domingo, junio 17, 2007

"El último rey de Escocia", de Kevin MacDonald

Los tiranos están llenos de amor al pueblo: padres de la patria, se llaman ellos mismos. El padre que debe mostrarse inflexible para educar a sus hijos. No llores, que más me duele a mi que a ti, que es por tu bien. Saturno devorando a sus hijos para que no le roben el trono.
Solo la muerte me apartará de mi misión sagrada, señalado por la divina providencia, caudillo por la gracia de Dios, cortaré la mala hierba. La confabulación extranjera y masónica, jamás demolerá la última reserva espiritual de Occidente. Ahora se celebran 30 años de la vuelta de la democracia, de la reinstauración del poder de las urnas en España. Un ciudadano, un voto. Habla pueblo, habla.
Pero también los dictadores tienen dudas, conciencia, y los cadáveres enterrados en el jardín tienen la costumbre de rondar las alcobas en la quietud de la madrugada. Nada mejor que buscar una voz ecuánime, un Pepito Grillo imparcial, que nos guíe por la senda de la rectitud y la justicia. Sin embargo, ese incauto sin miedo, asomado al balcón de su superioridad moral, corre el riesgo de acabar atrapado en la misma red que pretende cortar. La erótica del poder, la seducción del más fuerte. O simplemente que es más fácil cerrar los ojos y no ver.
La película cuenta el descenso a los infiernos del médico personal (no se si el doctor Nicholas Garrison existió en realidad o es una invención del guionista) del dictador Idi Amin Dada. Este militar alcanzó el poder en Uganda después de un golpe de estado y se mantuvo al mando del país durante los años setenta, implantando un régimen de terror que condujo a la muerte a cientos de miles de personas (¿ha habido alguna vez un dictador que no intentará el genocidio de la oposición? ¿Miguel Primo de Rivera, acaso?). La gran interpretación de Forest Whitaker le hizo merecedor del Oscar (aunque a mi me gustó más en "Ghost Dog"; claro, y también me gustó más aquella fantástica película).
Otro sangriento capítulo de la historia de Africa. Aquí dejo otro más actual.

domingo, junio 10, 2007

"24 Hour Party People", de Michael Winterbottom

En 1976 los Sex Pistols dan un concierto en una sala de Manchester. Asisten 42 personas. El escaso público lo forman entre otros Ian Curtis y Patrick Morrissey. Más tarde serían cantantes y compositores de dos grupos míticos: Joy Division y The Smiths, respectivamente (al parecer un actor iba a hacer el papel de Morrissey pero hubo problemas con los derechos de las canciones de The Smiths y el "cameo" fué eliminado de la película). Ese concierto se considera la chispa, hecho fundacional, Big Bang de la creación de esos grupos y de otros como Buzzcocks o Simply Red. Anthony Wilson, otro de los asistentes, periodista televisivo que presenta un programa al estilo de "La Edad de Oro", creará el sello Factory Records, produciendo entre otros a Joy Division y Happy Mondays y fundando los clubs Factory y The Hacienda. La película, en realidad, será la historia de esa compañia discográfica y de dos decadas de música popular en la ciudad de Manchester.
Tiene dos partes. La primera, centrada en Joy Division, llega hasta 1980. Ian Curtis se suicidará ese año. Poeta extravagante y depresivo, personalidad oscura, apocalíptica. Su grupo fué acusado de fascismo porque Joy Division era el mismo nombre que se le daba a las mujeres judías que eran sistematicamente violadas por los nazis en los campos de concentración. Era una epoca de grave crisis económica en el Reino Unido y partidos de extrema derecha como el National Front estaban en auge. Curtis apenas tenía 23 años cuando murió (Kurt Cobain, Jim Morrison, Janis Joplin y Jimi Hendrix, murieron a la misma edad: 27). Con esa muerte la película también cierra su primer acto: el nacimiento del Punk y la New Wave.
La segunda parte se centrará en el grupo Happy Mondays. Sus ritmos bailables nacen durante la explosión de la música House (aquel verano de los Smileys en la discoteca Tito's de Mallorca: por ahí debo tener el pañuelo) y el Rave. En la película se refleja perfectamente el ambiente en el que se impone el consumo de extasis frente al alcohol en las pistas de baile y el pinchadiscos pasa de ser medio a ser artista: el escenario está en la cabina y hasta el Gregoriano se puede bailar si la base rítmica es la adecuada.
Michael Winterbottom me dejó alucinado con "Wonderland" y lo vuelve a hacer con "24 Hour Party People". Sobre todo con la primera parte de la cinta: Sex Pistols, The Clash, Iggy Pop, Joy Division. Solo por eso ya merece la pena. Ahora a esperar el estreno de "Curtis". Para comparar.

domingo, junio 03, 2007

"The Corporation", de Mark Achbar y Jennifer Abbott

En el siglo XVIII se crearon en Estados Unidos las primeras corporaciones. Varios ciudadanos se juntaban y creaban una corporación que realizaba alguna tarea delegada por el gobierno en ellos, generalmente obras públicas como construir un puente, realizar un trazado de ferrocarril, etc. Tenían atribuciones limitadas a la misión para la cual se habían creado. Después de la guerra de Secesión se reformó la constitución para reforzar los derechos de los esclavos liberados con la redacción de la catorceava enmienda (estas famosas enmiendas de los estadounidenses: siempre que cometen alguna salvajada en el mundo existe alguna enmienda detrás que se lo permite). Se refería de modo particular al derecho a la propiedad privada y la adquisición de bienes. Las corporaciones se habían creado como si fueran una única persona a ojos del estado, con responsabilidad limitada. Los avispados abogados de las corporaciones (claro, si hay una enmienda hay un abogado detrás para exprimirla, para analizar los puntos y las comas, para despedazar el espíritu de la ley y extirpar cualquier derecho que defiendan) vieron aquí la oportunidad que estaban buscando para romper las limitaciones que el estado les imponía. Ciento cincuenta años después, tienen el mundo en sus manos.
El documental lo emite el canal Odisea en tres partes. Tiene el tono de las películas de Michael Moore aunque la gran cantidad de testimonios personales que se ofrecen al espectador, surgen de una apacible entrevista en un estudio y no de un aquí te pillo aquí te mato a la puerta del Capitolio. Entre otros hablan el propio Michael Moore, Naomi Klein, Noam Chomsky, Milton Friedman y también algún que otro consejero delegado (el reciente nombramiento del inopinado -así calificaba Millás al alcalde de Salamanca- Aznar: de momento es consejero a secas, pero todo llegará: Chaplin jugando con el globo terraqueo) de alguna gran compañía, que ha abandonado el lado oscuro y abraza el ecologismo de salón (como Al Gore, la novia cadaver de los demócratas, forrándose a base de dar conferencias vip; como el crecimiento sostenible de la publicidad de las petroleras o Hitler besando a un judío; o como yo mismo escribiendo esto en vez de echarme al monte). Esta noche he visto la primera parte, muy interesante, y tengo que enterarme de cuándo echan las demás. En esta se ha abordado el tema desde un punto de vista singular. Ya que las corporaciones tienen el status de personas jurídicas, este primer capítulo disecciona su comportamiento como si se tratara del paciente de un psiquiatra. Las grandes empresas en el diván. El diagnóstico no puede ser más esclarecedor: psicopatía.

martes, mayo 29, 2007

"Yo soy la Juani", de Bigas Luna

Bakalas, chonis, tunning, música máquina, pirulas: mundo solo apto para menores de treinta o mayores acompañados. Las conclusiones son demoledoras: a ellos solo les interesa irse de marcha, el sexo a discreción y ganar pasta para gastársela en que su coche sea el más hortera de todos; a ellas, irse de compras, triunfar al estilo OT y operarse las tetas: demasiados tópicos o quizá sean puñeteras realidades y a mi me pillan algo viejo y trasnochado.
Los retratos generacionales son ejercicios complicados en los que es fácil caer en la generalización cuando realmente se está presentando una porción mínima de la juventud de cualquier época. "Quadrophenia", "Rebelde sin causa", etc: cada cual que elija la suya. Yo me quedo con "Todo es mentira" de Alvaro Fernández Armero y me voy a Cuenca.
El director demuestra tener bastante buena puntería en la elección de los actores: convincentes y entregados, como pasa en todas sus películas. Su filmografía se distingue por potentes actuaciones llevadas al límite con una fuerte carga erótica, que en ocasiones roza la pornografía aunque este no sea el caso. De todas la que más me gustó fue "La teta y la luna" y su apariencia de cuento de amor circense. En "Yo soy la Juani" se atreve a mirar unas cuantas generaciones más abajo, a un mundo que supongo que no frecuentará demasiado pero que le debe atraer por encontrarse más allá del límite de la sociedad bienpensante, un muro por encima del que no se debe mirar sino quieres saber qué hacen en realidad tus hijos cuando salen por la noche. Hipocresía familiar. Aún así, me ha parecido una trama un poco floja.
Pero siendo consecuente con mi idea de que toda película tiene algo aprovechable, en este caso la banda sonora me ha permitido descubrir un estupendo grupo: "Facto Delafé y las Flores Azules".

miércoles, mayo 23, 2007

"Shaolin Soccer", de Stephen Chow

Hay una gran cantidad de películas que giran alrededor del mundo del deporte. La palma se la llevan las producciones americanas e incluso hay algunas bastante buenas como "Un domingo cualquiera", "Carros de fuego" o "Los búfalos de Durham" (dejemos aparte las de boxeo, donde hay auténticas obras maestras: también es un deporte aunque las películas de este genero suelen centrarse en la parte más cruenta del asunto). Viendo alguna de ellas incluso logras entender las reglas tan extrañas que tiene que cumplir un jugador de béisbol o de fútbol americano para marcar un tanto. El saber no ocupa lugar.
Mezclando balompié y la Segunda Guerra Mundial, nada menos, John Huston dirigió en 1981 "Evasión o victoria". A estas alturas, un clásico. El gol que Pelé le marca a los soldados alemanes nos hizo dar un brinco a todo el público que asistía a la proyección: mejor que ver, por lo general, a la selección española. Hace muchísimo que ví esa película en el cine España, un cine que, como tantos otros de esta ciudad, pasó a la historia (lista de cines que había en Salamanca a principio de los 80: Gran Vía, Bretón, Patio de Comedias, España, Coliseum, Taramona, Victoria, Salamanca, Van Dyck, Llorente y alguno más que se me pase: solo queda el Van Dyck). Entonces una película podía estar meses en cartel. Ahora hay 4 multicines, la mayoría en centros comerciales, todos echan las mismas películas para adolescentes y solo uno, Van Dyck, suele tener la película que te interesa. Cierro el arrebato nostálgico.
"Shaolin Soccer" mezcla fútbol y kung-fú, nada menos también. Comedia made in Hong-Kong, por supuesto. Su guión pueril e intrascendente esta adornado por unas espectaculares escenas de pateo de balón: entre "Bola de dragón" y "Campeones" pero no es de dibujos animados. Solo para frikis del césped, el orsait y el esférico... y de Bruce Lee. Fútbol es fútbol.

domingo, mayo 20, 2007

"Hannah y sus hermanas", de Woody Allen

El cine de Woody Allen es un género fílmico por si mismo y esta película, sin duda, es un arquetipo de tal categoría. Comedias que surgen de las vivencias de la clase media-alta neoyorquina, grupos de economía pudiente con inquietudes culturales de vanguardia y que se consideran herederos de los beatnik de mediados del siglo XX, aunque solo sea por la estética. Arquitectos melómanos, economistas poetas, vestidos con jerseys de lana, recorren las galerias buscando cuadros de pintores malditos que queden bien colgados sobre la chimenea de la mansión (54 millones por un Rothko ¿y ese quién es? ¿Rothko Sifredi?). Opera y jazz: la música de los nobles y la música de los esclavos, fagocitadas por bohemios con pasta atrapados en sus contradicciones, eternamente insatisfechos: carne de psicoanalista (en "Match Point" terminarán liandose a tiros, culminando violentamente la necedad de sus ambiciones).
Hay dos películas: la de las tres hermanas y la del personaje interpretado por el director.
Tres hermanas. Mia Farrow, Hannah, ejerce de actriz triunfadora, casada feliz, mientras que sus hermanas han tenido distinta suerte. Las apariencias ocultan la envidia que la situación de Hannah produce en sus hermanas: una de ellas se liará con el marido de Hannah, mientras que la otra escribirá un libro donde desvelará detalles de su vida privada (además de enamorarse del primer marido de Hannah, el propio Woody). Mia Farrow se encontrará en la vida real con un argumento similar al de esta película, solo que el marido no se enamora de una hermana, sino de su propia hija: la realidad que supera todo lo que se te ocurra.
Woody Allen encarna el papel de un estresado productor de televisión (se ha estrenado la serie de televisión "Studio 60" en Canal +, donde se puede comprobar cómo se alcanza un nivel de estrés de grado superlativo trabajando en ese medio). Hipocondriaco y paranoico, iniciará la búsqueda del sentido de la vida (su transición al catolicismo dará lugar a los pasajes cómicos más logrados de la película). El personaje lo repetirá miles de veces pero siempre logrará sorprender (ha dirigido más de 40 películas en 40 años de carrera: vaya marca).
Obra maestra llena de diálogos inteligentes, una de este director de las que no se pueden dejar de ver. Y disfrutar.

domingo, mayo 13, 2007

"Apocalypto", de Mel Gibson

Violento, brutal, sanguinario. ¿El qué? ¿La película o el mundo que se refleja en ella?
Continuamente vemos la imagen de un crucificado: en las cabeceras de las camas, en las aulas de los colegios (ya menos), en los salpicaderos de los coches, en nuestro propio pecho. Nos hemos acostumbrado a esa visión hasta tal punto, nos resulta algo tan natural, que pasamos los ojos sobre ella sin darnos cuenta de lo que en realidad representa: un hombre torturado brutalmente hasta la muerte. Y el castigo era el acostumbrado en el imperio romano que era la imagen de la cultura frente a la barbarie. Solo hay que recordar la escena final de "Espartaco", con la Vía Apia repleta de cruces, para hacerse una idea de como se las gastaban las civilizaciones antiguas (bueno, las modernas no les van a la zaga ¿en qué alelo de nuestra herencia genética figurará la falta absoluta de piedad?).
Asi que si a Mel Gibson se le va la mano con el ketchup, no creo que lo haga para enardecer a los eruditos de las culturas precolombinas, ni que tampoco sea motivo para ello. Se trata más bien de una característica definitoria, de un sello personal que se extiende por toda su filmografía. Recuerdo que antes de ver "Braveheart" ya me advirtieron de que la sangre salpicaba la pantalla y cuando se estrenó "La pasión de Cristo", fueron ríos de tinta los que corrieron durante meses. Solo ha dirigido cuatro películas, pero ha demostrado tener talento como realizador: debajo de la hemoglobina palpita una historia. "Apocalypto" es un viaje al salvajismo primitivo, pero reinvidicando la vida en sintonía con la naturaleza. La vida lejos de ejércitos, sacerdotes, reyezuelos. Tiene una ambientación impecable, muy trabajada (y mucha pasta invertida, claro: se ve en cada fotograma: los escenarios, los maquillajes, el vestuario). El ritmo furibundo de una película de aventuras, que mantiene la tensión hasta el final. Ni siquiera le afecta haber usado el lenguaje maya para los diálogos, lo que obliga a la inmensa mayoría de la platea a tener que leer en la parte baja de la pantalla.
En esta caso, más que en muchos otros, hay que olvidar la personalidad del director, separarla de su obra, no pensar que es un gilipollas, y dejarse llevar por el frenesí de las imágenes. Al fin y al cabo, en su día hizo de Mad Max.

domingo, abril 15, 2007

"Donnie Darko", de Richard Kelly

En vez de un fauno, un conejo. El sueño de la razón produce monstruos, monstruos que te conducen a través de túneles que llevan a la dimensión desconocida: recovecos de la mente donde existe otra personalidad dormida. Esquizofrenia paranoide.
En esta ocasión no hay un país de cuento de hadas al otro lado del espejo, si no una serie de actos violentos llevados a cabo durante el dulce sueño de la inconsciencia. El hombre lobo despierta aterido por la mañana en medio del monte, sin saber a dónde le llevaron sus actos. Aquel sabor a inmortalidad de la adolescencia.
Todo eso funciona muy bien en la película, con un cierto aire de comedia juvenil pero sin dejar decaer la historia: se mantiene la tensión en espera del desenlace anunciado. Sin embargo, llegado un punto, la película empieza a liarse con libros que hablan de viajes en el tiempo, supongo que para justificar el comportamiento enloquecido del protagonista o, simplemente, para darle más lustre y profundidad a una trama que ya se defendía bien por si sola. Complicarla en vano y arruinarla con un final feliz.
Eso si, una gran banda sonora.

"El laberinto del fauno", de Guillermo del Toro

Lo primero que puede llamar la atención es que se haya mezclado una etapa tan sórdida y mísera en la historia española como fueron los años que sucedieron al fin de la Guerra Civil, con la inocencia y la candidez de los cuentos de hadas. Sin embargo ese contrasentido es el centro de la trama: la construcción de mundos imaginarios como válvula de escape a la cruda realidad. Esa dualidad, además, está llevada al extremo en la mente del director. Las hadas, los faunos, los monstruos, protagonistas de las fantasías más desmadradas, frente al dolor, la enfermedad, la muerte y la guerra, indeseados pero inevitables compañeros de viaje de la existencia humana y que aquí son retratados en su brutal esencia. Todo muy maniqueo, como corresponde a cualquier buen cuento, solo que en este caso no se sabe bien si es para niños o para adultos: escenas que harían las delicias de los pequeños acompañadas por otras que no te gustaría que contemplaran tus hijos.
El laberinto como punto de contacto entre dos mundos, como en aquella "Dentro del laberinto", con David Bowie y Jennifer Connelly y las portentosas marionetas de Jim Henson (esa película la recuerdo con cariño: el resultado logrado era extraordinario: pura imaginación a falta de tecnología informática). La puerta que comunica dimensiones alternativas ya la usó Guillermo del Toro en "Hellboy" para traerse al pequeño demonio, igual que también empleó la ambientación de la Guerra Civil en "El espinazo del diablo": deben ser dos de sus temas recurrentes. La historia esta bien contada, muy bien realizada, aunque debo reconocer que el cine de este director no logra cautivarme por completo (hay un rato de "Hellboy" que no puedo contar porque me dormí). Las actuaciones de Maribel Verdú y Sergi López son muy buenas, sobre todo la de este último. Su interpretación de un capitán franquista psicópata despiadado pone los pelos de punta. Cuando vi "La máscara", la de Jim Carrey, me pareció que el mejor efecto especial de la película era Camerón Díaz. Pues algo parecido me ha pasado con la actuación de Sergi López: supera a cualquier monstruo que pudiera salir de los dibujos del director, incluido ese tan icónico de los ojos en las manos.
La película supone un salto de calidad para las producciones españolas. Le han perdido el miedo a los grandes presupuestos, si bien han tenido la taquilla de cara ("El dorado" de Carlos Saura fue en su día la producción más cara del cine español y la bofetada en la recaudación fue de órdago). Y si encima se las premian... pues que siga la racha.

viernes, abril 13, 2007

Ensayo. "Sexo, mentiras y Hollywood", de Peter Biskind

Dos años ya. El primer año el regalo fue "1001 películas que hay que ver antes de morir"
Ahora ha tocado el libro que da título a este post: aún no lo he leído, claro, me lo acaban de entregar. Muchas gracias.
De este autor he leído el imprescindible "Moteros tranquilos, toros salvajes". En el se daba un panorama completo de la oleada de talento que arrasó el mundo del celuloide americano en los años 70. Bogdanovich, Penn, Coppola, Lucas, Scorsese, Spielberg, de Palma, Altman. Etc. Me enganchó desde la primera a la última página. Recomendación absoluta.
El que tengo delante parece ser que trata de los directores surgidos del cine independiente en los años noventa. Soderbergh, Tarantino, Ang Lee, Robert Rodriguez. Etc. De Sundance a Miramax. Promete. Keroseno para el vicio. El séptimo vicio. O puede que el primero.

domingo, abril 08, 2007

"Factotum", de Bent Hamer

Es la segunda película que veo que este basada en la obra de Charles Bukowski. La primera fue "El borracho (Barfly)", del año 1987. El papel de Henry Chinaski lo encarnaba Mickey Rourke en la que probablemente haya sido la mejor actuación de su carrera. El primer éxito le llegó haciendo del chico de la moto en "La ley de la calle (Rumble Fish)", la popularidad mundial con "Nueve semanas y media" y el reconocimiento a una de sus intepretaciones en "Barfly": de 1983 a 1987. Luego hizo de boxeador en "Homeboy" y le dio por meterse en el boxeo profesional. Fue su fin cinematográfico: su carrera no se ha vuelto a recuperar (en aquel periodo de gloria hizo otras buenas películas como "El corazón del Angel", "Manhattan Sur" o "Requiem por los que van a morir"). Por supuesto su talento pugilístico apenas se inició: no se puede subir alegremente a un ring con casi cuarenta años y pretender salir ileso. Le partieron la cara, literalmente, y cuando aparece brevemente en alguna película actual, cuesta reconocerlo.
El borracho de "Factotum" es Matt Dillon. Curiosamente, Dillon y Rourke hacían de hermanos en "Rumble Fish" (el que hacía de padre era Dennis Hopper, seguramente el más borracho de los tres). Iconos de la juventud rebelde de mediados de los ochenta. Matt Dillon era el genuino outsider, provocador y decidido. Su carrera ha sido mucho más estable, aunque se ha embarcado en algunas comedias tontunas, y ha rozado el éxito recientemente con "Crash". Su papel en "Factotum" tiende a la melancolía, bastante frio, supongo que intentando aproximarse a la parte más profunda del personaje: pasar los días entre borrachera y borrachera mientras poco a poco se va forjando la obra literaria: la inspiración que surge de vivir en el arroyo. Si embargo la lectura de la obra de Bukowski produce sensaciones mucho más intensas. Entre la risa y el llanto. Bittersweet. Hay más pasión y menos tristeza: las penas ahogadas en alcohol. Beber para que pase algo.
Será por eso que, en borrachos, me gustó más Mickey Rourke.

sábado, marzo 31, 2007

"300", de Zack Snyder

Poema épico, gesta heroica. Salamina, Gaugamela, Zama. Relatos de batallas, leyendas, mitos que han llegado a nosotros después de dos mil años. Alguien que estuvo en la batalla le cuenta a alguien lo que sucedió allí, y este a un tercero, y este a otro, hasta que al fin se lo cuentan a uno que sabe escribir y que, por lo general, tiende a la exageración: es igual que el cine comercial de hoy en día: muchos efectos especiales para llenar las salas. Además se escribía por encargo, para los reyes de la época, y a estos le gusta mucha que les adulen. Seguramente lucharon más de 300 espartanos y, seguramente, había menos de los 2.641.610 combatientes persas que cita Heródoto.
Frank Miller tomó como punto de partida la defensa del paso de las Termópilas y creó un comic extraordinario. Este dibujante tiene un estilo muy particular basado sobre todo en el uso de las sombras y del claro oscuro y las adaptaciones a la pantalla grande de sus obras, como "300" y "Sin City", han sido muy afortunadas (otras como "Electra", no tanto). Autor de culto es el que consigue un punto de vista original al realizar su obra, una propuesta distinta que genera un grupo de acérrimos seguidores. La adaptación cinematográfica de "300" no defraudará a estos ya que representa fielmente la esencia del tebeo. Rojos, grises y ocres, no hay más colores en la cinta. Sangre a raudales y estupendas coreografías en los combates: algunos fotogramas son idénticos a las viñetas del original: adaptar comics permite ahorrarse el storyboard. En la película hay más sexo y el papel de la reina es más importante, supongo que para tener más minutos de metraje pues la trama del complot contra el rey Leonidas no aporta nada a la historia. El personaje de Jerjes, sí, es clavado al del comic. Mis vecinos de butaca alucinan con el aspecto que le ha dado Miller, tan alejado, por ejemplo, de la pinta que tenía Darío III, uno de sus sucesores, en "Alejandro" de Oliver Stone: creo que para disfrutar de verdad está película hay que haber leído el comic previamente.
En fin, taquillazo, a pesar de la polémica que se ha buscado al intentar comparar a los antiguos persas con los actuales iraníes, o también gracias a ella. Después de los éxitos logrados con el universo Marvel ("Spiderman 3" está a punto de su estreno y creo que esta previsto llegar a la séptima secuela: ayer vi "Los Cuatro Fantásticos" y no me gustó, me pareció plana y la más infantil de todo este grupo de adaptaciones), empieza a abundar el cine basado en el comic más adulto. Esperanzador.
A esperar la segunda parte de "Sin City".

domingo, marzo 25, 2007

"Los tres entierros de Melquiades Estrada", de Tommy Lee Jones

Un inmigrante mexicano es abatido por los disparos de un policía de fronteras. En el monte, en la soledad del desierto, un disparo casi accidental, como en "Babel". Un crimen que sería fácil cubrir de indiferencia, de olvido: la víctima no es más que un pobre espalda mojada, un campesino sin familia. Sin embargo tiene un amigo que se convertirá en el brazo de la justicia. De la divina, claro.
Así, al asesino le espera la dura penitencia de devolver el cadáver de Melquiades a su tierra natal, Sísifo empujando la piedra. El viaje al otro lado de la frontera, desde el centro comercial y la autopista, al pueblo que vive de la tierra, surcado de senderos abiertos por manos callosas. El hombre que desanda el camino de la civilización, que se despoja de todo para reencontrarse arrodillado frente a un árbol, suplicando el perdón.
Primera película dirigida por Tommy Lee Jones. El guionista es ni más ni menos que Guillermo Arriaga ("Babel", "Amores perros"). Sobresale la segunda parte, la del viaje al pueblo natal de Melquiades, asi como las escenas de humor negro, donde el cadáver es protagonista. El director también encarna el papel de angel vengador, convincente, a la altura de su actuación en "El fugitivo".
Al principio pensaba que la película se iba a centrar en el asesinato, al estilo de "Lone star", pero creo que lo que realmente se ha intentado destacar ha sido el viaje. Y los muertos que les ajustan las cuentas a los vivos.

lunes, marzo 19, 2007

"Estación Central de Brasil", de Walter Salles

Una maestra jubilada redondea sus ingresos escribiendo las cartas que los humildes transeúntes de una estación de ferrocarril le dictan. Notas de amor en su mayoría, a real la pieza. Sin embargo muchas de ellas no llegarán a su destino, pues esta amanuense de alquiler tiene la mezquina costumbre de echar en un cajón, en vez de en el buzón, las cartas que su albedrío determina. El pueblo ignorante siempre es más fácil de manipular.
En su vida irrumpirá un niño que acaba de perder a su madre y que busca a su padre, al que no conoce y que vive en la otra punta de Brasil. Niño sin madre, mujer sin hijos. Se inicia la búsqueda, road movie al estilo de otras de adulto viajando con niño como "El verano de Kikujiro", aunque esta es anterior y bien pudo servir de inspiración a Kitano. Recorrerán el inmenso país: cada meta se puede considerar el fin del mundo. El vínculo afectivo que surge de las penalidades compartidas, se establecerá entre ambos a lo largo del viaje. Ella repasará las oportunidades perdidas y se reconciliará con el pasado que la ha conducido a una existencia fría y solitaria. Viaje redentor. Final feliz.
Según datos de la UNESCO, 781 millones de personas mayores de 15 años no saben leer ni escribir en el mundo.

sábado, marzo 17, 2007

"Syriana", de Stephen Gaghan

La escena cumbre de la película: los servicios secretos de Estados Unidos lanzan un misil contra el vehículo donde viaja un aspirante al trono de un país árabe. Se podría pensar en el caso de Saddam Hussein, Noriega, Milosevic y que esta es otra película que nos cuenta como los norteamericanos han tenido que salir otra vez de su territorio para salvar al resto de pobres mortales. Pura rutina. En esta ocasión, tal atentado terrorista no se produce para instaurar la democracia en una nación regida por un poder tiránico o despótico. El asunto que cuenta la película es que hay que matar a esa persona porque piensa, porque ha echado sus cuentas y resulta que dispone de la materia prima más preciada del mundo, y no se quiere conformar con bañarse en petrodólares y dilapidar su fortuna mientras su pueblo sigue cuidando rebaños de cabras y comiendo dátiles en el desierto. La muerte de un gobernante para servir a los intereses de las grandes empresas no es una leyenda urbana o un tópico de las teorías conspiratorias. Son hechos que figuran ya en la historia oficial. Otra verdad incomoda. Al final, solo se mata por dinero.
Es el cuarto aniversario del comienzo de la guerra en Iraq. Resulta que sí que había un arma de destrucción masiva en ese territorio, en realidad la tienen la mayoría de paises de la zona. Se llama petróleo y ha provocado cientos de miles de muertos. Y más que habrá.

domingo, marzo 11, 2007

Concierto de Fito y los Fitipaldis

Una banda de Rock&Roll. En algunos momentos, puro Rockabilly, como cuando atacaron con una versión de Los Rebeldes, "Quiero ser una estrella": probablemente Fito Cabrales ha conseguido el deseo pronunciado en ese título, una fama que nunca tuvo con Platero y tu (a Platero los vi una vez que fui a un concierto de Extremoduro: les preste poca atención: yo iba a ver a los otros). Además, salvo en las dos o tres canciones más comerciales, tienen un estilo musical un tanto pasado de moda, de los que no se suelen escuchar en la radio (suenan a muchos otros: a Los Secretos, a Sabina, a Los Rebeldes, a Springsteen). Oía el concierto y me parecía increíble que el aforo estuviera completo, hasta la bandera, que esa música tuviera éxito. Quizá sea su estética barrio-bajera y la autenticidad canalla que desprenden. Será que no todo está perdido. Y releo y me parece que los estoy poniendo mal: todo lo contrario. Al loro.

viernes, marzo 09, 2007

"Closer", de Mike Nichols

Cruce de miradas en el paso de peatones, sonrisitas, la atropella un coche, la llevas al hospital, casualmente no tiene casa ni trabajo ni conoce a nadie en la ciudad... : cuatro años de relación: no había más opciones.
Escribes un libro, vas a hacerte las fotos para la promoción, besas a la fotógrafa, bajas a la calle a buscar a tu novia para presentársela y que se entere de todo el lío... : relación a dos bandas: no había más remedio.
Chateas por internet con un tío pensando que es una mujer, cita a ciegas, abordas a la primera que te encuentras como un loco salido, ella se casa contigo en vez de llamar a un guardia... : siempre pasa lo mismo: inevitable.
La trama se inicia con el tropiezo entre un escritor de obituarios, como el Pereira (Sostiene) de Tabucchi, y una joven lolita de aspecto rebelde. A Pereira lo interpretó magistralmente Marcello Mastroianni en la adaptación cinematográfica de la novela: para el papel de Jude Law esa profesión solo contribuye a enternecerlo artificialmente, pura anécdota. La lolita solo podía ser Natalie Portman: la lolita del barrio de "Beautiful Girls", la fantástica inquietud de Jean Reno en "León". Lejos de la solemne reina de las galaxias, es el papel que más brilla junto al de Clive Owen.
En algunos diálogos se nota que es una adaptación de una obra de teatro. Las esforzadas actuaciones intentan alejarla del romanticismo más banal. Otra vuelta de tuerca a las relaciones sentimentales modernas, convirtiéndolas en sucesos extraños, en sinsentidos insostenibles llenos de mentiras y rencores. Tanto apretarla que termina siendo una película romántica, intranscendente, de galanes y galanas luciendo palmito que ni emocionan, ni conmueven. Y poco más.

martes, marzo 06, 2007

"Alatriste", de Agustín Díaz Yanes

Empecé a verla con algunas precauciones, desconfiando de las recreaciones históricas del cine español, sobre todo si hay batallas de por medio. Los escoceses de "Braveheart", los romanos de "Gladiator": después de ver estas películas, el listón queda muy alto. Sin embargo, rápidamente bajé los brazos: la cinta cumple. Poderoso caballero es Don Dinero, escribió Quevedo, y para este tipo de producciones, para que la época quede dignamente representada, hace falta mucho. La elección de actores me parece muy acertada, sobre todo Viggo Mortensen y los veteranos del tercio viejo de Cartagena que le acompañan. Fantásticos todos ellos. ¿Qué actor español podía haber hecho el papel del capitán de forma tan solvente? ¿Carmelo Gómez? ¿Banderas (¡horror!)? Mortensen lo realiza a la perfección, acertando hasta al hablar en susurros: así hablan los peligrosos, ya lo decía Makinavaja.
Conozco a fondo la obra de Arturo Pérez-Reverte. Lo he leído todo o casi todo: no me gustan sus artículos ni su eterno síndrome del Vietnam (Manu Leguineche también estuvo en un montón de guerras y no da tanto la paliza. A este le escuche decir que los corresponsales de guerra cumplen las tres des: Dipsómanos, Depresivos y Divorciados: no se cuantas cumplirá Arturo). El ciclo de Alatriste es fundamental en su obra y supongo que contribuyó significativamente a sentarle en la Academia. De sus novelas, la mejor me parece que es "El club Dumas". Con "La carta esférica" empezaron los altibajos de nuestro romance y la última, "El pintor de batallas", la dejé después de 100 páginas y sin ánimo de volver a abrirla.
Lo que nunca me ha convencido del todo han sido los finales de sus libros, bien lo sabes, y en la película, curiosamente, me ha pasado lo mismo: la batalla del sitio de Rocroi que cierra la proyección es un tanto pobre, falta de extras que llenen el encuadre: en vez de un tercio de Flandes parecen un octavo o un decimo. Se les debió terminar la pasta. Pero aún así, no le falta emoción. Igual que los soldados que iban a luchar por el rey, pobres pero cumplidores. Ay. Siempre la honra y los barcos.

martes, febrero 27, 2007

"Juego sucio (Infernal affairs)", de Wai Keung Lau y Siu Fai Mak

Infiltrados orientales. Esta película hongkonesa del año 2002 ha saltado a la fama a raíz de ser la inspiración de Martín Scorsese para la premiadísima "Infiltrados". Inspiración se queda corto: son la misma maldita película. Bueno, no, en realidad es la misma trama: la dirección, el montaje, la banda sonora, los actores (claro) , todo eso ha cambiado. En la historia la única diferencia relevante es que no hay triángulo amoroso alrededor del personaje de la psiquiatra y otra que no contaré para no desvelar el final. Y nada más, pequeños detalles del guión. La muerte del superintendente, la mano escayolada, el encuentro en el cine, las llamadas de móvil, el ascensor del final: todo igual.
Busco en imdb los créditos de "Infiltrados". En el apartado de guionistas aparecen William Monahan, Siu Fai Mak y Felix Chong. Estos dos últimos son los mismos de "Infernal Affairs" y supongo que figuran en la lista porque les comprarían los derechos para hacer "Infiltrados". Eso lo explica todo. O casi. ¿Cómo es posible que William Monahan haya sido premiado con el Oscar al mejor guión adaptado? En todo caso será el mejor guión copiado.

lunes, febrero 26, 2007

"Cartas desde Iwo Jima", de Clint Eastwood

Se dice que para el soldado japonés era peor el deshonor de ser hecho prisionero o de rendirse al enemigo que la propia muerte, y por tanto el suicidio era la alternativa preferida cuando no quedaba ninguna opción salvo la derrota. En la época de la Segunda Guerra Mundial la religión oficial del estado japones era el sintoísmo, con un rígido código de valores, y el centro del culto lo conformaba la figura del emperador. Se exaltaba el honor, el valor, el sacrificio personal y se despreciaba la muerte, puerta que se debía cruzar para unirse a los ancestros: más o menos como en cualquier religión. En Iwo Jima murieron casi todos los defensores japoneses, no sin antes causar un elevado número de bajas en el ejercito estadounidense. Ahí reside la justificación de lanzar las bombas atómicas sobre Hirosima y Nagasaki: el coste de someter al imperio japonés, isla a isla, pueblo a pueblo, iba a ser demasiado elevado en tiempo y vidas: mejor matar cientos de miles de golpe y que todos los muetos fueran japoneses.
La película plantea que el fanatismo suicida del ejercito nipón residía sobre todo en algunos mandos, más cercanos a valores patrióticos que el pobre panadero obligado a cargar con un fusil. También se habla del desconocimiento del otro bando, la propaganda que lleva al odio ciego: los soldados rasos, de cualquier nación, tienen más similitudes que diferencias.
El ejercicio llevado a cabo por el director de contemplar una batalla desde los dos frentes ha producido dos excelentes películas, muy distintas en su forma. Mientras que esta última se adentra más en la psicología de los personajes y el desarrollo de la batalla, la otra me pareció más fría en sus actuaciones (ya tiene su propia entrada en este blog) y se centra más en la manipulación informativa que se produce alrededor de cualquier guerra.
No creo que Eastwood triunfe esta noche (se entregan los premios Oscar) pero ni puñetera falta que le hace: película en versión original en japonés, que parece hecha en blanco y negro, o mejor solo en negro, de tan poca luz que se ha utilizado: la película que le apetece y encima le nominan. Que se lo den a Scorsese que no tiene ninguno. Pero no el de mejor película. Ese, a "Babel".