Adaptación cinematográfica de la novela "Rascacielos" de James Graham Ballard, publicada en 1975. Adaptación, o al menos eso parecía pretender: se queda en trailer de la novela, en una serie de retazos inconexos, formando una trama incomprensible, opino, para todo aquel que no haya leído la célebre novela de J. G. Ballard: quizás, al menos, la película consiga derivar lectores hacía el libro, curiosos por saber de qué va todo ese caos fílmico (yo la leí en su día, tomando buena nota, una vez más, de las recomendaciones que en los últimos diez años han llegado desde el blog "El tiempo ganado" de Francisco Machuca, fuente inagotable de referencias ineludibles, escritas con maestría y hondo conocimiento del tema tratado: el tiempo ganado, sí, donde nunca el tiempo es perdido). Un reparto acertado (Tom Hiddleston, Jeremy Irons, Luke Evans, Sienna Miller), y una ambientación correcta (menos mal que han mantenido la época de la novela, si la trasladan a la actualidad, en vez de botellas de vino hubieran volado teléfonos móviles por las ventanas) para una interpretación superficial del rotundo mensaje crítico de la obra de Ballard.
Un rascacielos, una moderna torre de viviendas, cuarenta pisos repletos de puertas, de cosas, de gente, de individualidades solitarias, la gran paradoja moderna de colmenas atiborradas de soledades. Un rascacielos de Londres, una ciudad donde poseer un metro cuadrado de suelo embaldosado (embaldosado, embalsamado) sólo está al alcance de los más pudientes, de los salarios más altos. Pero tener una llave de ese edificio es una alegría efímera, una vanidad digna de terminar en la hoguera, Tom Wolfe, como todas. Al poco de vivir en él, entre habitantes de la misma comunidad exclusiva se revelan diferencias abismales: la igualdad termina en el portal: la jerarquía de qué botón se pulsa en el ascensor para llegar a casa se impone, en un límite que parece marcar el piso veinte. De ahí para arriba, de ahí para abajo. Esquizofrenia silenciosa, angustia cotidiana, odio volcado desde las mirillas, obsesiones rasgando la moqueta. La sociedad moderna ha sepultado ideologías y religiones, generando un dios único, posiblemente el peor de todos: el dios del compra hasta morir: más grande, más caro, más ostentoso. Ya en aquel 1975 se había despertado, con la crisis del petróleo, del sueño indolente del estado del bienestar que había engendrado la posguerra europea: la arcadia del consumo satisfecho, que no era más que una respuesta política al antagonismo dictatorial del bloque comunista: había que demostrar, como fuera, que occidente era más dichoso. Pero aquella fiesta terminó.
Si para la sociedad actual, la cueva platónica, ilusión de realidad, es el verdadero anhelo, el tonto feliz, ¿por qué no volver a la cueva pura y dura? Demolición del lujo, de las comodidades superfluas, del estomago saciado, sepultar milenios de progreso, puntales de civilización, olvidados en pasillos hediondos y ascensores atascados. Barricadas en el descansillo y hogueras en las terrazas: el resurgimiento del cazador-recolector, hambriento y sucio, exhausto y peligroso, violento e inclemente, pero que duerme a pierna suelta en su madriguera. Ballard relata magistralmente este descenso por la cadena evolutiva, un camino, a priori, descabellado e irreal, pero contado como una secuencia de acontecimientos tan locos como indiscutibles: la lógica de lo erróneo para un relato lúcido del fracaso de la especie humana, que ha pretendido no ser el mísero mono desnudo que ha sido siempre.
El nuevo mundo del rascacielos de Ballard resulta ser un viejo conocido.
No he visto la película pero me temo que la novela de Ballard sigue siendo superior. A Ballard en el cine es difícil superarlo, amigo mío.
ResponderEliminarPor cierto, ese enlace que me has puesto en el comentario es también mío. Jajaja.
Un fuerte abrazo.
Pues me alegro de ello. Esto te pasa por usar tanto seudónimo, ja, ja. Vi la película y recordé que leí "Rascacielos" motivado por aquella entrada de tu blog. Recordaba lo de la lógica errónea, que me gustó tanto, y al buscar la entrada di con el texto pero en un sitio inesperado. Pues sí, lógica errónea, sin duda.
EliminarSaludos.
No he leído novelas de Ballard, sí he leído cuentos, de antologías como Pasaporte a la eternidad.
ResponderEliminarEs interesante que alguien haya adaptado algo de este autor.
Ha habido más adaptaciones cinematográficas de sus novelas. Por ejemplo, "Crash" por David Cronenberg, o la más famosa, "El imperio del sol" por Steven Spielberg.
EliminarPor cierto, gracias por tus palabras, viejo amigo. Hasta me he puesto rojo.
ResponderEliminarMás abrazos
Solo he dicho la verdad: "El hombre del castillo" de Philip K. Dick, "Los testamentos traicionados" de Milan Kundera o "El manifiesto personal" de Ana Mª Moix, por decir los primeros títulos que viene a la mente. Grandes recomendaciones tuyas que disfruté muchísimo.
EliminarPhilip Dick tiene grandes novelas, concuerdo con esa que mencionaste como gran título.
EliminarSaludos.
Muy de acuerdo. Y eso que soy un apasionado del cine de Wheatley, pero creo que no ha sabido captar la esencia del libro de Ballard, Mejor le hubiera ido con un guion original, que los tiene, y muy buenos, de su compañera Amy Jump. Para mí es un resbalón relativo, pero no empaña a uno de los creadores más interesantes que han salido de las islas británicas en los últimos tiempos.
ResponderEliminarUn saludo.
No pensaba volver a ver nada dirigido por este hombre, pero tendré muy en cuenta tus palabras para cambiar de idea y buscar otra obra de Ben Wheatley con la que apartar el mal sabor de boca.
EliminarCualquiera de las anteriores, pero la mejor es KILL LIST.
Eliminar... a mí la película sí que consiguió provocarme ganas de meterme en el universo de Ballard. Me incomodó bastante, pero a la vez viví momentos visualmente potentes.
ResponderEliminarBeso
Hildy
Si no hubiera leído la novela es posible que me opinión fuera distinta. Pero eso ya no tiene remedio. Ni lo quiero.
EliminarPienso ver esta película aunque la mayoría de críticas que he leído no han sido muy positivas. Me encanta Ballard, he ilustrado las portadas de "El imperio del sol" y "Crash". Hace tiempo que busco la novela "El rascacielos" sin conseguirla. "Crash" me pareció una buena adaptación aunque Cronemberg la lleva bastante a su terreno.
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
Yo la leí editada por Minotauro, creo recordar, un ejemplar de biblioteca. Supongo que no será fácil dar con ella en tienda.
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