sábado, septiembre 30, 2006

"Clerks II", de Kevin Smith

Kevin Smith strikes back y gana. A mi me ha ganado.
Después de haber abandonado cualquier esperanza con sus películas, me puse a ver esta con todas las precauciones, dispuesto a ver una sucesión de gags excesivos, escatológicos, sin orden ni concierto. Y afortunadamente me equivoqué. Porque los chistes son del mismo tipo, pero mejores, y, sobre todo, hay un orden detrás, un hilo conductor de la historia que le da coherencia. Sobre todo mejora mucho al repetir la pareja protagonista de la primera (Dante y Randal). Los cameos no le hacen ningún favor (Ben Affleck debe ser familia suya) y la parte romántica sigue siendo un poco blandengue. Quede dicho.
Me puedo imaginar que el director daba vueltas en la cama, cada noche, recordando the good old times, cuando hizo "Clerks" y arrasó, y todo era más sencillo. Pobre, desconocido y feliz: esta es la moraleja de esta película.
La treintena suele ser edad de cambios, de tomar decisiones. La edad del pa cuándo. ¿Y vosotros pa cuándo os casáis? ¿Pa cuándo los niños? ¿Y pa cuándo vas a buscarte otro trabajo?
Toda la vida luchando para hacerte un hueco en todas partes: colegio-instituto-universidad-abismo-nada. Consigues que una panda de mindundis como tu, media docena a lo sumo, crean que contigo se lo pasan bien, que merece la pena que compartan su vida contigo, que se ríen de tus gracias estúpidas y tu de las suyas, para que la distancia (cruel) se los lleve. Ay. ¿Qué produce el cambio? ¿La codicia? ¿La innata insatisfacción de la naturaleza humana? Cada generación esta condenada a repetir los errores de la anterior.
Esta película se hace este tipo de preguntas, rodeándolas de mucho cachondeo. Imposible no conectar con ella. Y me he reído, muy raro cuando veo una película americana. Serán mis gracias estúpidas. Las de ellos, claro.

domingo, septiembre 24, 2006

"Brokeback Mountain", de Ang Lee

Trás "Hulk" (no era tan mala) el director taiwanes se adentra en el genero del Western, probablemente con la idea de renovarlo, objetivo que logró con "Tigre y Dragón" y el cine de artes marciales. Aquí también se logra y con holgura: las pelis de vaqueros ya no volverán a ser lo mismo.
Supongo que fue la película de la que más se habló en el año 2005. Sin haberla visto, todos sabíamos más o menos de que iba: los nombres de los protagonistas (Ennis del Mar, vaya nombre para un cowboy), las escenas más escabrosas, algunos hitos de la trama (la del padre de Jack) o incluso el final. Ríos de tinta. Llega el momento de verla y te sucede como en las películas de las que te has leído el libro: o sabes lo que va a pasar a la vuelta de cada esquina o la película no se parece demasiado al original en papel y entonces te sorprende un poco, que es lo que me ha sucedido a mí. En ambos casos suele haber cierta decepción.
Cuando leía las críticas de la película, en la época de su estreno, me imaginaba que aquello iba a tener más tema que en "La mala educación" de Pedro Almodovar (si le dan el guión a éste, la que hubiera preparado). En resumen, una noche tonta de dos pastores borrachos como cubas y muertos de frío en una tienda de campaña perdida en el monte , da lugar a una relación intermitente de veinte años de duración, bastante desangelada, falta de pasión o de dramatismo. Sobre todo se dedica metraje a mostrarnos su vida fuera de dicha relación, existencia apenas perturbada por la supuesta vida depravada de sus protagonistas: se casan, tienen hijos, se divorcian. En fin, no da lugar a mucho escandalo. Probablemente se quiere mostrar lo difícil que puede ser salir del armario en Wyoming, donde a la menor te llenan el cuerpo de brea y plumas. Eso, creo, aquí ya no pasa, ni en el barrio de Chueca ni en ninguna parte: se ha vuelto de lo más normal e incluso regulado por ley. A lo mejor somos demasiado progresistas y no lo sabiamos. Señales positivas.
Al parecer "Brokeback Mountain" no fue elegida mejor película porque los miembros de la academia no se atrevían a dar su voto a tanta sodomía. Quizás es que "Crash" era algo mejor y ya está.

viernes, septiembre 15, 2006

Novela. "Brooklyn Follies", de Paul Auster


Hace pocos años, al iniciarse las vacaciones de verano, leí una entrevista que le hacían al entonces presidente Sr. Aznar, que como al comienzo de cada ciclo estival, se disponía a pasar unos merecidos días de descanso. El periodista le preguntó si tenía entre su equipaje preparada alguna lectura de verano. 'Voy a leer "El libro de las ilusiones", de Paul Auster', respondió el ilustre mandatario. Me dio un ahogo repentino. Auster en una mesita de noche, entre Pio Moa, Cesar Vidal y los cuentos prologados por Ana Botella. Auster bajo el brazo de los apóstoles de la democracia iraquí, de los profetas del capitalismo sin fronteras, del gurú del atlantismo. Gensanta. Pensé en dicha novela, que ya había leído, y no vi ninguna clave oculta para invertir en bolsa, o señales que condujeran al éxito al estilo de "¿Quién se ha llevado mi queso?". Ni tan siquiera un poco de revisionismo histórico que pudiera sugerir que en el fondo Franco era un pedazo de pan que descendió o ascendió, según se mire, para salvarnos. ¿Por qué Aznar y yo leíamos a Auster?
Para colmo, este año van y le dan el premio "Príncipe de Asturias". ¿También será monárquico? ¿O simplemente será un escritor de masas? No sería sorprendente, dada la calidad que emerge de sus textos, pero lo veo un poco lejos del Best Seller. Cuando un escritor que has atesorado durante años se vuelve demasiado popular, piensas que corre el riesgo de que le pase lo que a Benedetti, transformado en poeta oficial de la BBC (Bodas, Bautizos y Comuniones: últimamente no hay ceremonia cutre familiar que no incluya un 'Si te quiero es porque sos..." o algún otro ripio del repertorio: pobre Mario, volver del exilio para esto).
Asi que, desde este punto de vista, a mi entender "Brooklyn Follies" resulta ser una declaración política. Mediada la novela (unas cuantas casualidades, personajes que atraviesan crisis de identidad: se explica mucho mejor en arte y literatura) se desarrolla una conversación entre Tom y Honey de tono bastante crítico con el gobierno republicano del Sr. Bush. Sin embargo, será la crítica rotunda de las sectas de cristianos renacidos que triunfan en Estados Unidos, lo que para mí constituye el centro de la novela. La descripción de la escena del reverendo Bob y su hueso sagrado o del secuestro de Rory por el acólito David Minor, es rotunda y visceral y deja al descubierto el odio que el autor parece tener por el integrismo religioso que rige la vida de gran número de norteamericanos. La basura del creacionismo, que se enseña en las escuelas de Kansas bajo la etiqueta de diseño inteligente, impulsada por la derecha religiosa más recalcitrante y oscurantista (ha surgido una reacción en Internet: el culto al Flying Spaghetti Monster: es muy fácil rebatir lo que no tiene ningún fundamento), supone un intento claro de sumir al pueblo en la ignorancia. Nos toman por tontos: seguro que lo somos si lo consentimos.
En fin, que si alguien tenía alguna duda (yo no la tenía, era una forma de introducir el tema), Auster lo ha dejado bien claro.
Hace muchos años, en una feria del libro, vi uno de pastas amarillas que se llamaba "La trilogía de Nueva York". Juro que lo compré por el título. Nunca me arrepentí.

sábado, agosto 26, 2006

"Caché", de Michael Haneke

No me jodas que ya se ha acabado.
Ese es el exabrupto que mis allegados han oído emerger de mis labios al aparecer en la pantalla los títulos de crédito. A la sugerencia de que si tenia pensado escribir algo de esta película, empezara con tan singular epitafio (ahora que lo pienso, no iba a quedar nada mal en la lápida de un cementerio), correspondo con gusto, ya que no se me ocurre nada más certero y acertado para ilustrar la sensación que me ha quedado dentro.
En fin, una interesante película francesa de intriga, con Daniel Auteuil y Juliette Binoche en los papeles principales, que francamente me estaba gustando, así que tendré que rebuscar en algún blog amigo para que me desvele el sentido sin duda escondido (caché).

lunes, agosto 14, 2006

Novela. "El guitarrista", de Luis Landero



Alguien me dijo hace ya algún tiempo que esta novela me iba a gustar. Y me ha gustado, el principio sobre todo, el final algo menos. El protagonista, Emilio, es un joven que trabaja de aprendiz en un taller mecánico y que por las noches acude a una academia, y que ha aprendido a dormir con el ojo izquierdo mientras atiende con el derecho. La novela empieza diciendo que antes de que sospechara que algún día llegaría a ser escritor, había sido guitarrista. Y es esa metamorfosis de aprendiz de mecánico a guitarrista la que narra el libro.
Yo creo que es una historia de personajes, no, de personas, de "gentes de paso", como él les llama. Una madre costurera por su cuenta, que admite huéspedes en la casa. Este personaje se me queda corto, como en el caso de Tránsito Ariza en "El amor en los tiempos del cólera" de García Márquez, el mejor personaje de la novela. De ella dice en la frase que más me ha gustado del libro: "Hablaba y actuaba con la dulzura y el aplomo de quien ha llegado a la madurez sin guardarle rencor a la juventud y a sus promesas incumplidas". Yo, de mayor, también quiero ser así. Raimundo, ese primo que salió un día del pueblo para ser chapista y que en París triunfa como guitarrista en un tablado flamenco. Don Osorio, el jefe del taller, y Adriana, su mujer. El señor Rodó, el profesor de filosofía de la academia, el señor Burriac, el señor Rives, un empresario con los zapatos gastados de tanto uso... Sí, es una novela de personas, cada una con su historia, cuya existencia se cruza con la de Emilio en algún momento, para continuar después por caminos divergentes. Lo peor de la novela, la historia de amor, que no me resultó creíble. Aunque, quizá sea que, como Ëmil, la leía con el ojo izquierdo.

viernes, agosto 11, 2006

"La boda del monzón", de Mira Nair


Cualquier zona del mundo que tenga tradiciones ancestrales y que en la actualidad se vea sumida en la aculturación de la civilización occidental, es lo que ahora se denomina tierra de contrastes. Creo que la película intenta hablar de esto, mostrando los abruptos abismos generacionales que se producen entre padres casados en matrimonios concertados e hijos que viven en la sociedad del chip, pero que también se ven obligados a aceptar las costumbres de sus mayores: se enseña que un noviazgo voluntario no asegura el éxito, fórmula que nadie posee. Así, la organización de una boda sirve de excusa para mostrar, no el choque sino la aceptación, pues entre los indios hay grandes comerciantes y hábiles negociadores (estuve en Andorra en una tienda llamada "Tagore", con dependientes hindúes llamados Jordi o Xavi: las hay por todo el mundo: el badulake). Sin embargo todo tiene su límite y al final lo más importante son el honor y la decencia. Palabras extrañas.
Mucha música raga y vistazos a la ciudad de Nueva Delhi le dan un toque poético. Por otro lado, aspecto Bollywood que le da un toque de culebrón venezolano.
Me gusto más "Quiero ser como Beckham".

lunes, julio 31, 2006

"El Método", de Marcelo Piñeyro


Una de las situaciones más incómodas a las que nos podemos enfrentar es esa sensación de estar rodeado de personas que saben algo que tú desconoces. Desconocimiento, desconfianza, sin saber muy bien si son sinónimos o si lo primero nos conduce a lo segundo. Todos somos muy buenos y muy solidarios pero si es nuestro trabajo el que está en juego, entonces es un todos contra todos y sólo puede quedar uno. Muy bien las marchas protesta pero las vemos desde la ventana mientras esperamos que sean los demás los que vayan cayendo, mientras seguimos dentro no importa a qué precio.
Un método de selección de personal, el Método Gronholm. Siete personas que optan a un puesto de directivo. En la primera notificación que reciben se les informa de que uno de ellos es un topo. Te desestabilizas, ya no estás entre iguales. Miras de reojo al que tienes al lado. Es difícil jugar a ganar si a cada paso cambian las reglas del juego. El que busca una alianza será el siguiente en salir. No signal...
El argumento me ha parecido bueno, aunque en algunos casos las situaciones son poco creíbles. Porque vamos, quién no se acuesta con otro de los candidatos en un proceso de selección, así, de pie en el baño, tras haberse barajado la hipótesis de que pudieran haber cámaras, o quién pensaría en dejarlo todo tras dejarse convencer por el tan poco convincente Eduardo Noriega.
Alguien me comentó que era una película de actores. Tiene interpretaciones muy buenas, como las de Adriana Ozores, el aspirante más débil a priori, por imposición, porque así lo delata la sonrisa cargada de suficiencia de Eduardo Noriega. Ernesto Alterio, ante la encrucijada, con un dilema moral. Y Eduard Fernández, al que odias a partir de la segunda vez que abre la boca.

domingo, julio 30, 2006

"Hana-Bi", de Takeshi Kitano


Las flores de fuego es una forma poética de llamar a los fuegos artificiales. La belleza que surge de la violencia. Otra historia de violencia.
Hace tiempo vi un documental sobre la vida y obra de Kitano, retrato de un artista polifacético: actor, director, cómico, periodista deportivo, novelista, pintor (son suyos los cuadros que aparecen en la película, de estilo puntillista y un cierto espíritu naíf). Tan poliédrico como sus películas, pero con una estética personal y un sentido del humor marca de la casa.
En esta encarna el papel de un policía violento, hierático, parco en palabras y sobrado de genio (podría ser un terminator), azote de yakuzas. El elemento tierno lo pone la relación con su esposa, gravemente enferma, a la que el policía le dedica todas sus atenciones. Para colmo han sufrido la muerte de su única hija. Un padre nunca debería sobrevivir a sus hijos. Así que la película trata este auténtico drama, típico de un serial radiofónico, salpicándolo con momentos cómicos repletos de candor e inocencia y, sobre todo, salpicándolo literalmente con la sangre derramada por los puños de Kitano. De este modo se hace viajar al espectador por una montaña rusa de emociones: de tranquilas montañas nevadas a tumultuosos ríos sangrientos. Toda la película se basa en esa contraposición. Flores de fuego.
Por cierto, ayer leí una lista con los mejores finales de películas. Esta también tiene un gran final.

martes, julio 25, 2006

"Una historia de violencia", de David Cronenberg

Hoy he empezado un libro llamado "Jim Jarmusch y el sueño de los justos", escrito por Breixo Viejo. Apenas llevaré treinta páginas pero el libro promete: el título ya es una invitación a la lectura. Se inicia con una mirada retrospectiva al cine americano de las últimas décadas, en un capítulo titulado "El insomnio americano". El cine de los años setenta como ruptura con el American Dream de los cincuenta. La perdida de la inocencia para un país que nunca fue, es, será, inocente: como la mayoria.
Así que supongo que la influencia de esa lectura me ha hecho ver esta película como una intensa metáfora de ese despertar. Los pecados del pasado que regresan para atormentar a Tom Stall y destrozar su modo de vida, su perfecta y bucólica existencia (familia, honradez, amor conyugal: el director exagera la caricatura al principio de la cinta para que más adelante la ruptura sea más... violenta). Los cadáveres enterrados en el jardín se levantan para rozar la frente del héroe que duerme. O que duerme con un ojo abierto y otro cerrado. ¡Ay! La conciencia, que remuerde.
Algunas películas de acción de los últimos años han tratado el tema del asesino amnésico o del héroe de pasado tenebroso ("Memoria letal" o "Kill Bill" entre otras), jugando con el espectador, al que le cuesta discernir entre el bueno y el malo. Caín mata a Caín. La empatía que se siente por el homicida que te cuenta su viaje de turismo por Amsterdam y sus anécdotas pueriles en un Mac Donalds antes de desenfundar el arma y realizar su macabro trabajo, es un sentimiento que Tarantino, por ejemplo, ha explotado en casi todas sus películas. El malo resulta atractivo porque es capaz de romper con los convencionalismos que atan al hombre y así dejar salir su esencia salvaje y predadora. Zidane se libera al arremeter contra Materazzi, tras años de insultos y patadas. Y Cronenberg no escatima violencia en las imágenes para que no haya dudas de que el transito al lado oscuro es doloroso y despiadado. La sangre mancha.

viernes, julio 07, 2006

Novela. "El corazón de las tinieblas", de Joseph Conrad


Mi historia con este libro (todos los libros que merecen la pena nos marcan de alguna forma) ha sido, cuanto menos, larga. Varios meses. He perdido la cuenta de las veces que lo empecé. En la primera página -diecinueve líneas- ya había tres palabras que no entendía. Mal comienzo. No puedo seguir una historia si me pierdo en sus palabras. Le di una nueva oportunidad, bueno, varias, para terminar leyendo el final casi de un tirón. Es un libro de esos en que pierdes la facultad de decidir en qué momento interrumpes la lectura.
Un contador de historias. Una voz que narra cómo remontó un río que se adentraba en la selva en busca de un hombre y que acerca esa selva y ese río en la noche. Y acerca también a ese hombre, al hombre y al loco conviviendo en un mismo cuerpo. Una voz que imagino serena, casi un susurro y, sobre todo, una voz amarga. Y desearías estar allí, para escuchar la historia con las inflexiones de esa voz, con sus silencios.
Pero el libro habla de algo más, el colonialismo bajo sospecha, el descenso a las más putrefactas bajezas humanas. Habla de lo correcto y de lo incorrecto. Y de lo que apesta.
Contra todo pronóstico, me ha gustado. En él se inspiró Coppola para su película "Apocalypse Now", que, por cierto, no he visto. Lo mismo busco un rato y la veo. No sé.

lunes, julio 03, 2006

"Buenas noches y buena suerte", de George Clooney


Con la frase que da título a la película, acababa el periodista Edward Murrow su programa semanal de noticias ("Así son las cosas y así se las hemos contado": que habrá sido de Buruaga: seguro que no pasa hambre). En la película se narra su enfrentamiento con el celebérrimo senador norteamericano Joseph McCarthy y su no menos famoso comité cazacomunistas. Eran los años cincuenta y la escena política internacional estaba dominada por la guerra fría. La propaganda que cada uno de los bandos ejercía contra el otro era brutal y alcanzaba todos los planos de la vida cotidiana (solo hay que ver "Goodbye Lenin" para hacerse una idea de lo que sucedía al otro lado del telón de acero). Y se desata la paranoia: ten cuidado tu vecino puede ser un espía, un terrorista, un rojo, un negro, un gitano: bueno, más o menos como en la actualidad. Y se crean comités y se abren investigaciones basadas en la idea de que quien no tiene nada que esconder, no tiene de que preocuparse. Y se termina cercenando las libertades que se pretendían proteger. Eso, como ahora.
Siendo este el tema principal de la película, uno de los aspectos más interesantes que se tratan es el de la financiación de los medios y la influencia de las empresas anunciantes en los contenidos de los programas que patrocinan (imagine que esta oyendo en la radio a un periodista diciendo que Evo Morales va a nacionalizar con toda justicia el petróleo boliviano y al momento escucha aquello de "Repsol: bienvenido al infinito": parecería que están diciendo que a Evo no va a haber quien lo gane) . De este modo se construye un ejemplo de ética periodística al mostrar como los redactores de CBS fueron capaces de enfrentarse a las presiones del citado senador y de sus propios jefes con tal de contar la verdad. La independencia de la prensa, de sus propietarios, sus directores y sus editores, siempre en entredicho. Cada día más.
La película se hace corta (es corta) y el director inexperto (según www.imdb.com, es el segundo largometraje que dirige) se muestra audaz tanto en el tema elegido como en el uso del blanco y negro, rotundo, envuelto en humo, y su actuación y la de David Strathairn se cohesionan para demostrar al espectador que la unión hace la fuerza. O que más vale honra sin barcos...

miércoles, junio 28, 2006

"Chunking Express", de Wong Kar Wai


Sueños: dos canciones se repiten constantemente: "California dreaming" de The Mamas and The Papas y "Dreams" de The Cranberries. A fin de cuentas, todos ponemos una y otra vez nuestra canción favorita, a todo volumen. ¿Con que soñamos mientras trabajamos?
Obsesiones: las latas de piña, las fechas de caducidad, las ensaladas, la limpieza, los uniformes. Solo son manías. por ellas me conocerás, pero por ellas me amarás.
Miedos: la ruptura, la soledad, el abandono: el fracaso. Ten cuidado con lo que sueñas, no sea que se haga realidad.
Historia de amor urbano, de encuentros fortuitos premeditados en ciudades que no duermen, que no se detienen. Slow cities imposibles. Insomnio y películas antiguas en versión original. Fast food y café solo. Colores puros, cálidos, saturados, en las calles sudorosas repletas de seres noctámbulos. La mirada de la cámara se esconde, se asoma por una puerta, por una ventana, espía la escena, respira en la nuca del protagonista. Una mirada de una sensibilidad intensa, extraordinaria, para hacer posible una obra maestra.

sábado, junio 17, 2006

"Apollo XIII", de Ron Howard


A partir de los años 50 del siglo XX, se produce la mayor competición científica y tecnológica que haya conocido la historia: la carrera espacial. Se podría asimilar al mundial de fútbol que se está disputando en estos días. Sana competencia entre dos naciones. Contribución al avance de los pueblos. Los logros de la civilización. La paz mundial. Valores universales que se pueden convertir en pura propaganda, pues la realidad suele tener dos caras (hoy se pública en www.rebelion.org un excelente artículo titulado "El fútbol es Cosa Nostra", de Victor Ego Ducrot, donde se da una visión amplia de los intereses económicos que hay más allá de los noventa minutos del partido).
Al fin, la carrera espacial no fue más que una faceta más de la guerra fría. Había que superar a la Unión Soviética a cualquier preció. Kennedy lo prometió y lo cumplió pero no sobrevivió para verlo, devorado por su propia ambición: el poder absoluto (recomiendo leer "América", de James Ellroy).
La película cuenta lo que sucedió alrededor del famoso "Houston, tenemos un problema", que supuso uno de los grandes fracasos de la NASA: misión no cumplida. El Challenger hizo plof hace ya veinte años y el Columbia estalló al regresar a la Tierra en el 2003. Desde entonces no se levanta cabeza: demasiado dinero para tan poco beneficio económico y además, si solo compite uno, no hay carrera y la victoria pierde lustre. Sin embargo, la tripulación del Apollo XIII consiguió sobrevivir tras siete días de penurias, lo que sirve a la película para convertirlo (probablemente con razón) en el mayor éxito de la NASA. Hay que tener en cuenta que la nave era más parecida a un seiscientos que al Halcón Milenario y, además, la tecnología de hace treinta años comparada con la actual desluce mucho. Es la mejor parte de la película, la que transcurre en la sala de control de Houston, con sus técnicos nivel premio Nobel devanandose los sesos mientras se tupen a tabaco y café, pero pariendo brillantes soluciones. Para que digan que fumar es malo. Lo demás, el espíritu americano, la familia feliz, los rezos, la bandera, el camino recto (tremendo cuando Tom Hanks y Bill Paxton, padres amantísimos de múltiple descendencia, miran de reojo al promiscuo Kevin Bacon, convertido en el villano de la película), todo eso mejor no fijarse, como en tanta otra americanada.

martes, junio 13, 2006

Radio. "Memorias del celuloide"

Hoy hace su debut un programa de radio. El nombre indica sin ambigüedades el carácter del mismo: "Memorias del celuloide". Los medios de comunicación de masas cada vez ofrecen un espacio menor al mundo del cine. Miento: del estreno de "Misión Imposible 3" o del de "El código Da Vinci" se enterará hasta mi abuela que en paz descanse: hay que vender palomitas. Pero el séptimo arte se ve relegado a horarios noctámbulos. Café y ojos rojos.
Que aún haya enamorados del cine que tengan el arrojo de lanzarse a las ondas para hablarnos un rato de su pasión es, cuando menos, digno de elogio.
"Memorias del celuloide" se puede escuchar los martes de 20:30 a 21:30 en la emisora independiente Radio Oasis, 106.4 de la FM si vives en Salamanca o por Internet en http://www.radiooasis.es/reprod.htm
Entre Zidane y Ronaldinho, entre el partido de Francia y el de Brasil, ha nacido un programa de radio.

domingo, junio 11, 2006

"Requiem por un sueño", de Darren Arofnosky


Sobresaliente película. No tenía ni idea del argumento antes de empezar a verla. Ni siquiera sabía quién actuaba y el título tampoco me animaba especialmente (algun día hablaremos de títulos pésimos). Pero me la recomendó mi hermano y los consejos se han de tomar según de quien vengan. Gracias.
Historia de drogas, del mundo del drogadicto. Historia de autoengaños y soledades. No asociar con una pandilla de chavales tomando rulas en el aparcamiento de una discoteca. Se habla de las drogas de los hijos y de las de los padres. Cocaína, caballo, basuco, costo, periko. Pero también medicamentos, café, chocolate, televisión, sexo. Cualquier actividad humana puede ser adictiva. El veneno es la dosis.
La película no ahorra imágenes de singular dureza, sobre todo al final de la cinta, pero la cámara y la edición están extraordinariamente bien empleadas durante todo el metraje, para transmitir al espectador el estado anímico de los personajes o el ritmo de la escena, al igual que la banda sonora: parece una película europea o mejor, una 'rara avis' estadounidense.
La actriz Ellen Burstyn hace un papel magistral de madre de yonki que acaba convertida en adicta a las anfetaminas (buscando en imdb.com, me entero de que fué nominada al oscar a la mejor actriz principal en 2001, pero se lo llevó Halle Berry por "Monster's ball": vale) y el descenso al infierno interpretado por Jennifer Connelly tampoco es manco (aquel año ganó el oscar por "Una mente maravillosa": no vale).
Si tuviera un hijo adolescente le obligaría a ver esta película, como a Alex en la "Naranja mecánica", en vez de soltarle un sermón salpicado de topicazos. En este caso, pues no siempre es así, una imagen vale más que mil palabras.

sábado, mayo 20, 2006

"El reino de los cielos", de Ridley Scott


Los hechos históricos acontecidos durante la conquista de Jerusalén por el sultán Saladino, son el telón de fondo para esta película de espíritu caballeresco y cruzado, pues es eso en el fondo lo que se quiere contar: más vale honra sin barcos que barcos sin honra, el honor es patrimonio del alma, etc, etc. Libertad duradera. Eso es lo que falla en una película que sin embargo recrea fielmente lo que las crónicas cuentan de aquellos sucesos. El único personaje falso es el tal Valiant (el príncipe Valiente), todos los demás nobles son personajes históricos. Para entender realmente el qué y el por qué, se pueden leer los muy recomendables "El viaje prodigioso: 900 años de la primera cruzada", de Manu Leguineche o "Las cruzadas vistas por los árabes" de Amín Maalouf. Excelentes ambos, muy entretenidos, y muy próximos en el sentido de lo que cuentan. A fin de cuentas, las cruzadas las formaban legiones de desharrapados, que huían de la peste y el hambre que causaban estragos en la Europa medieval, y que tenían pocos escrúpulos a la hora de matar y saquear. "Dios lo quiere", les decía el Papa de Roma. Los templarios y otras ordenes militares-religiosas formaban la elite de este ejército. De los templarios mejor no hablar, bastante leyenda negra tienen encima. Aquí también son los malos.
Ridley Scott ha dirigido lo mejor de lo mejor: "Alien", "Blade Runner" (de rodillas todo el mundo). A mi parecer "El reino de los cielos" junto a "Black Hawk derribado" y "Gladiator", forma una trilogía bélica: hacer la guerra con mil años de diferencia. Y las tres estan muy bien resueltas. "Black Hawk derribado" es la más complicada pero es técnicamente perfecta. En las otras dos, para filmar el Coliseo o las murallas de Jerusalen se emplean series de bytes, y aparecen enormes ejércitos digitales que se lanzan fuego griego virtual, pero en "Black Hawk" se lucha casi cuerpo a cuerpo durante toda la película y el realismo conseguido es total. Los humbees circulando por las calles de Mogadiscio, siendo ametrallados por todos lados. Los rangers aislados con las balas silbando sobre sus cabezas. O recibiéndolas. ¡Uh ah!
Bueno, quizás es la que más me gusta por la paliza que les dieron en Somalia.

lunes, mayo 15, 2006

Historia. "Una historia de la Guerra Civil que no va a gustar a nadie", de Juan Eslava Galán


A mi sí me ha gustado. Mucho. Este libro, junto a "Historia de España contada para escépticos" del mismo autor, deberían ser de lectura obligatoria. Es una lectura ágil, amena, al alcance de cualquier lector, nada farragosa en fechas o descripciones de batallas, pero no carente de rigor o exactitud. Y, sobre todo, con mucho sentido del humor y fina ironía, aún tratándose de un asunto tan dramático. Creo que es marca de la casa, en un autor muy recomendable en cualquiera de sus ensayos históricos (de sus novelas, la mejor "En busca del unicornio". "Señorita" es lo que menos me gustó).
El título del libro se refiere a que en el se reparten palos y condenas a los actos de ambos contendientes: en todos los ejércitos hay criminales: de eso se trata. Sin embargo el balance final, como no puede ser de otro modo, exonera bastante al bando republicano, pues la historia se podrá revisar, reescribir u ocultar, y nada es blanco o negro, pero hay hechos irrefutables. Badajoz, Paracuellos. Yagüe, Lister. Los paseos, las checas. Las matanzas de curas. Se redime Unamuno, pero Millán Astray, pero Queipo de Llano. Pero Guernica. Pero 40 años de franquismo y represalias. Las tiranías y las dictaduras siempre apoyadas por las mayorías.
Simplemente, hay que leerlo. Da una visión de conjunto muy valiosa del ámbito en el que se produjo el conflicto. A ratos, emocionante. En algunos (Guadalajara, Teruel, batalla del Ebro) incluso me pareció que iba a cambiar el signo de la guerra, que iba a cambiar la historia. Pero, otra vez, hay hechos irrefutables.
Muchas anecdotas contadas por los protagonistas, reflejos de la idiosincrasia hispana más rancia y tópica: la tortilla de patatas sin patatas, el cuplé, el racionamiento. Acemileros y pacos. Coñac de garrafa y alpargatas. Pasajes costumbristas en puro sepia.
Ah, y al fin algo refutable: la foto de Capa, la muerte del miliciano, resulta que es falsa.

viernes, abril 28, 2006

MAX y los piratas

Licantropunk es un nombre prestado. Vale, robado. En un tiempo en que el acceso a la cultura es tan sencillo y a la vez tan perseguido, nunca sabes si pensar llegará a ser un delito. Seguro que silbar lo es. Un guardía te ve silbando la última de Sabina y te casca 30 euros. Por no pagar derechos de autor. Tengo cargo de conciencia por mi falta de imaginación al elegir el nombre.
Max ha sido uno de los dibujantes que más he admirado y de el, de sus comics, cogí el nombre Licantropunk (sus álbumes los pague religiosamente, que conste). También podía haber elegido Makoki, Buitre Buitaker, Maki Navaja, Rank Xerox. Todos con K.
Así que he puesto, ahí, a la derecha, un lobo, Max convertido en licántropo al fin. Para que si vienen los piratas, los de traje, teléfono móvil y maletín, se los coma.

domingo, abril 23, 2006

"Münich", de Steven Spielberg


Tomando como punto de partida los asesinatos de deportistas isralies llevados a cabo por el grupo terrorista Septiembre Negro, la película cuenta el desarrolo de la venganza que deben realizar cinco componentes del Moshad. Ojo por ojo. Así, Spielberg, se adentra en la vida del terrorista común, que se distingue de un homicida corriente en que comete barbaridades "por una noble causa". Heroe del pueblo. El director se esfuerza por mostrarnos las contradicciones de una vida llena de violencia: conciliar la vida laboral y familiar siempre es complicado. No se muestra a favor, aparentemente, de ninguna de las facciones lo que supongo le ha acarreado duras críticas de sus correligionarios. La violencia sólo engendra violencia y por cada enemigo caido surgen otros seis, en un proceso infinito. Al menos 60 años: desde que se creo el estado de Israel.
También se adentra en las alcantarillas del poder, las relaciones entre los servicios secretos de todo el mundo, el trasiego de información 'top secret' que se vende al mejor postor. Las chapuzas de algunos atentados, el cazador cazado, la paranoia del que no tiene la conciencia tranquila. En fin, me ha gustado mucho.
Y termina con un plano de Nueva York, el sky line de hace 30 años. De Septiembre Negro al 11 de Septiembre. No es nada casual.

lunes, abril 17, 2006

"Olvídate de mí", de Michel Gondry


Como en las máscaras del teatro, Jim Carrey alberga dos actores, el cómico y el dramático de "El show de Truman". Esta película está protagonizada por el segundo. Y también por Kate Winslet, en un papel de chica espontánea que huye del aburrimiento y que cambia su color de pelo según su estado de ánimo.
En los tiempos de la manipulación genética, esta película propone una manipulación de recuerdos. Olvido selectivo. Jim Carrey descubre que su pareja se ha sometido a un proceso mediante el cual ha hecho desaparecer todos los recuerdos en los que aparecía él. Y de repente se me ocurre una lista de preguntas: la primera, la inevitable ¿qué borraría yo de mi vida?, que ya da un rato para pensar. La segunda pregunta es más difícil, ¿qué borrarían de mí las personas con las que convivo a diario?, creo que no quiero conocer la respuesta. Después continúo con el juego, ¿y si nos hubiéramos sometido ya a ese proceso de borrado? ¿por qué no? no recordaríamos que han destruído parte de nuestra memoria, con lo que no podríamos asegurar que no sea posible. Un paso más, ¿haciendo desaparecer todos los recuerdos desagradables seríamos más felices?, ¿sería soportable un mundo en el que todo el mundo es feliz o necesitamos de la infelicidad del vecino para reafirmarnos en nuestra propia felicidad? por comparación, quiero decir. Y sigo, si no somos capaces de aprender de nuestros errores porque éstos han sido eliminados ¿estaremos condenados a repetirlos una y otra vez? quizá careciese de importancia porque cada error nos parecería el primero. Y podría seguir toda la noche. Pero que cada cual se haga sus preguntas y encuentre sus respuestas.