Estuve viendo un programa llamado "Strutter" en el canal MTV. En el, un cómico llamado Mike Strutter (clavado al personaje de abogado que hace Sean Penn en "Atrapado por su pasado") se pasa media hora privando, esnifando y vomitando gilipolleces sobre unos vídeos que van apareciendo en el espacio: choques brutales, trompazos tontos a lo Jack Ass, vídeo clips musicales que le sirven de excusa para insultar sin freno a los cantantes, algunos desnudos y lucha libre extrema: de esto último puedo asegurar que nunca había visto nada tan salvaje: programa para encefalogramas planos, como casi todo lo que emite este canal.
Casualmente, al rato, me pongo a ver "Videodrome", y es como si el mundo que la película anticipaba en 1983 se hubiera hecho realidad. Un director de un pequeño canal de televisión se dedica a buscar vídeos impactantes. Porno blando y violencia dura: atrapar al espectador. La búsqueda de esas imágenes, que en la película se realiza mediante el pirateo con parabólica de señales de satélite, es también un anticipo de los sitios web modernos que se dedican a almacenar los vídeos colgados por los internautas: sexo y violencia a la carta.
"Videodrome" es un programa donde se ve a gente que está siendo golpeada y torturada (el sadomasoquismo está muy presente en la cinta) por unos encapuchados. Visualizar ese canal hace que el sistema nervioso del espectador se abra a determinados estímulos ocultos en la señal de televisión, de modo que se logra establecer un control mental en el cerebro de la audiencia (hay tantos programas que lo consiguen: vaya novedad). Es un factor utilizado en otras películas como "La naranja mecánica", "El mensajero del miedo", "Ringu". El infectado empieza a alucinar y la violencia se desata. En este caso es James Woods el encargado de apretar el gatillo y Deborah Blondie Harry hace de doctora adicta a la disciplina inglesa: mejor la segunda que el primero, más creíble (no se si es un halago, vistas las escenas que tiene que llevar a cabo la famosa cantante).
El director se esfuerza en materializar las alucinaciones de James Woods, con unos efectos especiales que han quedado anclados en la historia del género y que son característicos de su cine de los ochenta: casquería, sangre, deformidades: mucha fantasía. Se juega con el espectador, al que llegado un punto le cuesta distinguir qué es locura y qué es realidad. Cronenberg quiere corporeizar las pesadillas de la sociedad moderna y que castiguen la falta de moral: la telebasura como encarnación del mal. También reivindicar la realidad frente a tanta virtualidad y eso en una época en que los juegos de ordenador se reducían a dos rectángulos jugando al tenis sobre fondo negro y las películas se podían alquilar en soporte de video Betamax. Cine visionario.
Long live the new flesh!
Qué bueno cuando reflexionas sobre la realidad de nuestros medios en función de "Videodromme". Cronemberg se adelantó a su tiempo y nos acercó otra forma de realidad que terminó siendo real. Saludos!
ResponderEliminarCronenberg lleva adaptando obras de ciencia ficción,y a demás de la buena.La mosca de Langelan,El armuerzo desnudo de Burroungs,Crash de J.G.Ballard.Es curioso como éste género literario esté tan olvidado.Neuromante,la novela de Gibson,fué en la década de los ochenta la grán precursora de internet cuando nadie sabíamos lo que era y Matrix.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ufff aún tengo escalofríos cuando recuerdo esta película. No de terror pero me inquietó mucho, mucho...
ResponderEliminarNo es mi género preferido, eso sí y no podría decir que me gustó ni que entendí nada. La catalogo entre "mis curiosidades varias". Algo es algo.
Un besote, señor licantropunk
budokan: la anécdota que cuento es verdadera. Además, era la primera vez que veía "Videodrome" así que el impacto fue mayor. El azar.
ResponderEliminarf.machuca: el director se adentra en las profundidades de la mente cual psicoanalista de diván. Incluso la anterior "Una historia de violencia", con el asesino que ha borrado el recuerdo de su pasado. Y el género, claro, se ha quedado como hermano literario menor después de tener gran auge en otros tiempos. Quizás resurja como creo que le está sucediendo a la novela negra.
margot: inquietante y un tanto repugnante. Pesadillas de latex.
Saludos.
Lo que genera Cronenberg rompe con los convencionales trillers. Cronenberg dota sus films de una terror adherido a cada personaje. Hay una escatología implícita y es inevitable que la sensación de extrañeza y horror lleve aun radical meditación.
ResponderEliminarPost tuyo que guardo en la memoria, Licantropunk. Salutes.