mejores momentos deja en los fotogramas). Llega allí como si el Dr. Livingstone, supongo, apareciera en un poblado zulú: aquí tu eres el extraño, aquí tu eres el ladrón: cuestión de minorías. Y si Emir Kusturica en la genial "El tiempo de los gitanos" dio una visión surrealista de la vida caló, la mirada de Tony Gatlif (francés nacido en Argelia y de raza gitana: mezcla y enriquece; dirige, escribe el guión y compone la música) tiende a ser más realista, más documental. Pero tratándose de gitanos el realismo, si lo hay, ha de ser desorbitado. Exageración de los sentimientos o incapacidad de controlarlos: la alegría más grande, la pena más honda: todo es excesivo en esa pasión por la vida. Celebración de lo efímero, exaltación del derroche (si hay boda hay que esconder los carromatos y sacar los Mercedes, vestirse de oro y mostrar las billeteras llenas). Gastarlo todo como si esta hora fuera la última: puedo morir si no terminamos esta botella. Arrojar los platos al suelo al bailar y hacer llover billetes sobre la cabeza de los músicos. El francés se queda en la aldea (¿"Bailando con lobos"?) vive como un gitano y se enamora de una gitana, claro. El payo quiere ser gitano y el gitano sólo quiere ser libre, con ese sentido innato de vivir el momento y mañana Dios dirá.
Pero basta ya de alegría de vivir y de romances interraciales. La Historia, con mayúscula, dice que no hay gitano bueno y que esta película tiene que acabar mal. O bien.
Muy buena película. Me la recomendó un payo que también se fue a vivir a otra tribu. Y tan feliz anda.
Qué mundo este el de las fronteras, y qué bonita e interesante la variedad, la variedad en todo. He vivido en otra tribu la mitad de mi vida y no pertenezco a ella, ni a la de origen. Yo soy yo y mi tierra es aquella en la que ahora mismo crío a mis chinijos (vocablo canario para denominar a esos locos bajitos, como decía Serrat), y por ella lucho y de ella disfruto, hasta que el azar me lleve a otro nuevo destino vital. Ninguna tribu es menos "suya" que la gitana, aunque se reconoce claramente que a ellos les hace muy patentemente "suyos" esa afectación propia del histrión. Pero qué envidia me dan por lo dentro que llevan la música, música de la buena. Y, ya me lo advertía mi hermano cuando recorrió los entresijos de Rumanía, qué impactante (pero agradable) es sentirte inmerso en un paisaje de otro tiempo, y reconocer circunstancias que en "mi" tierra se dieron hace 50 ó 70 años. Y luego, para acabar, cómo me chifla la naturalidad en las relaciones afectivas que demuestran los personajes; me trajo a la memoria aquella que también ejercían sin pudor alguno los yanomami del Amazonas en "La Selva Esmaralda" (John Boorman, 1985). Felicidades al propietario de Licantropunk por la sinopsis hecha y por el blog en general. Es cultura de la buena.
ResponderEliminarLa sabiduría del refranero dice que uno es de donde pace no de donde nace. Es muy interesante lo que dices del viaje en el tiempo, sitios a los que vamos y que nos hacen recordar nuestra niñez, y no ya porque los pueblos estén más o menos envejecidos, sino porque reconocemos una manera de tratarse entre vecinos que ya hemos perdido irremediablemente. Bueno, a veces voy al pueblo de mis padres y sigo viendo todo eso. Es lo que hay.
ResponderEliminarHasta pronto y gracias, amigo "organizator" (qué terrible apodo).
Mr. Licantropunk, ¡ah, la vida de los gitanos!, la misma parece algo mas idilico que otra cosa, gitano una vez, gitano por siempre, muy buena su entrada, tratare de ver la pelicula algun dia, parece interesante, un saludo.
ResponderEliminarMe interesa, no hay mucha bibliografía cinéfila sobre el tema y no tenía idea de esta película. La veré, Licantropunk, gracias por la recomendación.
ResponderEliminarPausa vacacional, hasta la vuelta ;)
¡Sorprendentemente ahora me encuentro con alguien más en el mundo que ha visto esta película!
ResponderEliminarPude disfrutarla en un cine hace más de 10 años y desde entonces he tratado de averiguar si el personaje de Nora Luca es real o inventado a tal efecto.
Tanto es así que viajé a Rumanía intentando saber algo más... y todavía estoy en ello...
http://antoniovallano.blogspot.com/2005/06/casa-del-pueblo-bucarest-rumania.html