Durante décadas un par de nombres, que se hicieron familiares al espectador e indisociables al propio nombre del celebérrimo director neoyorquino, aparecían acompañando al de Woody Allen en los créditos de sus películas: letras blancas sobre fondo negro surgen en pantalla mientras suenan unos suaves acordes de jazz: tipografía Windsor como marca de fábrica, permitiendo la identificación inmediata del autor que mostrará su celuloide acto seguido. Charles H. Joffe y Jack Rollins fueron los representantes de Woody Allen desde los años cincuenta, y hasta la época actual (Joffe falleció en 2008 pero Rollins, a pesar de almacenar casi cien años, sigue figurando en el equipo de la obra más reciente de Allen, "Blue Jasmine"), aparecen, no sabría decir en qué película no, participando en la producción del universo alleniano.
Si en "Broadway Danny Rose" Woody Allen pretendió reflejar cómo era su relación con sus managers, qué tipo de personas eran las que se ocupaban de las facetas más mundanas de su ya (1984 es la añada de la cinta) por entonces exitosa carrera, si ésa era su intención, no cabe duda de que Allen estaba muy contento con ellos. Danny Rose (Woody Allen) es un agente de artistas de segunda (o bastante más allá) fila: instrumentistas de copas de agua, modeladores de globos hinchables, xilofonistas ciegos, hipnotizadores capaces de dormir pero no de sacar del trance a sus... víctimas. Danny Rose pierde más tiempo y dinero con su humilde troupe del que sería soportable para la supervivencia de su negocio. Pero su optimismo incombustible y su amor por el vodevil, superan cualquier inconveniente. Entre sus protegidos hay uno que parece que puede llegar a triunfar, el cantante Lou Canova (Nick Apollo Forte), un one-hit wonder de los años dorados del rocanrol (su mayor éxito es una canción sobre la indigestión de comida italiana, "Agita"), reconvertido a cantante melódico al estilo Tom Jones (el tigre sexual más hortera del escenario) al que se le presenta la oportunidad de un buen contrato. Pero Lou tiene una amante, Tina (Mia Farrow), rubia vampiresa suburbial, malhablada y malhumorada: la chica del gangster. En esta historia Woody Allen intentó acercarse a la comedia italiana y ese espíritu se traslada al entorno familiar del personaje de Mia Farrow, Tina Vitale (Mia Farrow está irreconocible, escondida tras unas enormes gafas negras y un carácter chulesco y distante: gran actriz), y al estilo mafioso de un antiguo pretendiente que, celoso y pasional, confunde a Danny con Lou: ¡vendetta! El enredo inevitable de las películas de Woody Allen está servido y ese error de identificación es la peligrosa anécdota acerca de Danny Rose, que un grupo de veteranos personajes del gremio de la actuación recuerdan muertos de risa en una mesa del restaurante Carnegie Deli de Nueva York: memorias de la profesión que introducen la película como una historia muchas veces contada, recuerdos en sepia que se vuelven leyenda y que arrojan la sensación de asistir a un homenaje crepuscular, la descripción de un negociante honesto y apasionado, un arquetipo extinto que se vuelve legendario: Danny Rose, ese ingenuo enamorado de las candilejas y de los aplausos.
Un aplauso para tu texto, mi querido Licantropunk... me has hecho recuperar unas ganas terriblemente atractivas de volver a disfrutar de Broadway Danny Rose. Gracias mil.
ResponderEliminarUn beso
Hildy
Yo no la había visto, hay varias de Woody Allen de las que aún no he disfrutado: ésta ha sido una.
EliminarMe encanta esta película de Allen! me sucede con ella como con Días de Radio... me provoca una enorme nostalgia por algo que nunca viví y sin embargo ahí está.
ResponderEliminarCuriosa cualidad que no deja de ser una las razones de mi amor al cine (entre muchas otras, claro, jeje)
Saludos!
El cine deja una impronta en la memoria: memorias de celuloide. En muchas ocasiones el sentimiento que arroja una película es una sensación vívida: sufrir, disfrutar: qué grande.
EliminarCon Broadway Danny Rose pone en marcha una obra de pretensiones comedidas, en la que todo transcurre sin efectismo, ni situaciones que busquen forzadamente la comicidad. En cierto modo, podría afirmarse que se trata de una sutil y casi romántica visión del mundo del espectáculo, pero analizado éste desde su perspectiva menos ostentosa y exuberante; es decir, haciendo suyo esa especie de zoológico, entre disparatado y lírico, que habita los escenarios de variedades. Consciente o inconscientemente, sin embargo, no puede Woody evitar viejas pasiones cinematográficas. No puede en Broadway Danny Rose olvidar el ineludible poder ejercido por el entorno urbano, la complejidad vital que imprime una ciudad que se mueve vertiginosamente, sin jamás detenerse a mirar su propio movimiento; como tampoco le es posible en la película no acudir a la atmósfera sentimental de su perenne juicio amoroso, aunque en esta ocasión la sentencia pasiva que le mueve en Sueños de un seductor, en Annie Hall, o Manhattan, se transforma en una decidida voluntad por no dejar su amor secreto, por no conformarse a ver cómo serenamente el presente se le va de las manos, dejándole impotente y solitario.
ResponderEliminarPerdona esta disertación,amigo,pero la ha causado tu estupendo post.
Abrazos mil.
¿Perdona? Gracias a ti, amigo Francisco. Sí, estoy de acuerdo contigo. El cine de Woody Allen ha ido más allá del gag afortunado, de la frase imperecedera. Sus películas esconden dobles sentidos, tramas paralelas, sentimientos que apenas se deja que el espectador los vislumbre pero que están ahí, muy presentes y recabando protagonismo. Lo único que ha logrado con eso es engrandecer su cine aún más, no anquilosarse en el arquetipo cómico y profundizar en sus tramas hasta hacerlas realmente brillantes.
EliminarAunque no me gustó la primera vez que la vi (en cine), después de todos los bodrios que nos ha enchufado Woody Allen, cuando la he vuelto a ver, hasta diría que me parece (bastante) buena...
ResponderEliminarEn esta ocasión ya no he querido entrar en valoraciones y comparaciones con otras películas de su filmografía. ¿Para qué? Woody Allen es un grande del cine al que no hace falta que yo lo defienda, ¡faltaría más! Además yo soy muy malo poniendo notas o estableciendo rankings. Intento ser sincero en mis opiniones y punto. Pero, por supuesto, hay que ser justo y ecuánime: en las duras y en las maduras.
EliminarTiene el encanto especial de las obras consideradas "menores" de Woody Allen. Sus comidas de Acción de Gracias, sus representados entre los que figura un pingüino que patina vestido de rabino... es una película que me gustó mucho.
ResponderEliminarSaludos y Feliz Año.
Borgo.
Tiene escenas tremendas y una gran cualidad en muchas de ellas: la cualidad de sutil. Esas pequeñas sensaciones, ideas, conclusiones, que Woody Allen desliza casi sin notarse, como bien apunta Francisco Machuca en su comentario. Lo que algunos califican de este director como menor es lo que la mayoría ni soñaría con alcanzar, fijo.
Eliminarya ni se cual vi y cual no de ese universo Allen del cual soy fan... reconozco las obras menores, pero también las disfruto... en todo caso siempre es lindo leer sobre Woody y sus manías en forma de films... grandiosos en su mayoría... salu2...
ResponderEliminarMuy bien dicho, JLO. Además, si las disfruta, ¿por qué considerarlas menores? ¿Por qué es lo que juzga la mayoría del público o cierto crítico? Woody Allen hace la película que le parece bien hacer y luego cada par de ojos que contemplen su película le gustará más o menos, esto del cine no tiene mucho más misterio, pero en los últimos años detecto mucha animosidad previa contra la obra del director neoyorquino. Y estoy en contra de visceralidades e ideas preconcebidas: ver (o no ver, por supuesto) y decidir por uno mismo.
EliminarMr. Licantropunk, la vi hace mucho y de ella tengo buenos recuerdos, Mia Farrow, uno de ellos, esta sensacional. Sutil y exuberante. Saludos.
ResponderEliminarNo es el registro en el que estamos acostumbrados a ver a esta excelente actriz, suele aparecer más tímida y apocada, pero defiende su papel a la perfección.
EliminarPor lo visto aquí, sería considerada camaleónica Mia Farrow. Ahora que en casa estamos repasando la filmografía completa de Allen he querido notar que, en algunas películas, el bueno de Woody maquillaba y arreglaba a sus actrices para que se parecieran a Diane Keaton. Me ocurrió viendo "Hannah y sus hermanas" Esta "Broadway Danny Rose" es de las pendientes que nos quedan por revisar. Pero hay ganas. Muchas. Abrazos.
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