No está allí. No está en Heath Ledger, Christian Bale, Richard Gere, Cate Blanchett, Marcus Carl Franklin o Ben Whishaw, distintos trasuntos más o menos sorprendentes y acertados que interpretan al cantante de Minnesota en esta cinta. No está en la estupenda caricatura que dibujó Tomás Serrano y que encabeza esta entrada. Tampoco está en sus canciones o en las películas en las que ha aparecido. Ni en sus conciertos multitudinarios, ni en sus ruedas de prensa bordes, ni en los telediarios de las tres, ni en Internet. Todo eso sólo es la forma en la que Bob Dylan ocupa la mente del espectador a través de sus oídos y su retina. Es la imagen que proyecta, una interpretación que cada cual posee del personaje y que, necesariamente, será incompleta y por ello falsa. O no cierta del todo.
Todd Haynes emplea alegorías para exponer las distintas facetas de Robert Allen Zimmerman, retazos de su vida y de su personalidad. Cada alegoría encarnada por un actor distinto: personajes paralelos interconectados: Bob Dylan poeta, compositor genial, cantante folk, cristiano converso, estrella del rock, esposo infiel y padre de familia poco dedicado, idólatra imitador de Woody Guthrie o actor en películas de Sam Peckinpah. Pero si no se conocen previamente algunos detalles de su biografía será difícil comprender algunas escenas de la película: su relación con Joan Baez y Allan Ginsbeg, sus inicios en el Village neoyorquino, su ascendencia judía, el accidente de moto o, su pecado más imperdonable para sus primeros fans, su electrificación: enchufar su guitarra y formar un grupo fue una de las traiciones más sonadas de la historia del Rock y uno de los puntos de inflexión vitales destacados en la película: I ain't gonna work on Maggie's farm no more, toda una declaración de intenciones, y Pete Seeger intentando cortar el cable con un hacha en el festival folk de Newport del año 1965. También este salto artístico era clave en "No direction home" de Martin Scorsese, biopic documental sobre Dylan que abarca desde su nacimiento hasta finales de los años 60 y que es muy recomendable para lo que indicaba antes: conocer de forma fehaciente mucho de lo que en "I'm not there" son sólo metáforas (en "No direction home" aparece, entre otros, Joan Baez despachándose a gusto con su colega: ¡vaya repaso!).
Dylan no estaba allí y a uno le puede dar la impresión de que salió huyendo: himnos trascendentes que se asientan en masas ansiosas del encuentro con conciencias mesiánicas, de lideres espirituales, de autenticidad desinteresada. Y para el compositor de los temas no eran más que canciones, rimas improvisadas en una máquina de escribir. El resto, su escucha e interpretación subjetiva, lo aporta el subconsciente del auditorio: embelesado y cautivo: flotando en el viento. No es extraño entonces que la metamorfosis hacía un volumen mayor, un giro tachado por muchos de puramente comercial, trajera consigo el abucheo constante durante la posterior gira británica: ¡Judas traidor! Pero la fiera acosada se revuelve y le pide a sus músicos que le den más caña: os jodéis, público desagradecido, que esto es lo que va a haber a partir de ahora: Like a rolling stone, así quiero ser, salvaje como Mick y Keith, enrollado como John y Paul, empastillado y pasota y no un corderito manso de canciones de misa como Peter, Paul and Mary (un trío inquietante en cualquier caso). Quiero ser cool, babe, quiero ser Cate Blanchett travestida y no Christian Bale circunspecto.
Quizá la alegoría más acertada sea la de Richard Gere revisando a Billy "el Niño", antiguo pistolero ahora oculto, avejentado y con gafitas: soliviantar al pueblo contra Pat Garrett, convertido éste en pérfido terrateniente (por cierto, el narrador en "I'm not there" es Kris Kristofferson, otro cantante metido a actor pero con muchas mejores dotes para fabricar fotogramas: "Pat Garrett y Billy the Kid" de Sam Peckinpah, mítica, frente a James Coburn, con participación del propio Dylan y Knockin' on Heaven's Door en la banda sonora: pocas películas como esta), para luego escapar en un vagón de ganado sin haber rematado la faena disparando al malvado entre ceja y ceja. No. Ser la inspiración pero no la solución.
¿Dónde está Bob Dylan?
Pues a esta hora suele ir a echar la partida al café de debajo de su casa con unos jubilados. Eso o se ha ido a tocar a algún lado, que a la fama y a la pasta aún no les dice que no, qué va. Genio y figura. Así que según. Por ahí andará.
Para empezar, como siempre un muy buen post; continuando con don Dilan, algun dia me dedicare a este cantante, aunque mas no sea un poco, pero no se preocupe, le he escuchado y algo me gusta; segun algunos escribas, este cantante tuvo algo que ver en que Lennon, y no porque el Beatle no pudiese, cambiase el estilo de sus letras. Que tiempos aquellos. Por el momento solo me resta porner: " I don't believe in Zimmerman ". Saludos.
ResponderEliminarPues sí, uno de tus escritos que más me han gustado (y, por supuesto, sin otras lecturas). Esta noche veremos esa de Scorsese; la del bueno de Todd, ya llevaba mucho tiempo con ganas de verla.
ResponderEliminarYo creo que estará ganando dinero con su guitarra por ahí jejeje Es muy difícil realizar un biopic sobre una figura tan compleja como Bob Dylan. Yo suelo tener mucho miedo a los biopics, sobretodo si lo hacen sobre un cantante que admiro. El de Sinatra me da pavor... Saludos!
ResponderEliminarMagnífico repaso,amigo,de película y de "personaje".Dylan lo és.A veces me da por pensar si es necesario tanta parafernalia a lo largo de una vida para crear tantos personajes en una sola vida.Puede ser divertido,desde luego.El tema da para mucho.
ResponderEliminarUn abrazo,amigo.
Belknap: la verdad es que Dylan tiene algunos temas impresionantes. Tampoco me puedo considerar un seguidor pero hay que reconocerle el mérito. En cuanto a la persona que se baja del escenario, pues sí, tiene muchos puntos de controversia.
ResponderEliminarTomás Serrano: gracias por la caricatura y me alegro de que te haya gustado el escrito. En cuanto a las películas, espero que me cuentes pronto qué te han parecido.
Marcos Callau: ya me gustará leer tu opinión cuando Scorsese haga su Sinatra. ¿Iba a ser DiCaprio, verdad? Je, je. Pavor dices.
Francisco Machuca: tu reciente entrada titulada "Siempre Dylan" fue la que me lanzó a ver de una vez esta película. En cuanto a la parafernalia, creo que yo me contagié escribiendo y me puse algo trascendente. Así que el final necesitaba un cambio de tono.
Saludos a todos
Excelente post, muy bueno, de verdad. El documental aún lo tengo pendiente, pero lo veré, seguro. Soy fan incondicional de Dylan y diré que me encanta la peli de Peckinpah por más que se empeñen algunos en decir que es fallida.
ResponderEliminarSaludos!
La verdad es que Dilan siempre me parecio un muermo. En cuanto a la pelicula de Peckinpah en general suele coincidir todo el mundo en que es totalmente fallida. La vi hace mucho tiempo y el recuerdo que tengo no es malo, habra que revisionarla.
ResponderEliminarY ya que nombras a Kris Kristofferson, en mi opinion un grandisimo actor totalmente infravalorado. Su papel en la puerta del cielo es antologico. Pocas veces el desencanto se ha plasmado en una pelicula como el lo hace en esta. Como dije un pedazo de actor y de pelicula aunque esto no venga a cuento. Saludos
Demasiada parafernalia para un simple autor de canciones. Siempre se nos escapará el personaje por más intentos que se hagan sobre su figura. La esencia de Dylan está en sus textos y melodías. Saludos.
ResponderEliminarEthan: supongo que "Pat Garrett y Billy The Kid" puede decepcionar a los puristas del Western. A mi me gusta mucho y tiene grandes actuaciones. Dylan pasa por allí y poco más.
ResponderEliminarPlared: coincido contigo en tu consideración del trabajo de Kristofferson. Voy a apuntar otra: "Alicia ya no vive aquí" de Scorsese: aunque tampoco no venga a cuento. En cuanto a Dylan pues hay cosas que me gustan y otras que no, no soy un seguidor. Pero reconozco que tiene canciones estupendas, algunas de ellas de las mejores de la historia de la música... folk, pop o rock. Tiene para todo.
Angelus: así es: separar la persona de su obra es imprescindible en la mayoría de las ocasiones: qué más da que sea un capullo (Dylan o cualquier otro) si rara vez coincidiremos en una fiesta. Sobre todo porque ya no voy a fiestas.
Saludos a todos