De una novela del montón sale una película del ídem. Sí, yo también la he leído: todos tenemos derecho a cometer errores. Siempre he sentido interés por temas de sociedades secretas, conspiraciones vaticanas, enigmas históricos (desde un punto de vista bastante escéptico, sinceramente) y las revelaciones que Dan Brown aporta al neófito en su best seller ya las conocía con anterioridad. La orden del Temple y su violento final; los secretos del abate Sauniere en su parroquia de Rennes-le-Chateau; las intrigas de la secta ultraconservadora del Opus Dei (de estos sabía que el único dios al que adoran es a Don Dinero, no conocía su inclinación a la mortificación de la carne pecadora: me cuesta imaginarme a Federico Trillo o a Isabel Tocino apretándose un cilicio o golpeándose la espalda con un látigo) descritas en escenas que seguro que no le han hecho ninguna gracia a los seguidores de San Escrivá. Y también había leído que Jesucristo conocía bíblicamente a María Magdalena: me lo había contado José Saramago en "El Evangelio según Jesucristo".
El increíble éxito del libro de Dan Brown, más allá de polémicas religiosas, puede deberse sin más a que todo se basa en el análisis, con mucha imaginación, del cuadro de "La última cena" de Leonardo Da Vinci. Se pone un muerto en las primeras páginas, se plantean un par de acertijos que hagan pensar al lector, se buscan tres pies al gato del cuadro y a correr. El cuadro, a humilde e ignorante primera vista, es una pintura de un grupo de personas sentadas a una mesa compartiendo una cena, o más bien parece que ya han terminado de cenar y están discutiendo quién es el que paga la cuenta, porque se les ve un tanto alborotados. Quizá si contamos los dedos de los pies que aparecen en el cuadro y lo multiplicamos por el número de platos vacíos nos resulta el número de la bestia o la edad de Elizabeth Taylor. Como el genial pintor falleció hace tiempo y no sintió la necesidad de dejar por escrito que la cena que pintó tiene más claves secretas que la banca de Suiza, interprete usted lo que quiera, póngalo por escrito y si suena la flauta igual se forra.
Recomiendo, si no se ha leído el libro, que se vea la película: se perderá menos tiempo y, por una vez y dentro de lo malo, es mejor la segunda que el primero. Reparto de postín, director de renombre, preciosas localizaciones: mucha pasta en cada plano. A pesar de ello a Tom Hanks se le ve un poco pasota y la endeble intriga pergeñada por Dan Brown en su pastiche (todo lo que saca en su libro lo ha sacado de otros autores e incluso ha tenido juicios por presunto plagio; los acertijos que se inventa son bastante ridículos; se ha documentado poco y mal: decir que Silas se fuga del penal de Andorra y que coge un tren a Santander es como decir que se va a esquiar a los Monegros y desde allí coge el barco hasta el puerto de Teruel) no se arregla por mucho que se le pase el pastel a Akiva Goldsman, el oscarizado guionista de "Una mente maravillosa" dirigida también por Ron Howard.
Para disfrutar de verdad de la leyenda del Santo Grial nada como ver "Excalibur" de John Boorman (disfrutando también de su banda sonora) o leer "Perceval" de Chrétien de Troyes. O las dos cosas.
Ja.Ja.¡Trillo y la Tocino!¡Genial!No he leído el libro ni pienso hacerlo.La película:ni pensarlo.No me gusta el pelirrojo Ron Howard,discípulo de George Lukas.Para entrar en fuego literario sobre temas secretos está La secta de la niebla,círculo literario al cual pertenecían,entre otros;Julio Verne,Bram Stoker,Arthur Machen,Conan Doyle,Lord Dunsany.En sus historias hay cosas ocultas que hay que ir desentrañando poco a poco.Historias y autores muy inteligentes.
ResponderEliminarUn saludo.
Si el libro es malo la película es aún peor. Una verguenza fílmica.
ResponderEliminarLa vi en vídeo y la verdad que casi la estampo contra la pared.
Pues ni leí el libro ni pienso ver la película... con todas las películas que me quedan por ver tras tus post... no puedo perder mi tiempo!!! jeje.
ResponderEliminarUn besote, Licantropunk
francisco machuca: ni leer, ni ver, totalmente de acuerdo. Tomo nota de "La secta de la niebla"
ResponderEliminarblanca vázquez: vergüenza fílmica y estampar contra la pared me parece que ilustran suficientemente tu opinión.
margot: tu lo has dicho: a otra cosa.
Saludos a todos