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Me hubiese gustado ver esta película sin conocer de antemano su desenlace, pero era difícil. Así que no acabé de meterme en la trama, no me emocioné con las victorias de Mo cuishle ni lloré al final. Es una pena que una película así no te toque algo dentro, porque, por lo demás, lo tiene todo: una buena historia interpretada por buenos actores, que no es poco.
Una chica que pelea (nunca mejor dicho) por cambiar la vida que lleva y que nunca se queja-como dice Morgan Freeman, al fin y al cabo una nariz rota no duele tanto-. Y consigue probar las mieles del éxito, oir a las masas gritar su nombre. Sí, cambió su vida. Y conociendo el desenlace (que yo no voy a desvelar) uno se pregunta ¿mereció la pena? Pues claro que sí.
La suerte que tiene Clint Eastwood como director es que siempre puede contar con un actor tan bueno como Clint Eastwood, y además, en este caso, con Morgan Freeman. Con un reparto así era difícil que saliera mal.