El 6 de Agosto pasado, en A Coruña, acudimos (no es plural mayestático: viajamos en cuarteto) al pabellón del PALEXCO para contemplar la exposición dedicada a trabajos originales de los dibujantes Francesc Capdevila "Max" y David Aja, exposición que forma parte de las diversas muestras que se organizan dentro del festival de cómic "Viñetas desde o Atlántico", inexcusable cita estival (en nuestro caso, cada dos años solemos caer por allí) para los amantes de la banda deseñada, precioso nombre gallego para el noveno arte. Max expone, además de originales de su estupendo anterior trabajo, "Vapor", las planchas que han dado lugar a "Paseo Astral", 46 cuadros, retablo de nuevo milenio, que el artista creó a raíz de la propuesta del periódico "El País" de preparar una obra para ser llevada a ARCO, la feria de arte contemporáneo que se realiza cada año en Madrid (comenta Max que ya era hora de que se acordaran del cómic en esa feria de arte: hasta los grafiteros -ver el documental "Exit through the gift shop", de Banksy, Picasso oculto del grafiti, para entender el auge comercial del arte callejero- tienen mejor consideración artística que los dibujantes de cómic). La ocasión de ver aquella tarde la exposición del PALEXCO será única, ya que poco después, en el Kiosko Alfonso de los jardines de Méndez Núñez, sede del festival, se celebrará una charla con la presencia de Max comentando su trabajo: una tarde irrepetible.
"Paseo Astral" es un relato onírico, fantástico, acerca de un autor de cómic que no encuentra inspiración para su tarea y que se queda dormido leyendo el periódico. En vez de caer por el hueco de un árbol, se adentrará en el diario que estaba ojeando. En busca de la musa indispensable vivirá una pequeña odisea surrealista, con vistazos a Pinocho de Carlo Collodi o a Alicia de Lewis Carroll (la inspiración se asienta en el bagaje del camino recorrido, en las obras de otros que han formado un sustrato cultural del que surge la invención propia) y, por supuesto, un pacto con el diablo, la forma más socorrida y natural de alcanzar el éxito. (¿Cuántos cadáveres -metafóricos- arroja al arcén la consecución de la gloria? ¿Cuántas amistades perdidas, cuántas puñaladas traperas? Pactar con el diablo puede ser tan simple como apartar la mirada de la conciencia y romper con nuestros principios. Bueno, si no les gustan tengo otros...). La dinámica nítida de los dibujos de Max realza la expresividad de los personajes utilizando lo mínimo para hacer brotar las emociones. En el caso de "Paseo Astral" se realiza un collage con el material cotidiano de las páginas del periódico, logrando un efecto formidable: papel de periódico, tinta china e imaginación, poco más hace falta cuando esos ingredientes se ponen en manos talentosas.
Sostiene Max que tras "Vapor" y "Paseo Astral" siente ánimos de realizar más cómics personales y apartarse un tanto de su también exitosa carrera de ilustrador ajeno. Nos parece estupendo. A los cuatro.
Dibujo del protagonista de "Paseo Astral" y firma del autor dedicándole el álbum a Francisco: un fan sincero: le encantó la exposición, aguantó la charla desde su curiosa infancia y me pidió el libro cuando visitamos el stand de los amigos de la librería Komic de Santiago de Compostela. A ellos les tengo que agradecer que me avisaran de que Max iba a firmar "Paseo Astral" en su puesto de la feria del libro. Gracias.
Un encuentro
"¿Tú eres Licantropunk?", me pregunta Max: quedo convertido en estatua de sal. Me lo pregunta porque le he pedido que dedique el dibujo que amablemente me está pintando, un Peter Pank para la contraportada del volumen integral de las aventuras del mítico punki, al blog Licantropunk, y en el pasado hemos intercambiado algunas líneas en su indispensable blog "El hombre duerme, el fantasma no": nos conocemos de habernos comentado pero no en persona. Así pues, que sea el mismísimo Max el que me pregunte si yo soy Licantropunk logra que la cuestión adquiera proporciones metafísicas. Balbuceo una respuesta que no sé desde qué rincón de mi subconsciente hace aparición: "Bueno..., en realidad Licantropunk es un personaje que aparece en el álbum que está usted firmando (Peter Pank transformado en hombre lobo en aquel fantástico tebeo ochentero para acabar, años después, transformándome a mí) y es el título que elegí para mi blog". "¿Pero tú eres el que me escribió el otro día?". "Sí, entonces sí".
Licantropunk. El día que inicié el blog (13 de abril de 2005: ya llovió, sí, pero del blog lo que han llovido han sido muchas alegrías, muchos buenos momentos como el que hoy estoy comentando), el sistema (ese "Vapor" de Max que asimila anacoretas contemporáneos: el bloguero en su habitación) me pidió un título. Vaya. No lo tenía pensado. Me puse a meditar la cuestión, que parecía trascendental, claro. Levanté la vista, y allí, en un anaquel de la estantería, entre muchos otros lomos de cartón, aparecía uno que ponía:"8, TODO MAX, PETER PANK EL LICANTROPUNK". Ese sustantivo irreal surgido de la fértil imaginación de Max era el título perfecto. Por un lado el licántropo, ser legendario que me había atraído siempre: el hombre lobo, el lado oculto, el otro, el doppelgänger, Mr. Hide, yo convertido en un cinéfilo anónimo, en alguien que poco tiene que ver con la realidad cotidiana, con mi profesión verdadera. Y por otro el punk, un sufijo idóneo para el nombre: el inconformismo, la contracultura, la evasión de la mediocridad, el espíritu de búsqueda constante. Sin embargo, ay, siempre he tenido cierto pesar por no haber tenido imaginación suficiente en aquel momento para crear yo mismo un nombre y, por el contrario, tomar la opción de aprovechar la idea ajena. Pero era tan buena... Espero que Max me perdone. Bah, debí pensar entonces, qué tendrá que ver Licantropunk con el cine y qué más dará el nombre si seguro que el rollo éste del blog no me dura más de dos semanas...
Ocho años van. Hay nombres que traen suerte. Gracias Max.
Qué grande es Max. Con su estilo casi minimalista ha logrado unos personajes inconfundibles. La última vez que hablé con él fue cuando había sacado aquel álbum con una historia fascinante que relata un encuentro entre Lovecraft y Disney.
ResponderEliminarSaludos. Borgo.
En mi opinión su estilo ha evolucionado hacia ese minimalismo que describes como una transformación vital y de profundización en el propio arte. Si el cine se despojó de todo lo superfluo con maestros como Rossellini, Bresson, Dreyer, otro tanto parece haber sucedido con las viñetas de Max. En algunos de sus dibujos más (aparentemente) sencillos se percibe una expresividad rotunda. y el gran formato de "Paseo Astral" es una gozada que permite mejor apreciación.
EliminarMr. Licantropunk, pues si, Max es un gran artista y la suya fue, sin duda, un gran tarde, una de esas tardes en las que se puede decir que ha tocado el cielo con las manos, a mi hace mucho que no me pasa y creo que ya no habran mas. Mr. Licantropunk, le felicito por haberse encontrado con su idolo, que haya podido hablar con él en persona y le haya dedicado un dibujo,¡Felicitaciones! y que hayan muchas mas tardes como esas. Un saludo.
ResponderEliminarEl encuentro con un artista del que has admirado su obra durante un décadas es algo memorable, sí. De hecho es una cosa que, al menos a mí, no me suele suceder. Ocurrió casi por casualidad, sin una intención premeditada: encuentros extraños, singulares. Así que nunca diga nunca jamás, amigo, como si fuera el cuervo de Poe. Bueno, con Poe no creo que se encuentre...
EliminarYo soy bastante analfabeta del mundo del comic... pero me has emocionado con tu texto... y con ese encuentro narrado.
ResponderEliminarBesos
Hildy
El cómic ha sido protagonista en mi vida: desde las primeras lecturas, cuando el cómic en España estaba extendido por todas las casas, por las manos de cualquier niño (ahora ya no, el cómic se ha vuelto un extraño para la infancia, lamentablemente, y es una pena porque era una perfecta iniciación a la lectura). Del Zipi y Zape y el Pulgarcito pasabas a Tintín y Astérix, más adelante a La Masa y La Patrulla X y en algún momento, ya en el instituto, caía en tus manos un Cimoc, un Metal Hurlant o un Víbora y aquello era como encender una bombilla: el tao del tebeo. Y ese ejemplo del cómic lo puedo trasladar a la literatura o el cine: la evolución del gusto hacía tramas más complejas, más profundas, de nivel en nivel satisfaciendo apetencias cada vez más intrincadas: salvados por el arte.
EliminarEs verdad lo que dice el comentario precedente. Pero siempre tus textos están atravesados de una emocionalidad muy humana y propia. Por eso puede ser que nos atrapen a nosotros, los ignorantes de esos ámbitos.
ResponderEliminarBuscaré a Max, seguro es un monstruo.
Un abrazo.
Muchas gracias por tus palabras, Dario. Te recomiendo las obras de Max sin ningún tipo de reparos.
EliminarCuando me puse a escribir esto del blog, no me dio por contar la película, la técnica, el plantel de actores ¿para qué? Me salió más reflexionar alrededor del tema que se cuenta, de lo que pienso que el director quiere sacar del espectador. Y, como dices, muchas veces sale mucho "yo", porque las películas las vemos con lo que llevamos dentro, de casa. Y hay películas geniales que saben sacárnoslo, y yo lo cuento esperando que a otros también se lo saque.
¿Licantropunk o Likantropunk?
ResponderEliminarEl título del álbum es "El Licantropunk"
EliminarLeer a Max (de momento, que lo mismo la siguiente es sin palabras). Creo que es un privilegio acercarse a Vapor por primera vez como lo haré yo. Ya te contaré.
ResponderEliminarEl privilegio es compartir momentos
EliminarJoo, qué envidia!! nada malsana, eim?, pero envidia y de la verde... esa tarde y sobre todo, todito, esa conversación, mutuo reconocimiento y el dibujo!! uffff.
ResponderEliminarSabe usted que no soy de mitos pero Max, ufff, es mucho Max!
Saludos, suertudo!