sábado, julio 21, 2012

"La piel que habito", de Pedro Almodóvar

La relación entre el doctor Robert Legard, el cirujano plástico interpretado por Antonio Banderas, y su paciente/cautiva Vera, la piel que habita Elena Anaya, plantea un enigma al comienzo de la película. Qué ha llevado a esos personajes, acompañados por el ama de llaves encarnada de modo inigualable por Marisa Paredes (me recordó a su personaje en "Tras el cristal", de Agustí Villaronga: cult movie hispana: "La piel que habito" tiene sus similitudes con aquella cinta antigua de Villaronga) a habitar ese cigarral toledano, antigua finca de recreo transformada en clínica discreta para arrugas acaudaladas, pero que posee además la doble identidad de castillo del doctor loco, de cripta de los horrores: las líneas maestras de la trama de "La piel que habito" van directas hacia el clásico "Los ojos sin rostro" de Georges Franju. Pero a la película de Franju, terror poético, le dedicaré un artículo en el próximo número de "La caja de Pandora", el que saldrá en septiembre. Hoy tocó fijarse en su "heredero" manchego.

El enigma que comentaba, va a producir un thriller sofisticado a la par que extravagante: una historia de tragedias familiares y venganzas rebuscadas que mantiene el interés hasta la mitad de la cinta, más o menos, hasta que ese enigma, la identidad de Vera y el motivo de su "átame" con Robert, queda desvelado. A partir de ese momento, la trama declina. Quizá el punto de inflexión sea tan inusitado, tan increíble, que poco más se puede esperar después: en el cine generalmente los golpes de efecto se suelen dejar para el final, de modo que el cenit argumental te conduzca boquiabierto hacia los créditos. No es el caso, si bien Pedro Almodovar sabe perfilar un emotivo colofón: las madres y el cine de Almodovar.

El trío de actores protagonistas ya sabe lo que es ser chico/chica Almodovar, un adjetivo que durante décadas ha sido una catapulta segura hacía una carrera cinematográfica posterior. No me ha convencido demasiado Antonio Banderas en su retorno, como actor, al cine español: más aún, retorno al primer director que le colocó en un fotograma, con "Laberinto de pasiones". Marisa Paredes, por otro lado, inmensa, una de las mejores actrices de la historia del cine nacional. Elena Anaya tampoco debe haberlo hecho mal, pues se llevó el Goya en la última edición. Y al trío se añade un cuarto, Jan Cornet en el papel de Vicente: premio Goya al mejor actor revelación por esta película. Lo que yo decía, una catapulta.

10 comentarios:

  1. Mr. Licantropunk, aun no la he visto, la verdad que no me atrae, en un futuro. Saludos.

    ResponderEliminar
  2. A mi si que me atrae esta película. Me la han recomendado varias veces. La veremos. Un abrazo Licantropunk.

    ResponderEliminar
  3. Psssss, la ví y poco más. Estoy contigo, la película se desinfla a la mitad, difícil jugar con el golpe de efecto de una trama tan rocambolesca sin exponerte a eso.
    Marisa Paredes tremenda, el resto... bueno, ya, vale, sí, no?

    Saludos!

    ResponderEliminar
  4. A mí el cine de Almodóvar no me va mucho. Quizá espere la llegada de otra cinta en principio más "redonda" para reencontrarme con su hacer. Ves tú, la de "Los ojos sin rostro" sí me suscita más curiosidad a día de hoy... Te leemos en Septiembre, amigo ;-)

    Saludos, Licantropunk.

    ResponderEliminar
  5. ... Yo me dejé llevar por el delirio y el mundo de lo onírico y logré meterme en la trama de Almodóvar de LA PIEL QUE HABITO incluso en sus incongruencias...

    Pero lo que ya no puedo esperar más es a ver LOS OJOS SIN ROSTRO y sobre todo leerte en el próximo número de La Caja de Pandora. Es una película de la que he leído y leído y leído... pero nunca he visto y creo que ya va siendo hora...

    Besos
    Hildy

    ResponderEliminar
  6. Recomiendo "Ojos sin rostro" sobre todo por su atmósfera enfermiza.
    "La piel que habito", sin convencerme del todo, me gustó por ver a un Almodóvar distinto. Ya era hora que cambiase un poco sus registros. Elena Anaya también me gustó bastante. Saludos. Borgo.

    ResponderEliminar
  7. El gran error de la película es el flash-back. Los actores no me deslumbraron como a vosotros, ni siquiera la Paredes. Saludos.

    ResponderEliminar
  8. Mira que a mi el cine español por lo general indiferente me deja. Almodovar mas bien me provoca aburrimiento. Pero..en esta película demuestra que cuando se deja de moderneces y chorradas varias, sabe de que va esto.

    Película dirigida de manera clásica, cuidada hasta el detalle, pulcra y bien interpretada. Trama rocambolesca, quizás, pero muy bien llevada y resuelta. Me ha gustado esta vuelta que esta haciendo este hombre hacia el cine mas clásico. Al final va a ser un genio y todo. Saludos

    ResponderEliminar
  9. Hola, tiempo sin pasar por estos lares (la verdad es que por ninguno, pero trataremos de no perder el hilo de la blogosfera).
    Estoy contigo en la fuerza actoral. Muchas flores se han echado a Anaya y Banderas, pero lo de Marisa Paredes es espectacular. Claro que poco menos se podía esperar de una actriz de este calibre: simplemente, perfecta.

    Lo de que la película declina, la verdad no lo veo así. A mi me gustó de principio a fin, pero claro, yo soy muy de Almodóvar, que tiene ese punto de provocar gustos encontrados, porque generalmente a este señor o se le toma o se le deja. En el lado negativo, me sobró el tigretón, pero nada más.

    Vengo de ver Elena, peliculón ruso, para no perdérselo. Como sugerencia, claro...

    Nos leemos, un saludo ;)

    ResponderEliminar
  10. Pienso que Almodóvar al igual que Allen, puede hacer lo que se le dé la gana en lo que a cine se refiere.
    La película es buena, aunque coincido contigo, a Banderas en ocasiones se le ve desubicado.

    La recomiendo.

    ResponderEliminar