Un artista, en cada obra que realiza, vuelca una parte de su existencia: sus habilidades y conocimientos adquiridos, por supuesto, la evolución técnica que lo ha apuntalado en su profesión, pero también las vivencias, los traumas, los descubrimientos, los instantes de placer y de desgracia: nada queda fuera. Así lo ha hecho siempre Pedro Almodóvar a lo largo de su personal carrera, aunque nunca de modo tan evidente, tan directo, como ahora. Podría considerarse esta película su "8½"particular, pero creo que ese capítulo, habitual en la trayectoria de los grandes cineastas como ejercicio en el que abordar los dilemas creativos de la labor del director de cine, lo dejó completado de manera excelente con "Los abrazos rotos", una de sus mejores películas.
"Dolor y gloria" se entiende como un ensayo de autobiografía, de confesión vital del autor maduro, y desde esa sabiduría de la edad, dejar patente que ha habido mucho más dolor que gloria. Almodóvar es el apellido fundamental del cine español de las últimas décadas, un nombre propio que por sí mismo coloca a España en el panorama cinematográfico mundial: sin Pedro no habría nada, o muy poco, más allá de nuestras fronteras. Premios, reconocimientos y alabanzas allende los mares para el director manchego, méritos que también ha recogido en su país, pero sin faltar tampoco en ello el carácter cainita del mundillo cultural español: duele más una mala crítica que mil elogios.
Dolor, entonces, dolor por encima de todo, y no sólo el dolor del espíritu, el alma atribulada a diario, sino también un intenso dolor físico. Sostiene Salvador Mallo, trasunto certero de Almódovar en el celuloide, que la profesión de director de cine, el oficio envidiable de cineasta, requiere de grandes esfuerzos, de soportar intensas jornadas de rodaje: Miguel Ángel con la espalda destrozada bajo el techo de la Capilla Sixtina. ¿Se puede ser genial sin dolor? ¿Se puede considerar el arte como una actividad salvadora? Circulo vicioso que puede (que debe) acabar mal.
El director elige a Antonio Banderas (quién si no) para representarse a sí mismo, y para retratar los conflictos que han regido su vida, los familiares, los sentimentales y los profesionales, coloca a Julieta Serrano y Penélope Cruz para encarnar a su madre en distintas edades, a Leonardo Sbaraglia para el amor de juventud y a Asier Etxeandia para ser el sufrido actor, pues, según se cuenta, los rodajes del manchego se distinguían por llevarse por delante algún que otro ego interpretativo. Merece ser destacado el momento de emoción apenas contenida que logran Antonio Banderas y Leonardo Sbaraglia recreando un reencuentro tan doloroso como glorificado: la demolición personal que producen las adicciones y la victoria incontestable que supone superarlas. La adicción, sea al trabajo, a las drogas o a otras personas, es la verdadera protagonista de esta película.
Que tal Licantropunk!
ResponderEliminarTodavia no la he visto. Creo que no me he dejado atras ninguna peli de Almodovar, son muy pocos los titulos que considero flojos, como bien dices ha hecho mucho pero mucho por nuestro cine. Creo que con este director pasa un poco lo que con Woody Allen, o se le ama o se le odia, aunque desgraciadamente al final acabamos metiendo en la misma olla consideraciones de tipo politico que poco o nada tienen que ver con el cine. Creo recordar que en Francia practicamente se le idolatra.
Interesante tu reseña.
Saludos!
No la vi, pero el elenco me invita a hacerlo pronto. Además la temática y esta reseña Licantra la pintan bien.
ResponderEliminarAbrazo!
soy fan de su cine así que no me va a costar nada el ir. Creo que Fran hace una linda comparación y justa con Woody por lo que representan. Si creo que hizo películas mejores y peores pero bueno, hablamos de uno del os grandes.
ResponderEliminarBanderas está a la altura? es la única duda que me queda pero creo que ya creció bastante, por lo que dicen está muy bien. Saludos...
Estupenda crítica, como es habitual en ti
ResponderEliminarA mí también me ha gustado mucho esta película, para mí una de las mejores de Almodóvar. No creo que tenga muchos elementos autobiográficos. Puede que algunos recuerdos de su infancia, pero creo que poco más. Magnífico Banderas.
Poco después de la verla estuve en mi pueblo que es como una capsula del tiempo, pues aún hay costumbres propias de cuando yo era un niño. Me hizo rememorar la película y trasladarme a mi niñez, y de eso hace mucho tiempo.
Por cierto, gracias por referirte a mi hace ya unas cuantas películas.
Terencio