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Los retratos generacionales son ejercicios complicados en los que es fácil caer en la generalización cuando realmente se está presentando una porción mínima de la juventud de cualquier época. "Quadrophenia", "Rebelde sin causa", etc: cada cual que elija la suya. Yo me quedo con "Todo es mentira" de Alvaro Fernández Armero y me voy a Cuenca.
El director demuestra tener bastante buena puntería en la elección de los actores: convincentes y entregados, como pasa en todas sus películas. Su filmografía se distingue por potentes actuaciones llevadas al límite con una fuerte carga erótica, que en ocasiones roza la pornografía aunque este no sea el caso. De todas la que más me gustó fue "La teta y la luna" y su apariencia de cuento de amor circense. En "Yo soy la Juani" se atreve a mirar unas cuantas generaciones más abajo, a un mundo que supongo que no frecuentará demasiado pero que le debe atraer por encontrarse más allá del límite de la sociedad bienpensante, un muro por encima del que no se debe mirar sino quieres saber qué hacen en realidad tus hijos cuando salen por la noche. Hipocresía familiar. Aún así, me ha parecido una trama un poco floja.
Pero siendo consecuente con mi idea de que toda película tiene algo aprovechable, en este caso la banda sonora me ha permitido descubrir un estupendo grupo: "Facto Delafé y las Flores Azules".