Rebelandose al destino de ser eternamente conocido por "el de Amelié", cambió sus valses por guitarras de rock, sembrando el desconcierto entre el público abrumado por decibelios inesperados. Y vió que era bueno. Pero lo otro era único: la escapatoria no será sencilla.
¿y no te sorprendió con el violín? yo me sigo quedando con el acordeón, parece que le estuviera hablando cuando reposaba su cabeza en él, como si en lugar de tocar con los dedos, le susurrara la siguiente nota que debía sonar.
ResponderEliminarNo me sorprendió con el violín, me sorprendió con la guitarra, hasta tal punto que pensé que iba a terminar el concierto rompiendola contra el escenario al estilo de Paul Simonon en la mítica portada del "London Calling". Lo del violín y el acordeón era lo que me esperaba y, francamente, lo que fuí a escuchar. Para lo otro ya hay demasiados grupos.
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