Licantropunk es un nombre prestado. Vale, robado. En un tiempo en que el acceso a la cultura es tan sencillo y a la vez tan perseguido, nunca sabes si pensar llegará a ser un delito. Seguro que silbar lo es. Un guardía te ve silbando la última de Sabina y te casca 30 euros. Por no pagar derechos de autor. Tengo cargo de conciencia por mi falta de imaginación al elegir el nombre.
Max ha sido uno de los dibujantes que más he admirado y de el, de sus comics, cogí el nombre Licantropunk (sus álbumes los pague religiosamente, que conste). También podía haber elegido Makoki, Buitre Buitaker, Maki Navaja, Rank Xerox. Todos con K.
Así que he puesto, ahí, a la derecha, un lobo, Max convertido en licántropo al fin. Para que si vienen los piratas, los de traje, teléfono móvil y maletín, se los coma.
Yo creo que ese miedo es un poco exagerado. Pero los niknames es una cosa que se utiliza mucho en internet, y eso que tu hablas de libros y películas, cosas que no implican que vayas a tener troll ni críticas. Lo de Max está muy divertivo, yo lo hice con un perrito pero me salía muy grande en la plantilla, y se me disvirtuaba el blog. Pena me gustan un rato.
ResponderEliminarEl otro día vi un documental sobre un festival donde se elegía al mejor silbador del mundo. Contaban que en Detroit, y en otro puñado de ciudades de norteamérica, esta prohibido silbar por la calle. No he encontrado más información sobre el origen de la prohibición, si no, lo habría incluido en el post, pero me quede pasmado al enterarme. El tema se puede unir al control que se quiere imponer de qué libros sacas de la biblioteca pública, qué páginas web visitas, qué terminos pones en el buscador Google, qué archivos te descargas. El "Gran hermano" de internet, ya esta aquí.
ResponderEliminarTa lindo el lobito, y me temo que no da miedo. Saludos.
ResponderEliminarNo da miedo porque la luna está en cuarto creciente. Ya verás cuando llegué el plenilunio. Un horror.
ResponderEliminariaaaaaaaks!
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