La película comienza con imágenes de antiguas momias mexicanas, desfile de muertos, intercalando el aleteo, a cámara lenta, de un poderoso murciélago: cuerpos desecados a los que se le ha extraído hasta la última gota de espíritu. Resta una envoltura miserable, evocación remota del ser humano.
Esta cinta es un homenaje directo del "Nosferatu" de F.W.Murnau, joya señera del cine mudo y del expresionismo alemán de los años 20: remake no sólo debido a la caracterización gemela del protagonista, sino también porque la narración en imágenes de Herzog fluye sin apenas necesidad de diálogos: la emoción es nítida en los rotundos gestos de los actores.
Klaus Kinski encarna a un vampiro melancólico, huidizo, rata calva cérea y sombría pero implacable en su ansia sangrienta; Bruno Ganz es el incauto Johathan Harker, conducido a la locura del transito al no-muerto, heredero involuntario de una tradición milenaria; Isabelle Adjani es la mejor Lucy Harker posible, un fotograma transportado desde el blanco y negro de la génesis del cinematógrafo hacia una doncella lánguida, belleza tísica, dispuesta a satisfacer el hambre vampírica hasta que aparezca la aurora. Impresionante plantel de actores que se redondea con la inquietante aparición de Roland Topor, el escritor de "El quimérico inquilino", en el papel de Renfield.
El piloto de un barco fantasma yace muerto amarrado al timón, transportando en las bodegas de su nave la pesadilla que se cierne sobre la ciudad de Wismar. Por la plaza mayor desfilan féretros blancos a hombros de caballeros decimonónicos vestidos de chistera y levita. El carnaval que precede la llegada de la muerte (apurar hasta la hez los últimos momentos de vida) baila entre un tropel de ratas (el director tuvo muchos problemas para que le permitieran rodar con tanto roedor suelto por las calles) que extiende la peste mortífera de su rey. El rey Drácula.
Obra maestra.
Es que Klaus Kinski, con su expresión malsana y ese rostro siempre al margen de la locura, podía intepretar tal papel.
ResponderEliminarMr. Licantropunk, a esta la vi por primera vez siendo un niño y que miedo me dio, sobre todo el final, no sé por qué, cosas de chicos, el hecho es que la volvi a ver varios años despues y me siguio gustando, muy buena pelicula. Un saludo.
ResponderEliminarHombre Klaus Kinski no podía pegar más. No he visto más que la versión original, no esta relectura de Herzoz, pero siempre le he tenido (muchas) ganas
ResponderEliminarLa original esuna obra maestra del expresionismo alemán y del cine en general. Esta versión de Herzog y Kinski es también interesante, fría y hermética pero con notables logros.
ResponderEliminarYo aún sigo intentando adivinar si Kinski era buen actor o sólo un loco.
Le va a Kinski ese papel como anillo al dedo...
ResponderEliminarTras algunas pruebas, estreno cueva... pásate cuando gustes. Sin prisas, lo actualizaré de poquitos, jeje.
Saludos!
Pepe Cahiers: lo hace suyo, sin duda.
ResponderEliminarBelknap: película eterna, ajena a modas.
Ibán: muy recomendable.
Luis Cifer: Kinski era todo un carácter, por lo que indican las biografías: estaba un poco "pallá", fijo. Sus enfrentamientos amor-odio con Herzog son legendarios, pero juntos daban lo mejor de sí, sobre todo en el caso de Klaus Kinski.
Marga ¿ot?: allá nos vemos.
Saludos.
Pues todo se resume en esa última frase tuya, amigo Licantropunk, Obra maestra del genial Herzog (uno de mis cineastas preferidos).
ResponderEliminarY Kinski está insuperable en el papel de Nosferatu, desquiciado e impredecible como él en la vida real.
Un saludo
Me la pongo bajar ya de verdad ;)
ResponderEliminarEsta película, la de Murnau y otra que se hizo en 2000 de Merhige, La sombra del vampiro (creo), también homenaje al alemán, son tres joyas imprescindibles del cine de género. Pero Herzog es seguramente lo mejor que ha dado Alemania para el cine en la última parte del siglo pasado, en sentido más general. Junto a Haneke, claro, pero ese es harina de otro costal.
ResponderEliminarLa reseña, un gustazo.
Saludos!